Bancos centrales latinoamericanos se preparan para normalización monetaria en EU
La inflación está azotando no solo a México sino a otras economías de la región, como Chile y Brasil, que están a la espera de lo que haga el banco central estadounidense.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que América Latina será la región que más inflación sufrirá durante los próximos meses. Ya desde el tercer trimestre del año la escalada de precios no ha cesado y se espera que alcance 9.3% al cierre de año en la región.
En Brasil, la inflación anual llegó a 10.25% con una aceleración que amenaza con deteriorar expectativas y causar una mayor espiral inflacionaria. En México, la inflación llegó al 6.00%, hilando su séptimo mes a casi el doble del objetivo de +/-3%. Mientras en Chile, si bien aún no ha alcanzado el doble de su objetivo, los pronósticos apuntan a que se superará al cierre del año.
Ante el escenario inflacionario, los bancos centrales de éstas economías comenzaron un ciclo de endurecimiento de la política monetaria, sin embargo, además del proceso inflacionario actual, desde los Estados Unidos se asoma otro riesgo más.
En su última minuta, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOCM por sus siglas en inglés), el organismo que consensa la política monetaria de la Unión Americana, se mostró preocupada por que las disrupciones en las cadenas de suministro aceleren el riesgo de crear inflación más persistente, por lo que confirmaron sus planes de reducir el programa de compra de bonos durante noviembre a diciembre para terminar a mediados del 2022.
La compra de bonos es otra de las herramientas de política monetaria de la Reserva Federal (Fed) con la que inyectó liquidez el año pasado en un intento de estimular la economía luego del impacto por le COVID 19.
Después de más de un año de estímulo, la Fed planea entrar en un proceso de normalización monetaria que apunta a concluir, además, con un alza de la tasa de interés que actualmente se encuentra en 0.25%, algo que los bancos centrales latinoamericanos están siguiendo muy de cerca por los riesgos que implica.
“[El riesgo] es básicamente que en el escenario que veamos alzas en Estados Unidos, puede haber una salida de capitales de manera desordenada y que ello implique mayor depreciación de sus monedas y por tanto mayor inflación”, explicó en entrevista Marco Oviedo, analista económico independiente.
En los primeros capítulos divulgados del World Economic Outlook del FMI en abril de este año -cuando comenzó a discutirse una posible subido de las tasas-, el organismo estimó que por cada punto porcentual de alza en la tasa de interés de Estados Unidos, se eleva en un tercio de punto porcentual la prima para invertir en mercados emergentes.
El alza de tasas en Estados Unidos significa un cubetazo de agua fría para las economías emergentes que gozaron de los beneficios del exceso de liquidez bombeado durante la pandemia en el 2020 y que ahora van a sufrir las consecuencias del regreso a la normalidad, explicó Alfredo Coutiño, economista en jefe para América Latina de Moody´s Analytics.
“En el 2020 la liquidez internacional les permitió reducir tasas de interés y la revaluación de sus monedas, lo cual ayudó a reducir la inflación. Ahora con el retiro de la liquidez, la salida de capitales va a ocasionar movimientos cambiarios depreciatorios y presiones a la alza en las tasas de interés, con consecuencias inflacionarias. Y si los bancos centrales no promueven un ajuste ordenado, entonces van a ser forzados a una reversión monetaria más severa y más costosa”, comentó en entrevista.
De la transitoriedad a la permanencia
La inflación postpandemia ha estado en el punto de mira de los economistas a nivel mundial a un nivel comparable o incluso mayor al efecto de las variantes de los virus sobre la economía en recuperación.
Alrededor de ella existen dos posturas principales que se replican al interior de los directorios de los organismos de política monetaria: quienes aseguran que la inflación es “transitoria” y quienes opinan que su duración ya rebasó el límite tolerable.
La Fed no es ajena al debate. A principios de año cuando entró en vigor el megapaquete fiscal aprobado por el Congreso estadounidense, varios economistas advirtieron que la inyección provocaría un sobrecalentamiento de la economía estadounidense con fuertes consecuencias inflacionarias. Si bien el sobrecalentamiento no sucedió, la inflación sí continuó creciendo por más tiempo del originalmente esperado. Algunos de los participantes de la FOCM ya anticipan que la inflación permanecerá elevada aún el año entrante.
De lado de la transitoriedad siempre ha estado el presidente de la Fed, Jerome Powell, quién ha defendido la permanencia del estímulo monetario en la economía estadounidense por lo menos hasta que se alcance el pleno empleo, parte del segundo mandato que mantiene el banco central estadounidense.
Sin embargo, desde que inició el alza de precios, más miembros de la Fed -alcanzando la mitad de la FOCM- se han pasado al lado de la Fed en pro del retiro del estímulo monetario que aunque no se ha alcanzado en plenitud, si ha alcanzado un nivel suficiente para que la política monetaria no constituya un nuevo riesgo a la recuperación. .
