Nearshoring, ¿realidad o ilusión en México?
La relocalización de fábricas de empresas globales desde China a México para producir y vender al mercado estadounidense, si bien se ha publicitado en el último año y medio como una avalancha de capitales al país, su materialización es motivo de discusión entre economistas, funcionarios y empresarios. Y es que las cifras oficiales no concuerdan con los discursos y declaraciones.
El nearshoring -impulsado por la guerra comercial entre Estados Unidos y China que se aceleró a raíz de los graves problemas logísticos durante la pandemia- alcanzó su clímax informativo a finales de febrero cuando se anunció la construcción de una gigafábrica de Tesla con una inversión multimillonaria en Nuevo León, al norte de México, cifrada en unos 5 mil millones de dólares, convirtiéndose en la bandera de un nuevo boom para la economía del estado al atraer a docenas de nuevas inversiones de proveedores de todo el mundo.
A mediados de julio el subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, dijo en su participación en el Instituto para las Américas de la Universidad de Georgetown que "el nearshoring está incrementando la Inversión Extranjera Directa (IED) en el país y está impulsando el crecimiento, ...es muy probable que este año vamos a crecer tal vez por encima de 3%". Por esos mismos días Yorio escribió que en el año "se han anunciado más de 60 nuevas inversiones con un valor de 40,000 millones de dólares y se estima que la demanda de nearshoring en México representa 50% de la demanda total. Varias semanas atrás, ante los consejeros del BBVA, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, ya había adelantado que la llegada de empresas a México producto del nearshoring había detonado inversiones por 13 mil millones de dólares en esos primeros 5 meses del año.
La danza de las cifras no oficiales derivada del fenómeno de la relocalización de fábricas estadounidenses, europeas o asiáticas asentadas en China hacia el país, se ha seguido extendido en los últimos meses. Incluso los bancos de desarrollo, Nacional Financiera y Bancomext, han ofrecido compartir con países de América Latina y del Caribe, financiamiento, asesoría técnica y representación en Estados Unidos, para beneficiarse de la tendencia del nearshoring, como lo planteó Ismael Zúñiga, director general adjunto de Relaciones Internacionales de Bancomext, en su participación en un evento reciente del Banco Interamericano de Desarrollo en Panamá.
Sin embargo, las cifras oficiales aún no muestran los frutos que se pregonan del nearshoring, de acuerdo a varios economistas. En mayo, el ex subgobernador del Banco de México (Banxico), Manuel Sánchez, tuiteó a propósito de este vacío de cifras oficiales que respalden las opiniones: "En México, el “nearshoring” tiene un exceso de comentarios y un déficit de datos".
La publicación de las cifras de IED al primer semestre generaron aún más polémica. Y es que que solo el 7%, de los 29 mil millones de dólares registrados en ese periodo, se dio por nuevas inversiones; mientras que el 93% restante se constituyó de reinversión de utilidades y financiamiento entre empresas. Si bien la secretaría de Economía hizo énfasis en su comunicado en que los inversionistas tienen confianza en México al reinvertir sus utilidades, economistas del sector privado tuvieron una interpretación distinta. Para Rafael de la Fuente, economista en Jefe de UBS para América Latina, citado por Bloomberg Línea, el elevado porcentaje de reinversión de utilidades "podría reflejar que el boom del nearshoring aún no llega a México".
Everardo Elizondo, ex subgobernador de Banxico y actual profesor de economía en el Tecnológico de Monterrey, en un artículo reciente repasa las cifras de inversión extranjera directa (IED) publicadas por la Secretaría de Economía, para concluir que "la IED no ha mostrado realmente los publicitados efectos expansivos del nearshoring". Y añade Elizondo, "de paso, las cantidades de IED mencionadas en ciertos discursos políticos son ejemplos valiosos de wishful thinking", una frase inglesa que refiere a hacerse ilusiones.
Y es que la relocalización de fábricas hacia México ha llegado a las campañas electorales como una especie de panacea para el crecimiento económico. Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, los más fuertes aspirantes a contender por la presidencia de México en 2024 por Morena, el partido en el poder, han planteado al nearshoring como la base para lograr un alto crecimiento económico.
En un análisis que divulgó este lunes el Banco Base, se calcula que la IED en México podría alcanzar entre 55 y 60 mil millones de dólares anuales en los próximos 3 a 5 años, duplicando las exportaciones no petroleras en 8 años, si México sienta las bases para aprovechar el nearshoring. Sin embargo, la agenda del país está entrampada en una larga carrera electoral que culminará en las elecciones presidenciales en junio de 2024, con un alto grado de incertidumbre. Elizondo, concluye que "su realización (la llegada de los ansiados capitales extranjeros) plena depende de la existencia de un clima favorable de veras para la inversión, sea extranjera o sea nacional. No es el caso todavía, por mucho, lamentablemente".
China, tras el nearshoring
El gigante asiático se perfila como uno de los grandes fabricantes en México para vender al mercado estadounidense derivado de la guerra comercial con Estados Unidos y bajo el amparo de las reglas del tratado comercial de Norteamérica (TMEC).
En los últimos cinco años las importaciones chinas de México crecieron 59%, en más de 41 mil millones de dólares, para superar los 111 mil millones de dólares en 2022, solo detrás de las compras que realiza desde Estados Unidos. Pero las importaciones chinas han cambiado gradualmente de naturaleza, desde productos terminados que dominaban las ventas hacia México, hacia insumos, partes y componentes para la fabricación de productos en territorio nacional. En ese periodo prácticamente se duplicaron las autopartes que provienen de China y las compras de diodos y semiconductores crecieron 110%.
La avalancha de fabricantes chinos en México está asociada a las restricciones impuestas por Estados Unidos vía aranceles y una serie de medidas a las mercancías fabricadas en China, que ha llevado a decenas de fabricantes del país asiático a mantener su acceso al mercado estadounidense convirtiéndose en "empresas mexicanas". Así, diversas empresas chinas están muy activas acelerando la relocalización de sus fábricas hacia territorio mexicano.
El año pasado, el 80% de los espacios en nuevos parques industriales del país fueron ocupados por empresas provenientes de China. Gonzalo Robina, director general adjunto de Fibra Uno, uno de los mayores gestores de propiedades industriales del país, escribió recientemente que la empresa tiene solicitudes de 37 nuevos espacios para parques industriales de compañías chinas.
A medida que las empresas no chinas, como Tesla, se trasladan a México, también alientan a sus proveedores chinos a seguirlas. De acuerdo con Evan Ellis, un profesor sobre América Latina de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, en 2022 las empresas con sede en la República Popular China representaron el 40% de la inversión en nearshoring en México, y un notable 80% del espacio en parques industriales de nueva construcción en el país.