Nos mantenemos alcistas, pero añadimos algo de cobertura
Al observar la trayectoria del mercado de renta variable durante el primer semestre de 2024, nuestros lectores asiduos podrían —a primera vista— sacar la conclusión de que la hoja de ruta que diseñamos para el 2024 no se está materializando según lo previsto. Recordaremos aquí que nuestro pronóstico preveía que, tras un primer trimestre positivo, los mercados entrarían en una fase de consolidación, con una probable corrección del mercado (del orden de -10% a -15%) impulsada bien sea por factores endógenos, como una inflación persistente o una decepción en el ciclo de inversión en IA, o por un shock exógeno acaecido en el ámbito político o geopolítico.
Las crecientes tensiones en Oriente Medio a mediados de abril podrían haber sido una excusa perfecta para que los principales índices de empresas de gran capitalización se tomaran un respiro. Sin embargo, la caída de abril resultó ser un simple tropiezo en un primer semestre por lo demás histórico. Al 10 de julio, el S&P 500 se situaba un 12.3% por encima de su mínimo de abril, mientras el Nasdaq había subido un 20.0%. Medidos desde los mínimos de octubre de 2023, estos índices emblemáticos han subido un 35.5% y un 45.0%, respectivamente.
Sin embargo, cuando observamos más detenidamente la evolución de los mercados financieros desde el comienzo del año, vemos que nuestras predicciones para el primer semestre de 2024 fueron solo parcialmente erróneas. Como mencionamos anteriormente, el rendimiento del mercado financiero durante el primer semestre de 2024, por muy impresionante que haya sido, resultó sumamente excluyentes tanto en los mercados de renta fija como en los de renta variable.
Por lo que se refiere a la renta fija, los bonos de riesgo, incluidos los bonos de alto rendimiento y los bonos de mercados emergentes, han generado la mayor parte de los rendimientos de esta clase de activos en lo que va de año. Mientras tanto, los bonos de deuda pública se han mantenido en su mayoría planos en un contexto de rendimientos pertinazmente altos y de creciente emisión de bonos, en contraposición con el estancamiento de la oferta de bonos de alto rendimiento.
Paralelamente, el estrecho liderazgo del mercado de renta variable, concentrado en los valores de mayor renombre de los índices y en el tema de la IA, sigue acaparando la atención de los observadores del mercado. El ensanchamiento de la brecha entre el S&P 500 y su versión de igual ponderación pone de manifiesto la dicotomía existente entre los gigantes de la TI y el resto del mercado, a la vez que confirma una consolidación actualmente en curso en este último. El mismo movimiento de bifurcación se está produciendo en el ámbito de la renta variable mundial, donde los sectores de la TI y comunicaciones están empujando al alza un índice que, por lo demás, presenta movimientos laterales.
Añadimos algo de protección a la baja
Si bien los mercados estrechos no constituyen de por sí un obstáculo, acentúan la importancia que tienen la exposición a valores líderes y un correcto posicionamiento para aprovechar al máximo los rendimientos del mercado. Independientemente de la amplitud del mercado, no obstante, el impresionante recorrido de la renta variable desde el mínimo registrado en octubre de 2023 pone a inversionistas que, como nosotros, han participado plenamente en el mismo, en una difícil posición.
Por un lado, los indicadores de sentimiento de los inversionistas no se hallan en terrenos extremos y a pesar de las comparaciones actuales con la burbuja de las puntocom, mantenemos la opinión de que el contexto del mercado, tanto desde el punto de vista de resultados empresariales como de múltiplos bursátiles, (todavía) no es equivalente al de 1999. De los frecuentes contactos con nuestros clientes no se desprende que tengan un entusiasmo desbordante por incrementar sus asignaciones a valores de «Los siete magníficos» de Wall Street o que padezcan el síndrome del miedo a perderse una oportunidad de inversión (FOMO, por sus siglas en inglés).
Por otra parte, en términos técnicos, el mercado está maduro para una corrección. Las correcciones de los mercados alcistas son saludables y, en última instancia, permiten una extensión de la tendencia primaria alcista. Además, las turbulencias políticas que afectan actualmente a Europa y Estados Unidos (volveremos sobre ello más adelante) añaden otra capa de incertidumbre al panorama actual, multiplicando así los desencadenantes potenciales de una caída. Creemos que existe un potencial para una fuerte y rápida corrección del mercado a lo largo del verano septentrional. Gestionar dinero requiere, en última instancia, aplicar una mezcla sutil de arte, ciencia e intuición y hoy, las alarmas de nuestra intuición están sonando. A diferencia de muchos de nuestros homólogos, hemos mantenido una postura alcista desde que el mercado tocó fondo en octubre de 2023.
Creemos que es a la vez útil y oportuno, en particular desde una perspectiva de costos, proteger este rendimiento. Por lo tanto, hemos decidido cubrir parte de nuestra exposición a la renta variable comprando protección en el segmento de mercado que prevemos que encabece la caída, al igual que lideró la subida, es decir, el segmento de la TI estadounidense. Concretamente, hemos cubierto la exposición a la renta variable en nuestros perfiles de carteras Renta, Equilibrado y Crecimiento, colocando 15, 20 y 25 puntos básicos, respectivamente, en seguros de cartera, lo que corresponde al 4%, 5% y 7% de las carteras.
Replicar la táctica empleada la última vez que implementamos protección a la baja en el verano septentrional de 2022 nos permite reducir dinámicamente el riesgo en nuestras carteras, sin tener que recurrir a una venta directa de acciones que alteraría una construcción de cartera que, por lo demás, nos sigue siendo provechosa. Además, si la corrección resultara ser especialmente rápida, tomar la decisión de ejercer la opción es mucho más eficiente que decidir cuándo y dónde reincorporarse al mercado.
La política es importante… ¿Hasta qué punto?
Junio fue testigo de dos acontecimientos que sitúan a la política en primer plano para la segunda mitad de 2024. Se trata de la inesperada convocatoria de elecciones legislativas en Francia y del primer debate presidencial en la carrera electoral estadounidense entre Joe Biden y Donald Trump.
Si el impacto de las elecciones francesas —así como de las elecciones británicas, por cierto— probablemente tenga un efecto limitado para los inversionistas mundiales y deje de ser una de nuestras principales preocupaciones de momento, el panorama es diferente en Estados Unidos puesto que el presidente Biden continúa como candidato principal de los demócratas en la carrera electoral, a pesar de las dudas sobre su capacidad para el cargo, en particular en el seno de su propio partido, el mercado parece estar generando una «prima de riesgo Trump». Este proceso refleja una probabilidad significativamente creciente de que el anterior inquilino de la Casa Blanca gane las elecciones en noviembre.
En conjunto, en el supuesto de una victoria arrasadora de Trump (es decir, que los republicanos se hagan con la presidencia y con el control del Congreso), la preocupación por la sostenibilidad de la deuda de Estados Unidos podría convertirse en un grave lastre para el mercado de bonos estadounidense. Al mismo tiempo, hasta las elecciones, la normalización continuada de la economía estadounidense propicia que el rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos continue bajando y desaconseja reducir la exposición a la duración en este momento. Intentar predecir el resultado y el impacto de las elecciones es prácticamente imposible. Por lo tanto, seguimos analizando de cerca los acontecimientos en el mercado estadounidense de bonos.
Si bien la política no determinará por sí sola el curso de la evolución del mercado en el resto del año, tal y como subrayamos más arriba, constituye una fuente añadida de incertidumbre que podría contribuir a provocar una corrección pasajera en el mercado de renta variable estadounidense, un proceso que consideraríamos saludable y beneficioso.