Cuando los factores se alinean: Los eventos que sacudieron a los mercados
El lunes 5 de agosto de 2024 se suma a la lista de “días negros” para los mercados financieros globales. El índice del mercado mundial de Bloomberg cayó 3.2%, siendo las bolsas japonesas las que más sufrieron con caídas de 12.4% en el NIKKEI 225. El índice que mide la volatilidad de las acciones del S&P500, conocido como índice VIX se disparó a niveles de 38.6, de 23.4 al cierre de la semana anterior. El mercado cambiario también se vio afectado, destacando la depreciación del Rand Sudafricano (-1.4%) y del Peso Mexicano (-0.92%), entre las principales monedas afectadas.
El colapso temporal de los mercados financieros -los índices han recuperado la mayor parte de las pérdidas-, fue provocado por una confluencia de factores que sirvieron de catalizadores para una corrección que probablemente tenía que ocurrir tarde o temprano: (1) los temores por una desaceleración mayor a la esperada en Estados Unidos; (2) la decisión del Banco de Japón de subir, por segunda vez en el año, su tasa de interés y (3) la caída en el valor de las acciones denominadas “Los 7 magníficos”.
El Fed y la posibilidad de recesión en Estados Unidos
La incertidumbre del mercado comenzó a escalar el miércoles 31 de julio, tras la decisión de la Reserva Federal de mantener sin cambios las tasas de interés, aunque dejando abierta la posibilidad de un recorte en septiembre. Hasta aquí todo parecía estar en línea con lo esperado. Sin embargo, los inversionistas empiezan a generar cierta ansiedad con respecto a los comentarios que hace el Fed. Entre otros, preocupó el cambio en la percepción del mercado laboral.
En el comunicado, reconocen que la creación de empleo se ha moderado y que la tasa de desempleo ha subido, cuando en junio lo habían descrito como fuerte con una tasa de desempleo que se había mantenido baja. En la conferencia de prensa, el presidente Jerome Powell admite que se debatió sobre la posibilidad de bajar la tasa en esa reunión, pero finalmente se decidió esperar a ver más datos. Estas declaraciones reforzaron la expectativa de que el Fed comenzaría a reducir las tasas en septiembre.
Las alarmas saltaron el viernes, tras el reporte de empleo, que ubicó la tasa en 4.3% de 4.1%, lo cual no pareciera, a primera vista ser un incremento significativo de no ser porque, con este dato, se cumplió la Regla de Sahm. Esta regla, creada por la economista Claudia Sahm, es un indicador que señala el comienzo de una recesión cuando el promedio de la tasa de desempleo de tres meses (4.1%) aumenta más de 0.5 puntos porcentuales vs. la tasa mínima promedio de tres meses observada en los últimos 12 meses (3.6%).
La economía estadounidense está lejos de una recesión, al menos de momento. De hecho, esta misma semana otro indicador adelantado de recesión se revirtió. La pendiente de la curva de rendimientos, que había permanecido negativa por más de diez meses, volvió a terreno positivo, señalando una posible mejora en la confianza económica a largo plazo.
Sin embargo, sí hay varias señales que apuntan a una ligera desaceleración hacia adelante. Los datos de empleo más débiles, el reciente aumento en la tasa de desempleo combinados un desempeño débil de algunos sectores, como el manufacturero, sugieren que la economía podría estar enfrentando vientos en contra que limitarán el ritmo de crecimiento en los próximos meses. Aunque no se espera una recesión inminente, estos indicadores subrayan la necesidad de cautela en las expectativas económicas en un entorno de alta incertidumbre.
El Banco de Japón y el carry trade
A esto hay que añadir que, el mismo día de la decisión de la Reserva Federal, el Banco de Japón anunció su decisión de subir la tasa de interés a 0.25%, por segunda vez en el año. Asimismo, anunció sus planes para reducir el programa de compra de bonos. En su comunicado, la autoridad monetaria japonesa fue muy agresiva al dejar abierta la puerta a mayores alzas de tasas en el futuro.
Aquí el problema es que el banco central de Japón (BoJ) lleva muchos años con las tasas de interés en 0%, lo que fue propicio para el llamado carry trade, que no es más que endeudarse en una moneda en donde la tasa de interés es baja (Japón) e invertir en otra en la que las tasas son más altas, por ejemplo el caso de México. Al subir el BoJ la tasa, el carry trade se hace menos atractivo
La IA y los Siete Magníficos
Otro de los factores que confluyeron en el pasado lunes negro fue la caída de las acciones del sector tecnológico, en particular las conocidas como las “Siete Magníficas”, cuyo peso en los índices bursátiles ha cobrado especial relevancia. La caída en el precio de estas acciones afectó significativamente los índices bursátiles, así como el rendimiento de muchas carteras de inversión, incluidos fondos de pensiones, provocando ventas adicionales por parte de inversionistas buscando reducir su exposición al riesgo. Estas siete acciones son: Apple (AAPL), Microsoft (MSFT), Alphabet (GOOGL), Amazon (AMZN), NVIDIA (NVDA), Tesla (TSLA) y Meta Platforms (META).
El desempeño reciente de estas acciones ha estado basado en la idea de que los gigantes tecnológicos serán los más beneficiados por el tema de la inteligencia artificial. Sin embargo, a pesar de que los resultados al segundo trimestre de estas empresas fueron mixtos, la perspectiva hacia delante mostraba cierta incertidumbre relacionada con las inversiones en inteligencia artificial. En particular, preocupa la rapidez con que las inversiones podrían traducirse en beneficios financieros concretos.
La turbulencia experimentada el lunes 5 de agosto de 2024 sirve como un recordatorio de la fragilidad y la interconexión de los mercados financieros globales en un entorno de creciente incertidumbre. Los factores que convergieron ese día —desde la preocupación por la economía estadounidense hasta la inesperada acción del Banco de Japón y la volatilidad en el sector tecnológico— subrayan la complejidad de los desafíos que enfrentan los inversionistas en la actualidad.
Aunque la rápida recuperación de los mercados sugiere resiliencia, también plantea preguntas sobre la sostenibilidad de las valoraciones actuales y la capacidad de los mercados para absorber futuros choques. En este contexto, es esencial mantener una vigilancia constante y un enfoque flexible, ya que los riesgos subyacentes continúan evolucionando y el próximo episodio de volatilidad podría estar a la vuelta de la esquina.