Usar a Banxico para otros objetivos es ir hacia una crisis: Díaz de León
Imprimir dinero para perseguir objetivos de corto plazo en ciertos sectores, ajenos a la estabilidad de los precios, “termina siendo una receta muy dolorosa que acaba con crisis financieras profundas”, advierte el gobernador del Banco de México.
Y es que recientemente, de cara al cambio de gobierno que se dará el 1 de diciembre próximo, algunos legisladores afines al proyecto del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, han hecho diversos planteamientos sobre nuevos roles para el banco central, incluyendo modificaciones a la Constitución y a su ley orgánica.
Desde utilizar las reservas internacionales del Banco de México (Banxico) para impulsar los proyectos del gobierno que encabezará López Obrador, hasta sujetar al banco central al logro de objetivos económicos precisos establecidos por el Senado, una vez que se modifique la constitución para ampliar el mandato de Banxico y hacerlo corresponsable del crecimiento económico y de la generación de empleos.
Entrevistado en sus oficinas del Banco de México, en el centro de la Ciudad de México, Alejandro Díaz de León responde a estas iniciativas.
Dice que en el banco central han “visto con agrado” los mensajes del nuevo gobierno sobre respetar la autonomía del Banco de México y “de contribuir a la estabilidad con una conducción de las finanzas públicas congruente con un marco macroeconómico de estabilidad”.
Sin embargo sus preocupaciones son evidentes. “Es muy claro que los instrumentos del banco central deben estar enfocados a propiciar estabilidad”, responde zanjando cualquier posibilidad de usar las facultades del banco central para la emisión de dinero con fines distintos a los estrictamente monetarios.
Si bien para el gobernador la estabilidad económica no es un fin en sí mismo, sí es indispensable para un crecimiento económico sostenido. De allí que usar expansivamente el crédito del Banco de México para beneficiar a ciertos sectores en detrimento de la estabilidad es caminar en una ruta peligrosa, explica.
También muestra su preocupación ante la propuesta de ampliar el mandato constitucional del Banco de México a uno de crecimiento económico y de generación de empleos.
“El banco central no tiene los instrumentos para cambiar el crecimiento potencial de la economía en un mediano y largo plazo”. Para Díaz de León, el crecimiento económico no es un objetivo que el banco central esté en condiciones de alcanzar con los instrumentos que posee el banco central y, si bien las condiciones monetarias pueden contribuir a suavizar estos ciclos, difícilmente lo pueden modificar de manera sostenible.
El gobernador explica que hay muchos otros elementos de política pública para promover un mayor crecimiento en la economía. “El crecimiento realmente gravita alrededor de usar mejor a la mano de obra, la tecnología, una mayor acumulación de capital, la productividad”.
Pero su rechazo es aún mayor a una sujeción del Banco de México a objetivos económicos impuestos por el Senado, como ha circulado en la Cámara Alta. “Esto sería claramente ir en contra de la autonomía misma”, responde. Y añade, “estaría sojuzgando la emisión y el manejo del banco central a un criterio del Senado”.
El costo del cambio de estafeta
Alejandro Díaz de León, un economista del Instituto Tecnológico Autónomo de México con una maestría en Administración Pública y Privada de la Universidad de Yale, asumió la gubernatura del Banco de México el 1 de diciembre de 2017, una vez que renunció Agustín Carstens para dirigir el Banco de Pagos Internacionales (BIS). Su periodo como gobernador concluirá el 31 de diciembre de 2021, a la mitad del gobierno que encabezará López Obrador.
El cambio de gobierno, con un triunfo aplastante del izquierdista López Obrador que le permite controlar ambas cámaras, generó cierta incertidumbre que su equipo económico ha tratado de limitar con mensajes tranquilizadores hacia una comunidad de inversionistas que ven en el Banco de México a un futuro contrapeso.
Díaz de León dice que es normal en cualquier cambio de gobierno. "Es usual que cuando hay un cambio de estafeta en la administración del gobierno federal, hay un ajuste en programas, en prioridades, y esto puede implicar una cierta desaceleración en algunos rubros de gasto sobre todo en los meses iniciales. Es algo de esperarse"
Pero la profundidad de esos ajustes dependerá -dice el gobernador- "del tipo de revisión que se haga en los programas de gasto; si hay una revisión importante, pudiera ser un ajuste un poco mayor y eso estará por verse en los próximos días".