"Hay una falta entendimiento del gobierno sobre la importancia del espectro radioeléctrico": GSMA
Abaratar los precios del espectro no parece ser, por ahora, una de las prioridades en el país; y las consecuencias de un espectro caro podrían impactar tanto a la industria como a los consumidores. La asignación y el costo del espectro radioeléctrico, el recurso fundamental para la operación de redes móviles y servicios de comunicación, se han convertido en un punto crítico en el panorama de las telecomunicaciones mexicanas.
La alta demanda de servicios móviles, la proliferación de dispositivos conectados y la creciente necesidad de conectividad de alta velocidad para empresas y consumidores han colocado a México en un escenario donde la asignación y el costo del espectro son temas cruciales para el desarrollo económico y social. Actualmente, el espectro mexicano está entre los más caros de América Latina, con frecuencias que pueden costearse hasta dos o tres veces más que en otros países de la región, según datos de The CIU.
Sin embargo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), rechazó el mes pasado la más reciente propuesta planteada por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) para reducir los costos del espectro radioeléctrico; misma que sugería que las empresas pagaran solo el 1% de sus ingresos por los derechos de uso de bandas de frecuencia, o que se ajustaran los precios de las bandas de acuerdo a los estándares internacionales para empresas con participación menor.
La Asociación del Sistema Global de Comunicaciones Móviles (GSMA) señala que México tiene una particularidad en ese sentido. Prácticamente el 85% del costo total del espectro está definido por la Ley Federal de Derechos, por lo tanto, el costo no está definido por la oferta y la demanda, donde pujan las fuerzas del mercado. En cambio, ese valor anual es propuesto por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y posteriormente es aprobado por el Congreso.
Para Lucas Gallitto, Director para América Latina de GSMA, este es uno de los principales factores que propician los altos costos. "Lo que ocurre es la falta de entendimiento por parte de los tomadores de decisiones en relación a esta variable de la importancia que tiene el espectro en el desarrollo económico del país, sobre todo con la llegada de nuevas tecnologías”, dijo en entrevista. "El servicio móvil es un democratizador y nos permite acceder a muchos derechos. Es importante que la estructura del precio refleje esa realidad", añadió.
El espectro radioeléctrico es un recurso fundamental para la prestación de servicios inalámbricos en México. La UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones) identifica tres enfoques principales en la asignación del espectro a nivel mundial: asignación administrativa, espectro disponible para uso sin concesión y enfoque basado en el mercado a través de subastas. En México, la tendencia ha sido el uso de subastas para la asignación del espectro IMT.
El costo del espectro en México ha aumentado de manera significativa en los últimos años, lo que ha ejercido presiones alcistas sobre los precios de los servicios de telecomunicaciones móviles. Este aumento de precios afecta especialmente a los segmentos menos favorecidos de la población que dependen de la conectividad móvil.
Aunque el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) ha propuesto cambios en la Ley Federal de Derechos (LFD) para reducir los derechos de espectro en las bandas de quinta generación (5G) y ajustar la estructura de cobro de derechos en función de la cobertura geográfica, promoviendo la entrada de nuevos operadores locales, no se ha podido percibir un cambio favorable en el costo.
"Qué paradoja que se da en México, incluso como política de recaudación de impuesto, la existente ni siquiera es la más eficiente, porque con la devolución de espectro que se ha dado de parte de algunos operadores, el gobierno está recaudando menos dinero", aclaró Gallitto.
El rechazo de estas propuestas pone en tela de juicio el emprendimiento de estrategias necesarias para, en primera instancia, evitar que las empresas de servicios de telecomunicaciones, continúen devolviendo parte del espectro por su elevado costo, como es el caso de AT&T, que tendrían que pagar 3,797 mdp, casi el total de sus ingresos para adquirir espectro para 5G, y por lo tanto, impedir que el país tenga mejoras en los servicios de telecomunicaciones, red 5G, y en la economía nacional.
Cada año sin avances es una “oportunidad perdida”
El informe El impacto de los precios del espectro en México, publicado por GSMA, apunta algunas de las consecuencias que tiene un costo elevado de la frecuencia. Según el organismo, una reducción en el costo del espectro tendría un impacto positivo en los usuarios móviles, estimularía el crecimiento económico y contribuiría al logro de los objetivos de conectividad y desarrollo sostenible del país.
“Los aumentos de productividad y eficiencia que la quinta generación traen al país, pueden generar una contribución económica de hasta 13 mil millones de dólares, que equivalen al 0.8% del PIB de la economía mexicana hasta el 2030. Entonces tiene un impacto no sólo para el usuario, sino para la industria, en cuestiones de aumento de productividad y de procesos vinculados a la economía real. Si además agregamos el apalancamiento del nearshoring, que en los próximos años se espera que potencie el PIB industrial de México, este número subiría. Ahí está el factor del nearshoring y de la oportunidad para México en ese sentido”, señala el especialista.
No obstante, estos efectos positivos en el crecimiento económico y la productividad de otros sectores de la actividad económica, estarían en riesgo por los altos costos y la devolución del espectro por parte de algunas compañías del sector, como AT&T o Telefónica. Según señala Gallitto, “estamos de cara a una eventual oportunidad perdida. Cada año que pasa es una oportunidad perdida para que México pueda capitalizar esto. Cada año que se retrasa la implementación, y cada año que no tenemos la oportunidad de establecer realmente precios de espectro que permitan potenciar el despliegue de la quinta generación, es una oportunidad perdida. Este aumento de productividad para 2030, también puede verse al revés: cada año que pasa, es una oportunidad perdida”.
En ese sentido, los avances esperados podrían continuar retrasándose, a pesar de las propuestas del IFT, sin embargo, el avance podría estar presente, aunque más lento. “Yo creo que el desarrollo va a seguir, pero no a la velocidad que podría darse”, agrega Gallitto. “Si los incentivos están, la industria responde. Pongo como ejemplo Brasil: hizo una subasta de quinta generación, recaudatoria con ciertos hitos para el despliegue. Con los incentivos correctos, hoy Brasil está desplegando la quinta generación más rápido de lo que establecían los hitos preestablecidos por el gobierno. En ese sentido, la industria, con los incentivos correctos, va incluso más rápido que las propuestas gubernamentales. Entonces, él apetito está ahí”.