México tiene la de ganar en reglas de origen automotriz: Expertos
Expertos en comercio exterior están convencidos que, en el tema de reglas de origen automotriz, México tiene las de ganar.
El pasado 20 de agosto el Gobierno de México envió a su par estadounidense una solicitud para poner en marcha la primer fase del mecanismo de solución de controversias en el marco del nuevo T-MEC, según dio a conocer la Secretaría de Economía (SE). A mediados de este mes, su titular, Tatiana Clouthier, afirmó que ya habían iniciado las consultas con Estados Unidos con el apoyo de Canadá, que se unió al proceso con la misma postura que el gobierno mexicano.
De acuerdo con Luis de la Calle, economista y exsubsecretario de Negociaciones Comerciales Internacionales de la SE, el sistema de solución de controversias del T-MEC está diseñado para que, de ser posible, las diferencias entre los estados miembros del acuerdo se resuelvan en las primeras fases, no contenciosas, del mecanismo.
Si bien apunta que cada caso es distinto, y por lo general no se puede predecir con certeza qué conflictos llegarán o no a las fases contenciosas del mecanismo, sí ve probable que los desacuerdos por las reglas de origen automotriz resulten en el establecimiento de un panel, la parte del proceso que debe seguirse si las partes no llegan a una solución por cuenta propia. Afirma que “en Estados Unidos, en términos de reglas de origen, tienen una posición dura. Entonces sí es posible que tengas que irte a un panel”.
Más importante aún, hay una buena posibilidad que México salga de este conflicto con Estados Unidos como el ganador. Kenneth Smith, socio del despacho de consultoría Agon y exjefe negociador técnico del T-MEC para el Gobierno de México, también clarifica que los conflictos en el marco del este Tratado o de su predecesor, el TLCAN, no suelen resolverse en blancos y negros. En la mayoría de los casos que escalan a la fase contenciosa, dice, las resoluciones suelen ser victorias parciales para las partes involucradas.
Pero sí cree que, en este conflicto de reglas de origen, sí es “muy blanco y negro. México tiene la razón porque [su interpretación] así está plasmada en el acuerdo. Y por lo tanto el tema sería, más que nada, determinar cuáles serían las medidas que se tomarían” al finalizar el panel.
México vs Estados Unidos en reglas de origen
El conflicto entre México y Estados Unidos parte de una interpretación de las reglas de origen para el sector automotriz, definidas en el capítulo 4 del T-MEC. En el Tratado se establece que, si un vehículo ligero desea ser considerado como originario y aplicar a las facilidades arancelarias del acuerdo, al menos el 75% de las partes deben ser considerados como “originarios”. Es decir, que se hayan fabricado dentro de la región.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) explica que -de acuerdo al Tratado- estas reglas aplican también para los componentes de cada una de las partes. Es decir, si se cumple con el requisito que el porcentaje acordado (al menos 75%) de los componentes de una de las partes sea originario, toda la parte (al 100%) debe considerarse originaria para el cálculo final del valor de contenido regional (VCR) del vehículo a exportar en la zona T-MEC.
Sin embargo, Estados Unidos tiene un posición técnica divergente al respecto lo que, en efecto, hace más difícil alcanzar el porcentaje mínimo de VCR para que la industria automotriz mexicana obtenga los beneficios arancelarios, según explica la Secretaría de Economía en su carta de solicitud de consultas. Para el gobierno de EU, en el cálculo del VCR del vehículo a exportar dentro del T-MEC, debe considerarse estrictamente el contenido regional de las partes centrales del vehículo; es decir, no acepta que el 75% "originarios" de las partes, se considere 100% de contenido regional para el cálculo final del VCR.
De acuerdo con Luis de la Calle -director general del despacho De la Calle, Madrazo y Mancera- la presión política sobre los Estados Unidos es parte de la razón por la que es probable que el conflicto por las reglas de origen llegue a la fase de panel. Afirma que en la Unión Americana “hay grupos de interés que quieren reglas de origen más estrictas en el sector automóviles y autopartes para promover que se usen insumos de Estados Unidos para la producción de coches, particularmente el acero”.
De por sí, afirma el economista, las reglas de origen automotriz en el T-MEC son más duras que las que existían en el TLCAN. Pero al contrario de lo que piensan estos grupos de interés en Estados Unidos, el economista asegura que al hacer más estrictos estos requerimientos “haces menos competitiva a América del Norte, sobre todo cuando tienes un sector que está cambiando su manera de producir radicalmente por la aparición de coches eléctricos y electrónicos”.
Es precisamente la magnitud de esta pérdida de competitividad la otra parte de la razón por la que el conflicto entre México y Estados Unidos tiene muchas probabilidades de avanzar a la fase del panel. Según Kenneth Smith, la interpretación de la Unión Americana sobre las partes y componentes para vehículos ligeros no es lo que se acordó en las negociaciones del T-MEC y sería el equivalente a “mover las porterías, cambiar las reglas del juego”.
No solo eso, el costo económico para México de esta interpretación es considerable. Según el socio de Agon, “estamos hablando de una situación en la que los planes de negocios de las diferentes armadoras que operan en México […] estaban basadas en las reglas establecidas en la negociación del T-MEC […]. Si ahora resulta que un porcentaje importante, si no es que la totalidad de las exportaciones de una armadora no apliquen [a tasas arancelarias preferentes], significa un costo multimillonario en materia de aranceles que tendría que pagar la empresa”.
