La agenda está sobre la mesa, es momento de tener un plan

La clave para México radica en construir un plan que no solo responda a las amenazas, sino que defina una estrategia para avanzar, protegiendo nuestros intereses y fortaleciendo nuestra posición en la región.
2 Diciembre, 2024
Claudia Sheinbaum y Juan Ramón de la Fuente en conversación telefónica con Donald Trump (Foto: @Claudiashein)
Claudia Sheinbaum y Juan Ramón de la Fuente en conversación telefónica con Donald Trump (Foto: @Claudiashein)

La victoria de Donald Trump marca el regreso de un liderazgo polarizador, con efectos inmediatos para México y el mundo. La guerra en Ucrania, las tensiones en Medio Oriente, la competencia tecnológica con China y los ajustes en el comercio global son algunos de los temas que dominarán el próximo año.

En este contexto, México enfrenta un reto particular: un presidente estadounidense que ha retomado una agenda claramente hostil en temas migratorios, comerciales y de seguridad, que nos involucran de manera directa.

Las amenazas de Trump no son nuevas, pero esta vez llegan con mayor determinación: frenar la migración, castigar las importaciones mexicanas y escalar la lucha contra el fentanilo. Pero este panorama, aunque desafiante, también ofrece una oportunidad. La clave para México radica en construir un plan que no solo responda a las amenazas, sino que defina una estrategia para avanzar, protegiendo nuestros intereses y fortaleciendo nuestra posición en la región.

La relación entre ambos países es profunda y compleja. Con un comercio bilateral que superó los 700 mil millones de dólares en 2023, México es el principal socio comercial de Estados Unidos. Los aranceles o barreras que Trump ha amenazado imponer no solo impactarían nuestra economía sino también la estadounidense. Además, se pondrían en jaque la integración de varias cadenas de valor entre los dos países. Recordemos que varios productos cruzan la frontera varias veces durante su proceso hasta quedar terminados. 

En temas como la migración y el tráfico de fentanilo, es fácil caer en narrativas simplistas que culpan a un solo lado. Sin embargo, estas son problemáticas transnacionales que requieren soluciones conjuntas y coordinadas. Culpar exclusivamente a México no solo ignora las dinámicas internas de Estados Unidos, sino que también menosprecia los beneficios de la colaboración bilateral.

Si algo quedó claro durante el primer mandato de Trump es que su enfoque es eminentemente transaccional. Trump no se mueve por principios ideológicos, sino por intercambios concretos: ¿Qué se puede ofrecer para obtener lo que se necesita? Esto, aunque desafiante, abre una puerta para que México negocie desde una posición estratégica.

Por ejemplo, en el tema migratorio, México podría proponer soluciones que fortalezcan el control fronterizo y combatan las redes de tráfico humano, siempre desde un enfoque respetuoso de los derechos humanos y la soberanía nacional. En el caso del fentanilo, liderar una estrategia conjunta con Estados Unidos podría incluir desde el desmantelamiento de laboratorios clandestinos hasta acuerdos para frenar el flujo de precursores químicos provenientes de Asia.

La amenaza de aranceles no solo afecta al comercio. En un mundo cada vez más dividido entre grandes potencias como Estados Unidos y China, México tiene un papel estratégico en las cadenas globales de suministro. La integración económica del T-MEC es una ventaja que debemos enfatizar. Proponer medidas que refuercen la seguridad en la frontera, mejoren la infraestructura logística y promuevan la producción conjunta podría ser un puente hacia la negociación con Washington.

Más allá de lo comercial, México debe considerar el impacto geopolítico de estas amenazas. En un contexto donde China aumenta su influencia en nuestras cadenas de producción, es del mejor interés de Estados Unidos reforzar la región de Norteamérica como un bloque competitivo a nivel global.

Ante estas realidades, México debe adoptar un enfoque integral que combine diplomacia activa, propuestas concretas y un frente unificado. Esto implica:

  • Establecer alianzas internas y externas: Trabajar con sectores empresariales, académicos y políticos locales, tanto en Estados Unidos como en México, para construir un frente común.
  • Fortalecer la diplomacia bilateral: Priorizar el diálogo con la nueva administración desde el primer día, promoviendo cooperación en temas clave como comercio, migración y seguridad.
  • Ofrecer soluciones viables: Diseñar propuestas que atiendan las preocupaciones estadounidenses mientras protegen nuestros intereses nacionales.
  • Reforzar el T-MEC: Subrayar la importancia del tratado como motor de crecimiento para ambos países, destacando que su ruptura sería perjudicial en todos los niveles.

Este no es el momento de dividirnos ni de improvisar. México enfrenta una coyuntura crítica que requiere unidad y claridad de propósito. No se trata de ceder, sino de negociar con inteligencia, ofreciendo soluciones que beneficien a ambos lados de la frontera. Actuar con estrategia no solo protegerá nuestra economía, sino que reafirmará nuestro papel como un socio indispensable para Estados Unidos y un actor clave en el escenario global.

La agenda ya está sobre la mesa. El momento de actuar es ahora, con la visión de un México que sabe cómo convertir desafíos en oportunidades para avanzar.

Delia Paredes Mier Delia Paredes Mier Delia Paredes apoya la toma de decisiones a inversionistas internacionales, líderes empresariales y gestores de activos a través del análisis económico desde hace casi 20 años. Es socia en TransEconomics, firma que brinda servicios de planificación patrimonial y gestiona activos alternativos. Es docente en la Universidad de Anáhuac y en el Tec de Monterrey. Miembro del Comité de Estudios Económicos en el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) y del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI). Delia Paredes es Maestra en Economía por la London School of Economics (LSE).