Pierden fuerza las exportaciones y amenaza el crecimiento
Las exportaciones, el motor más dinámico del crecimiento del país, siguió desacelerándose en febrero con una contracción de (-)5.84%, a tasa mensual, con datos desestacionalizados publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
La caída de febrero se dio inmediatamente después del crecimiento de 4.6% registrado en enero y que había supuesto una recuperación de las exportaciones mexicanas. El crecimiento de enero fue una buena noticia después de que, entre octubre y diciembre, las exportaciones vieron caídas mensuales sucesivas que acumularon (-)3.08% en el cuarto trimestre.
Sin embargo, con el nuevo dato de febrero la tendencia de las exportaciones totales en los últimos cinco meses es marcadamente a la baja y se convirtió en la mayor caída desde el desplome por la pandemia en el segundo trimestre de 2020.
Además, la pérdida de fuerza del crecimiento exportador del país se viene dando en las exportaciones no petroleras, que representan casi el 95% del total de las exportaciones y que tienen en la industria automotriz a su principal motor.
En febrero, las exportaciones automotrices cayeron (-)7.9%, a tasa anual y con cifras originales, si bien acumulan un crecimiento de 18.8% en el primer bimestre a tasa anual por el fuerte crecimiento registrado en el segundo y tercer trimestre del año pasado. Sin embargo, con cifras desestacionalizadas las exportaciones automotrices han entrado en un canal descendente desde el último trimestre de 2022. La venta de vehículos y sus partes al exterior ha ganado fuerza en los últimos años y en febrero ya representó más del 29% de las exportaciones totales del país.
Las cifras de exportaciones de febrero no fueron bien recibidas por los analistas. "Mala noticias. La caída de las exportaciones de 5.8% m/m de febrero revirtió el repunte registrado en enero (+4.6% m/m). De los últimos 12 meses, en 6 se observan contracciones en el indicador", escribió Janneth Quiroz, economista en jefe de Monex, en su cuenta de Twitter esta mañana. Y es que el crecimiento de la economía mexicana depende fuertemente de la actividad exportadora no petrolera que se concentra, en más del 80%, en el mercado estadounidense.
De acuerdo con información del Inegi, las exportaciones explican más del 40% de la demanda agregada -que es la totalidad de bienes y servicios que adquieren las familias, empresas y gobierno- y dado su dinamismo de los últimos años se ha convertido en un pilar del crecimiento económico.
Así, el crecimiento de la economía mexicana en 2023 está supeditado, en buena medida, al dinamismo exportador hacia el mercado de Estados Unidos por lo que los factores recientemente observados de zozobra en el sector bancario y financiero de Estados Unidos que restringe el crédito, la persistencia de la Reserva Federal en el alza de tasas para combatir la inflación que impacta el consumo y la inversión, así como los potenciales daños a la relación comercial por disputas en el seno del TMEC (maíz, energía, etc), son motivos de preocupación para los economistas.
El anuncio reciente de Tesla de instalar una gigafábrica en Nuevo León, México, para producir vehículos eléctricos -sin aún ofrecer montos de inversión- y la relocalización de procesos manufactureros de empresas globales en territorio mexicano derivado de la guerra comercial entre Estados y China, provocó que algunos analistas revisaran ligeramente al alza sus estimados de crecimiento económica para el año en Mëxico. Con todo, la mediana para el crecimiento del PIB se mantuvo en 1.4%.
Al alza, bienes de capital
Dada la fortaleza del peso frente al dólar en los últimos meses, que ha llevado a que la moneda mexicana sea calificada de "superpeso", algunos analistas han volteado a buscar explicaciones sobre el comportamiento reciente de la balanza comercial en la paridad cambiaria. El peso se ha revaluado 5.8% frente al dólar estadounidense en lo que va del año.
"La balanza comercial parece que finalmente ya empezó a sufrir el costo del mal llamado “super peso”, o sea de la desalineación de la paridad cambiaria. El comercio fue deficitario. Preocupa que las exportaciones cayeron y las importaciones subieron, una señal que podría reflejar un efecto cambiario de restricción en las primeras y de estímulo en las segundas. Sobre todo en las importaciones de consumo", escribió en su cuenta de Twitter Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody's Analytics.
Si bien las importaciones totales cayeron (-)0.22% en febrero a tasa mensual con datos desestacionalizados, las importaciones no petroleros crecieron 0.56% en el segundo mes del año. Lo relevante es que las importaciones de bienes de capital registraron un alza de 6.45% respecto de enero con cifras desestacionalizadas.
"Un factor positivo a destacar es el aumento de las importaciones de bienes de capital", reconoció Coutiño, "pero éstas también pueden reflejar la desalineación del peso. Al final, la fortaleza de una moneda tiene un costo en el desequilibrio externo", agregó el economista de Moodys Analytics.
Las importaciones de bienes de capital han crecido consistentemente desde la crisis de la pandemia en el segundo trimestre de 2020. En febrero lo hizo a una tasa anual de 28.4% con cifras originales y en el bimestre enero-febrero el crecimiento fue de 24% a tasa anual; un aliciente para la alicaída inversión. Sin embargo, como proporción de las importaciones totales, aún se encuentra en mínimos de las últimas décadas.