Nearshoring abre oportunidad de oro a proveedores locales
El fenómeno de la relocalización de empresas desde el sudeste asiático hacia América, le da a México la oportunidad para desarrollar y profundizar cadenas de proveeduría, que los gobiernos estatales y federal pueden impulsar con acciones deliberadas de fomento.
Varias empresas de talla internacional han mostrado interés en expandir su capacidad productiva en México como parte de un esfuerzo por llevar sus cadenas de suministro más cerca de Estados Unidos, una tendencia que se ha denominado como nearshoring.
Por ejemplo, organizaciones de Nuevo León han presumido la llegada de 2 mil millones de dólares (MD) de inversiones chinas para los próximos meses. Por su lado, Bosch confirmó la construcción de su primer fábrica de electrodomésticos en el país, con una inversión de 5 mil 200 millones de pesos (MP). Incluso Mattel planea gastar 47 MD para expandir su capacidad productiva en su planta al norte de México, con el fin de convertirla en la más grande de su portafolio global.
Si bien México tiene mucho que ganar solo de las actividades de manufactura, principalmente en la creación de empleos y el incremento en el valor de las exportaciones, cerrar el foco a este punto de las cadenas de suministro podría significar una oportunidad de crecimiento mayor.
“Hay que preguntarse cuánto, de lo que cuestan estas plantas y proyectos, se quedará realmente en México. ¿Se consumirán materiales extranjeros? […]. Hay industrias y empresas que llegan de fuera e invierten, pero todos los insumos y piezas lo importan de otros países […]. Hay que analizar estos puntos para saber cuánto dinero va a dejar realmente el nearshoring al país”, dice Martín Romero Moret, jefe del departamento de Economía del Centro Universitario de Ciencias Económico-Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Y el tema de desarrollar o fortalecer las cadenas de proveeduría a nivel local no está tratado con claridad en la información que comparten las compañías sobre sus planes de inversión. Sobre el proyecto en Nuevo León, Mattel explícitamente señala de “incrementar la capacidad de manufactura y productividad, capacidades tecnológicas, reducir costos y mejorar eficiencias operacionales”.
Pero sobre proveeduría y compra de suministros, únicamente retoma las declaraciones del secretario de Economía de Nuevo León, Iván Rivas Rodríguez, quien señala que desde el gobierno estatal “esperamos que [esta inversión] también pueda atraer a muchos otros productores de materias primas a la región”, sin entrar en más detalles sobre planes de desarrollo más concretos.
No es el único caso donde no hay un lenguaje claro sobre incentivar redes de proveeduría en medio de la tendencia del nearshoring. Aunque precede a la tendencia del nearshoring, se espera una inversión fuerte en Veracruz de parte de Constellation Brands por la llegada de una nueva fábrica de manufactura de cerveza. Y aunque los líderes del proyecto han detallado ambiciosos proyectos de colaboración con universidades locales para contratar directivos, técnicos y obreros, poco han mencionado en materia de proveeduría.
Y en teoría, el entorno de proveeduría de materias primas y bienes intermedios en México debería tener varias ventajas a su favor. “No hay que perder de vista que hay materias primas e insumos que sale más barato producir localmente solo por el costo de flete […]. O tenemos casos como el hielo seco. ¿Para qué te lo traes del otro lado del mundo? Vas a pagar por aire. [Aparte] veíamos que hay muchas empresas [de proveeduría] muy talentosas que probablemente no tenían el mercado para crecer. Ahora ya tienen el mercado y la oportunidad de desarrollarse”, afirma Arturo Guerra Anzaldua, director comercial nacional de Grupo Financiero Base.
Pero la creación de cadenas de proveeduría en México no se dará naturalmente solo con la llegada del nearshoring. “Las plantas productoras [de materias primas y bienes intermedios] necesitan los certificados necesarios de proveedor confiable. Y es un proceso que puede llevar entre nueve y 18 meses […].Y si se generan o no nexos [con proveedores locales], será cuestión de las diferentes empresas ver si se pueden generar economías de escala y nuevas redes”, comenta Jorge Molina Larrondo, consultor en políticas públicas y comercio y profesor de economía y negocios internacionales del Tec de Monterrey (ITESM).
En este contexto, Guerra Anzaldua reconoce que “el entrar a ser proveedor de una empresa como Mattel es muy difícil. Pero cuando lo logras […], les resuelves una parte crucial de su operación. Obviamente las barreras de entrada son altas, pero una vez que la libraste es muy solidaria la industria y te mantiene hasta que te canses”.
Gobierno, proveeduría y nearshoring
No solo es cuestión que las empresas mexicanas aprovechen esta oportunidad para activamente buscar certificaciones y alianzas con las extranjeras que están colocando más fábricas o haciendo crecer sus actividades productivas en el país. También es fundamental que los gobiernos estatales y el federal hagan su parte para crear condiciones propicias.
De acuerdo con Jorge Larrondo, las autoridades deben “generar una política de desarrollo de clústers precisamente para incentivar la consolidación de proveedores. Y se ha hecho con éxito antes, como el gobierno de Aguascalientes con la llegada de la planta 1 de Nissan, que hizo todo un programa y una estrategia para traerse proveedores y proporcionarle suministros. ¿Y cómo lo generas? Con incentivos fiscales que puedas ofrecerles a las compañías”.
Pero, en paralelo a las facilidades económicas y legales, Romero Moret señala que también se deben poner las reglas muy claras para que las empresas no solo aprovechen los incentivos, sino que también efectivamente los conviertan en desarrollo económico.
“Esta oportunidad del nearshoring ya la habíamos tenido antes que China llegara a la Organización Mundial de Comercio y no la aprovechamos entonces […]. China, con su modelo de integración, se convirtió en la segunda economía más grande del mundo […]. Y la clave está en las condiciones que puso China a las empresas de Estados Unidos, que le permitieron beneficiarse y desarrollar su tecnología", recuerda.
"Nosotros nunca hemos puesto esas condiciones, nos conformamos con lo que nos quieran dar […]. Si no quieren pagar impuestos, limpiar su impacto ambiental, pagar buenos salarios, ¿qué te van a dejar las empresas extranjeras?”, advierte el académico de la UdeG.