La poderosa propaganda del superpeso

Desde el oficialismo, se sigue usando al súper peso y a las remesas como indicadores de la fortaleza de la economía mexicana. Nada más falso.
Sin embargo, hay que admitir que su uso frecuente para fines de propaganda política, le sigue funcionando bien al gobierno de Claudia Sheinbaum, como lo hizo con tanta frecuencia y eficacia López Obrador. No por nada en las encuestas de desempeño del gobierno, el manejo de la economía sigue siendo el segundo rubro mejor calificado, solo detrás de los programas sociales.
Y es que para la gran mayoría de mexicanos es sencillo aceptar la idea, de primera instancia, que si el peso no se deprecia frente al dólar, a pesar de las amenzas de Donald Trump y los desbarajustes financieros mundiales que provoca, es simplemente porque la economía mexicana es fuerte.
Un discurso, con efecto parecido entre la población, es el que se lanza cada vez que se anuncia que llegaron al país miles de millones de dólares en remesas, como si fuera obra y gracia del gobierno federal. Mensajes falsos, pero con fuerte impacto a favor del oficialismo entre la opinión pública.
Incluso, entre los medios especializados en asuntos económicos se ha aceptado la explicación del super peso en razón de la fortaleza de una economía a toda prueba.
Y es que, a primera vista, las cifras parecen darle la razón. En los últimos tres meses desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca, un periodo con grandes volatilidades financieras globales derivada de la incertidumbre comercial y económica en el mundo, la paridad entre el dólar y el peso mexicano se ha mantenido en un rango relativamente estrecho: Entre un máximo de 20.85 pesos por dólar, del 4 de marzo, y un mínimo de19.86, del 14 de marzo.
Ayer, para cerrar esta corta semana financiera, el tipo de cambio fix -que calcula el Banco de México- nuevamente cerró por debajo de los 20 pesos por dólar, a 19.97 pesos. Y nos preguntamos ¿acaso ésta nueva revaluación del super peso es realmente un indicador de la buena salud de la economía?
La respuesta breve es no. La salud de la economía y de las finanzas públicas está comprometida y sus preocupantes tendencias del último año podrían desembocar en una pérdida del grado de inversión a inicios de 2026. Cuestión que, por sí sola, debería causar estragos en la paridad cambiaria. Pero no ha sido así.
La propia gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez, dijo en el Senado que prevé atonía en la economía para el año. Así que, es probable que en su próximo informe trimestral de mayo, Banxico modifique a cerca de 0% su pronóstico de crecimiento para este año.
Con estancamiento o recesión, los ingresos fiscales caerán inevitablemente, mientras que el gasto público tendrá que ajustarse aún más, agrandando los problemas de liquidez que ya enfrenta la hacienda pública. Una situación así, complicará cualquier plan para solventar las atribuladas finanzas de Pemex y emprender los proyectos de Sheinbaum para el año. A todo esto, con riesgos exacerbados por la incertidumbre y volatilidad por las políticas de Trump.
Así que el llamado super peso no responde a la salud de la economía. Más bien es la creciente debilidad del dólar estadounidense lo que mantiene relativamente estable al tipo de cambio. Desde que Trump asumió la presidencia, el índice Bloomberg Dólar Spot (que indica el comportamiento del dólar frente a una canasta de divisas) ha caído -9.2% y está en su nivel más bajo desde marzo de 2022.
No es el super peso. Es un dólar débil, combinado con los altos rendimientos que paga el gobierno mexicano a quien compre su deuda.
samuel@arenapublica.com