Incluso si la inflación es transitoria o no, los efectos sobre la economía y los riesgos constantes de la disrupción de las cadenas de suministro son tales que el FMI -en un claro guiño a la Fed- afirmó en su último World Economic Outlook, que los bancos centrales deberían priorizar la estabilidad de los precios aunque aún no se haya alcanzado el pleno empleo.
En el caso de los latinoamericanos, que cuentan con un mandato único, la situación podría parecer más sencilla, pues su tarea se limita formalmente a actuar preventivamente para mantener la estabilidad de precios -que se traduce en preservar el poder adquisitivo de la moneda- a excepción del brasileño y el colombiano, que incluyen el crecimiento económico dentro de sus objetivos.
Durante 2020, los bancos centrales latinoamericanos -así como la Fed- adoptaron políticas monetarias expansivas para dar un impulso a la economía, a pesar que para la mayoría de ellos no tienen dicha responsabilidad formal, por lo que ahora -en medio de una recuperación incompleta para varios de ellos- comenzaron el retiro gradual de los estímulos.
Destaca el Banco de México (Banxico) cuya Junta de Gobierno se mantuvo dividida desde principios del 2021, entre aquellos que observaron en el alza de precios un mayor riesgo y quienes apostaban por la transitoriedad y veían un riesgo para la recuperación en el alza. De hecho, si bien la totalidad de los bancos centrales ya han incrementado por lo menos una vez en el año su tasa de interés, sólo en México la decisión sigue sin ser unánime.
El subgobernador Gerardo Esquivel mantiene su postura en contra del alza al considerar que los incrementos son inefectivos al no resolver los factores que argumenta originan las presiones inflacionarias como aumento en precios internacionales de los insumos y disrupciones en las cadenas de suministro e ineficiente por sus posibles efectos sobre la economía como consumo, inversión, crédito y finanzas públicas.
“Además, el aumento reduce el espacio futuro para cuando la Reserva Federal inicie el proceso de normalización de sus tasas. Anticiparse demasiado a este proceso, podría implicar que en el futuro la tasa deba llevarse a un terreno muy restrictivo para no afectar la postura relativa”, añadió el subgobernador según registra la última minuta de política monetaria.
Sin embargo, Coutiño señala que “para que la política monetaria afecte el crecimiento, es necesario que ella se vuelva suficientemente restrictiva y por un periodo relativamente prolongado, y eso no sucede todavía en ninguno de los cinco países con bancos centrales independientes, porque las condiciones monetarias continúan siendo expansivas o acomodaticias. La recuperación sólo será afectada cuando las tasas de interés se adentren en terreno restrictivo, no antes”, dijo.
Habrá cambios importantes en 2022
A diferencia del Banco de México, tanto los bancos centrales de Brasil como de Chile adoptaron una agresiva política restrictiva con alzas constantes y de mayor magnitud que los aumento de 0.25 puntos base que ha realizado el banco central mexicano.
“La lentitud y vacilación que tuvo la política monetaria durante la primera mitad del año, ante la evidente tendencia inflacionaria, permitió que la inflación corriera a mayor velocidad que la respuesta monetaria. Esto fue ocasionado por un error de diagnóstico sobre la naturaleza de la inflación, dado que el argumento oficial le asignaba un peso casi exclusivo a la “transitoriedad” señaló el economista de Moody´s sobre las decisiones de Banxico.
Para finales de este año los analistas están atentos a ver si la inflación por fin comienza a mostrar signos de decrecimiento, lo que será el factor principal para determinar si la intensidad de la normalización monetaria de los países necesita ajustarse de cara a la próxima decisión de la Fed, que podría dar una sorpresa según cambie el equilibrio al interior de la FOCM.
Varios participantes de la Fed han comentado, en clara contraposición a quienes abogan por el alza en 2022, que las condiciones económicas "pueden justificar mantener la tasa en donde se encuentra durante un par de años más, si bien reconocen “riesgos adicionales para una inflación más duradera en el tiempo”.
Este balance puede verse afectado en febrero de 2022 cuando termine el periodo de Jerome Powell a la cabeza de la Fed, pues si bien sigue siendo el favorito en los sondeos para repetir por un nuevo periodo, su popularidad se ha deteriorado significativamente.
No solo voces en el poder legislativo estadounidense han catalogado incluso como “un riesgo” mantener a Powell en la presidencia, sino que entre los inversionistas la popularidad del banquero central ha caído rápidamente desde 90% a principios de septiembre, a 76% a principios de este mes, si bien, en segundo lugar está Lael Brainard otro de los miembros del ala dovish de la Fed.
En México se dará un proceso parecido con la salida de Alejandro Díaz de León, actual gobernador, y la llegada de Arturo Herrera, ex secretario de Hacienda, para encabezar la Junta de Gobierno, en una decisión sorprendentemente anticipada del presidente López Obrador.
“Vamos a ver cómo se comporta la inflación en los primeros meses del año, y ahí también vamos a ver si Herrera como miembro de la junta y potencial líder vea adecuado si se sigue subiendo tasas o esperar a ver si en Estados Unidos empieza el ciclo de alzas formalmente y entonces seguir subiendo” comentó Oviedo.