El vía crucis financiero que viene para estados y municipios

Los gobiernos estatales y municipales enfrentarán este año un serio problema en sus finanzas. Sus ingresos caerán y tendrán que ajustarse el cinturón, reduciendo su gasto en términos reales. No les queda de otra.
La razón es la misma de siempre: La altísima dependencia que tienen los ingresos estatales de los recursos que les transfiere el Gobierno Federal. En promedio, más de ocho pesos de cada diez de ingresos que obtienen los estados, provienen de la Federación.
Los dos pesos restantes que completan los ingresos estatales vienen de contratación de deuda, de ingresos propios, y de ingresos de organismos y empresas públicas. Así que, cuando a la Federación le da gripe, a los estados y municipios les da pulmonía.
Y es el caso para 2025. Es muy probable que los ingresos del Gobierno Federal se vean cada vez más afectados en la medida que transcurra el año. La razón es que los ingresos proyectados por Hacienda, particularmente los ingresos tributarios, están calculados con un crecimiento de la economía, por lo menos, de un punto porcentual por arriba de las previsiones más optimistas del sector privado.
Si a lo anterior, agregamos que han crecido las probabilidades de menores precios petroleros para el año por la desaceleración de economía mundial, entonces será muy difícil que se logren los ingresos presupuestarios proyectados para 2025. Por ejemplo, Hacienda estimó la mezcla de petróleo de exportación en 62.4 dólares por barril, promedio anual; pero el viernes cerró por abajo, en 58.23 dpb.
De hecho, con supuestos de crecimiento económico y de precio del petróleo muy favorables, Hacienda calculó que los ingresos presupuestarios se incrementarán en 7.2 mil millones de pesos respecto de lo aprobado por el Congreso. Pero ya en el acumulado enero-febrero, estos ingresos fueron 1.5% menores que lo aprobado en la Ley de Ingresos. Así que, es muy probable que hacia delante veamos que los ingresos del Gobierno Federal sean menores a los estimados.
Este panorama, ha hecho que Hacienda sea muy cautelosa con el gasto público. Y más aún cuando se ha comprometido a reducir el déficit en casi dos puntos porcentuales del PIB para el año. Un compromiso que algunos economistas no creen que pueda cumplir sin provocar mayores estragos a una economía recesiva.
Las señales de una mayor reserva para alcanzar las metas ya saltan a la vista. En los Pre-Criterios 2026 el objetivo del déficit para el año se llevó de 3.9% a 4.0%. Y el domingo, el secretario de Hacienda en una entrevista con la televisión pública, deslizó que “estamos confiados en que estaremos cerca de las metas fiscales”.
Ya para el bimestre enero-febrero el gasto cayó en serio, un 17% con cifras reales, mientras que el llamado gasto federalizado -aquellos recursos que el Gobierno Federal transfiere a los estados y municipios para cubrir presupuestos en salud, educación, infraestructura, seguridad pública, entre otros- cayó 14.7%, unos 55 mil millones de pesos menos respecto de 2024.
Y la tendencia va en el sentido de apretar aún más el gasto. En dos semanas tendremos la información actualizada a marzo y se espera que sigan a la baja los recursos que la Federación envía a los gobiernos locales.
El asunto es que el recorte en el gasto público del Gobierno Federal trasladará la presión de liquidez a los estados y municipios, que se verán obligados a usar en serio la tijera para reducir sus gastos locales. Y es allí, en donde los ciudadanos de a pie ya resentirán la falta de recursos del Gobierno Federal.
*Esta columna se publica simultáneamente en diversos diarios del país de Organización Editorial Mexicana, OEM.
