¿No que no? La adquisición de plantas de Iberdrola: El papel de los fideicomisos públicos
El presidente anunció con bombos y platillos la compra de 13 plantas de la empresa española Iberdrola. Incluso, muy a su estilo, quiso presentarla como una nacionalización que refleja su obcecación de pasar a la historia a la altura del general Lázaro Cárdenas, quien nacionalizó el petróleo. La historia, implacable, lo determinará.
Mucho se ha escrito también de las ventajas y desventajas de dicha adquisición, algunas bien fundamentadas, otras de plano con poco sustento.
Quiero reparar en el instrumento utilizado para el financiamiento de dicha adquisición. Se trata del respaldo de la operación por parte del Fondo Nacional de Infraestructura (FONADIN), vehículo de coordinación de la Administración Pública Federal para la inversión en infraestructura, que auxilia en la planeación, fomento, construcción, conservación, operación y transferencia de proyectos de infraestructura con impacto social o rentabilidad económica, de acuerdo con los programas y los recursos presupuestados correspondientes.
Para el cumplimiento de esa tarea, el FONADIN:
* Busca maximizar y facilitar la movilización de capital privado a proyectos de infraestructura.
* Es una plataforma financiera para promover la participación del sector público, privado y social en el desarrollo de la infraestructura.
* Toma riesgos que el mercado no está dispuesto a asumir.
* Hace bancables proyectos con rentabilidad social y/o con baja rentabilidad económica.
* Busca el otorgamiento de financiamientos de largo plazo en condiciones competitivas.
Es menester recordar que el FONADIN tiene como antecedente el FARAC (Fideicomiso de Apoyo para el Rescate de Carreteras Concesionadas) que es el fideicomiso que se creó para el rescate de carreteras, en 1997.
Resulta pues curioso que la actual administración utilice un instrumento creado para rescatar carreteras, y que evoluciona en el 2008, a uno para financiar infraestructura en general, haciendo uso de mecanismos de mercado, como lo anoté arriba (información todavía presente en la página de ese fideicomiso). En este caso involucrando a Mexico Infrastructure Partners, como gestor.
Y ésta fue una de las razones que esta administración utilizó para cerrar todos los fideicomisos públicos (eran instrumentos neoliberales). Hoy el presidente se ha beneficiado de las ventajas de contar con un fideicomiso de esas características. Muchos de los otros fideicomisos también le hubieran servido sobremanera como, por ejemplo, el FONDEN.
Fue reiterativo el llamado de los analistas que señalaron que, si había corrupción en esos fondos, había que denunciarla y acabar con ella. En cambio, se optó por cancelarlos. Las consecuencias negativas de esa decisión ya se han manifestado, pero no han pasado la prueba de fuego: un desastre natural fuerte.
Pero nada como esta adquisición para mostrarle al presidente que los Fideicomisos Públicos pueden resultar de mucha utilidad si se manejan adecuadamente. El FONADIN es un ejemplo. Qué bueno que sobrevivió a la hecatombe de inicios de sexenio. Y dicho sea de paso, aunque esté fuera del balance del gobierno de manera formal, lo cierto es que su deuda se registra en los recursos financieros del sector público, que mide mejor el déficit público.
La paradoja: un fideicomiso público, a los que detesta, a la postre le sirvió al presidente para cumplir su sueño de ungirse a la par del general Lázaro Cárdenas, al menos en su mente. ¡Qué vueltas da la vida!