Ventajas para México en la solución de controversias
Además que luce inminente que el conflicto por las reglas de origen automotriz desemboque en un panel, también hay varias razones por las que México parece tener las de ganar una vez que se entre a la fase contenciosa.
En el Capítulo 31 de T-MEC, donde se define el proceso para la solución de controversias, hay cuatro grandes etapas para los casos de conflicto entre los miembros del Tratado. Al surgir una inconformidad, se puede iniciar una fase de consultas a nivel técnico, el paso en el que se encuentra el actual conflicto entre México y Estados Unidos. Si no se resuelve el caso, se eleva la disputa a un nivel de discusión ministerial, con los integrantes de la Comisión de Libre Comercio.
Estas dos primeras etapas constituyen la fase no-contenciosa del proceso. Si, una vez reunidos los ministros de las partes en conflicto, no se llega a un acuerdo, es cuando se debe crear un panel independiente que analizará el caso, sopesará los argumentos de las partes y decidirá cuál es la mejor resolución para todos los involucrados.
El recurso del panel, apunta Luis de la Calle, es una herencia del viejo TLCAN. Sin embargo, con el T-MEC se hicieron mejoras que podrían acelerar la resolución del caso. Los integrantes de este grupo independiente, según las reglas del tratado, se eligen de forma cruzada: México, en este caso, elegiría expertos originarios de Estados Unidos para integrar el equipo, y viceversa.
Sin embargo, de acuerdo con el exsubsecretario de Negociaciones Comerciales, en el viejo TLCAN no existía una lista predefinida de posibles panelistas y también se contemplaba el poder de veto para las partes. Este recurso, explica, en el pasado era abusado por Estados Unidos porque “se negaba a seleccionar y no se formaba el panel. Ahora, con el nuevo sistema, no se pueden negar a seleccionar panelistas. Si no lo hacen, se seleccionan automáticamente”.
Lo anterior debería ayudar a que se acelere la resolución del caso aún si Estados Unidos está reacio a continuar con la disputa. Sin embargo, el proceso aún así podría extenderse por largo tiempo. No solo los plazos marcados por el Capítulo 31 implican que una disputa puede tomar, de inicio a fin, más de medio año.
Además, advierte Luis de la Calle, “no hay ninguna cosa que te obligue a empezar el panel […]. Si las consultas no llevan a nada, México podría no pedir que se forme el panel […]. Y tus derechos bajo el T-MEC no se extinguen. Eventualmente podrías iniciar un panel, aunque fuera un tema viejo. Por ejemplo, en el caso de autotransporte de carga, México pidió el panel casi cinco años después que Estados Unidos violó el TLCAN. Y lo ganó, por cierto”.
Cabe destacar que todas las etapas del proceso de solución de controversias, hasta el reporte final que pueda llegar a generar el panel en la fase contenciosa luego de analizar a profundidad el caso, se lleva de forma confidencial, sin detalles al público. Esto hace difícil determinar cómo está avanzando la discusión entre México y Estados Unidos para agentes externos a las discusiones.
Pero de acuerdo con Kenneth Smith, hay buenas señales para la validez del caso Mexicano. Por ejemplo, aunque por lo general no significa mucho para la resolución del conflicto cuántas partes están involucradas, en el tema de las reglas de origen automotriz, “ayuda tener la presencia de Canadá en las consultas, señalando que desde el punto de vista jurídico México tiene la razón. […] Desde el punto de vista de la presentación, de los argumentos, me parece positivo que Canadá se haya sumado a las consultas”.
Luis de la Calle añade a esto que “si los estados piden un panel, es porque piensan que hay una violación. […] Y un gobierno responsable solamente presentaría casos cuando tenga una argumentación sólida. Sobre todo un gobierno como México que es, digamos, el más débil. El hecho que haya paneles permite pelear con Estados Unidos en igualdad de circunstancias. No va a mandar casos donde pierda”.
La herencia del conflicto México-Estados Unidos
En este contexto, donde parece muy probable que las disconformidades ante las reglas de origen avancen hasta la etapa contenciosa y México salga airoso, ambos expertos advierten que no es negativo que haya este tipo de roces entre los integrantes del T-MEC. Luis de la Calle afirma que “no tiene nada de malo que hubiera un panel. Es un litigio, y se litiga y vámonos”.
El intercambio de bienes y servicios entre México y el resto de América del Norte se acercó a los 174 mil millones de dólares el año pasado, por lo que un desacuerdo como el que está surgiendo por las reglas de origen automotriz no es algo fuera de lo común para una relación multimillonaria entre economías de gran escala.
Pero específicamente la resolución de este caso sí podría ser icónica para el futuro, en especial si trasciende a la etapa contenciosa. De acuerdo con Kenneth Smith la discusión por las reglas de origen automotriz se está perfilando a ser la primera que llega a la fase del panel bajo las reglas del T-MEC desde que entró en vigor el tratado; por lo que será interesante observar cómo se aplican las nuevas reglas en materia de selección de panelistas, entre otros.
Más importante aún, podría servir como un marco de referencia para futuros conflictos. El exnegociador del Gobierno de México apunta que “hay otros temas que están en el aire en temas que tiene Estados Unidos con México, como el sector energético, el sector agrícola. Hay una disputa que ya inició en el sector lácteo entre Estados Unidos y Canadá. […] En la teoría está muy bien establecida una mejoría con respecto al mecanismo que teníamos en TLCAN […]. Esperemos que esa claridad se traduzca en que en la práctica también se llegue a decisiones expeditas en beneficio de restablecer el libre comercio”, dice Smith.