La importancia de las reservas internacionales para la estabilidad financiera
Uno de los fundamentos macroeconómicos más sólidos es el nivel históricamente alto de las reservas internacionales, que en la actualidad suma más de 226 mil millones de dólares.
El objeto de contar con reservas es “coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional mediante la compensación de desequilibrios entre los ingresos y egresos de divisas del país” (Artículo 18 de la Ley del Banco de México). En lenguaje más coloquial, su objetivo es contribuir a mantener la estabilidad cambiaria y, con ello, controlar la inflación.
Además, un nivel adecuado de reservas permite mayor flexibilidad y resiliencia en periodos de alta volatilidad, refuerza la confianza sobre la solidez financiera de la economía mexicana y facilita el acceso a los mercados internacionales de capital en mejores condiciones.
Por su importancia, vale la pena plantear algunas preguntas básicas sobre las reservas, sobre todo porque recientemente han surgido comentarios que sugieren la posibilidad de un cambio en su objetivo básico, en su uso; lo cual, en caso de ocurrir, deterioraría significativamente los fundamentos macroeconómicos del país.
¿Cómo se constituyen las reservas internacionales? Son activos de amplia liquidez, exigibles a un plazo no mayor a seis meses: billetes y monedas, depósitos bancarios, títulos de crédito denominados en moneda extranjera y medios internacionales de pagos.
Al mes de agosto de 2024, el 88% del total de reservas estaba invertido en monedas extranjeras, en su mayor parte en valores. El resto, en otros bancos centrales, el Banco de Pagos Internacionales y el Fondo Monetario Internacional, bancos con casa matriz fuera de México, oro y otros activos.
Por moneda, la mayor parte de las reservas está invertido en dólares (aunque las cifras disponibles no son específicas, se estima que suman alrededor del 60% en esta moneda) y, en menor medida, en euros, yenes y libras esterlinas, así como en otras monedas, como el yuan chino, won coreano, corona sueca, dólar de Singapur, corona noruega, corona danesa, dólar de Nueva Zelanda y dólar de Hong Kong. El oro también ha ganado participación.
¿De dónde provienen los flujos que alimentan las reservas? De las transacciones cambiarias que el Banco de México realiza de manera habitual con el sector público; básicamente, de los ingresos de Pemex y de la deuda contratada por el gobierno federal y la banca de desarrollo, las cuales se realizan en dólares, pero su uso es en pesos.
Si estos flujos ingresaran directamente al mercado, el tipo de cambio se apreciaría significativamente, por lo que el Banco de México tiene que “esterilizar” estas transacciones, para emitir valores en pesos, con cargo al gobierno federal, para comprar dichos dólares.
Así, de 1996 a la fecha, la acumulación de reservas provino de los ingresos de Pemex. Sin embargo, en el sexenio de López Obrador los flujos de la deuda contratada superaron los flujos petroleros y, en particular, en lo que va de este año, los flujos de Pemex han sido negativos.
Otro factor que explica la acumulación de reservas es la compra - venta en el mercado cambiario por parte del Banco de México.
¿Es adecuado el nivel de reservas? La respuesta corta es sí, es adecuado y, pese a que registra máximo histórico, no es excesivo. La métrica más completa es la utilizada por el Fondo Monetario Internacional, que establece una relación de reservas a factores como el balance público, deuda y crecimiento económico. Si esta relación se ubica entre 1 y 1.45, el nivel de reservas es adecuado. México registra 1.17, este nivel, es consistente con una calificación crediticia de grado de inversión.
Es curioso que otra métrica, la relación de reservas respecto a la deuda externa neta, se haya mantenido estable en 1.2 veces durante el sexenio de López Obrador, considerando que la acumulación de reservas fue significativa en ese período, pero igualmente el endeudamiento externo.
¿Quién decide cómo utilizar las reservas? La Comisión de Cambios, integrada por funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el Banco de México, pero con voto decisorio de Hacienda.
¿Cómo han operado las reservas en el régimen de libre flotación cambiaria? Las reservas se utilizan para mantener la estabilidad en el tipo de cambio. Para fines prácticos, el régimen de libre flotación ha significado no buscar un tipo de cambio predeterminado, pero desde su adopción en diciembre de 1994, se han registrado múltiples intervenciones en el mercado cambiario, directas o a través de subastas, particularmente cuando existen presiones extraordinarias para el peso mexicano. Asimismo, la Comisión de Cambios ha implementado mecanismos para disminuir o acelerar el ritmo de acumulación de reservas internacionales, cuando lo ha considerado pertinente.
Cabe señalar que antes de 1994 las cifras de reservas sólo se daban a conocer dos veces al año, en mayo con los informes anuales del Banco de México y en septiembre con los informes presidenciales. Desconocer su nivel generaba incertidumbre, sobre todo porque el tipo de cambio operaba con regímenes semi-fijos, fijos o dentro de bandas de fluctuación. El nivel de las reservas daba confianza sobre la permanencia de dichos esquemas cambiarios.
A principios de diciembre de 1994, las reservas sumaban 10,457 millones de dólares, el peso operaba en una banda de fluctuación, y crecía la percepción sobre la dificultad para financiar el déficit de la cuenta corriente para 1995, lo que provocó un fuerte ataque a nuestra moneda, que no pudo contenerse y las reservas se fueron a cero. La confianza se perdió.
El 19 de diciembre de 1994, la Comisión de Cambios anunció la adopción de un régimen cambiario de libre flotación. México sufrió una profunda crisis en 1995. Sólo con ayuda internacional y un estricto programa de austeridad se pudo superar dicha crisis. Una de las medidas que se utilizó para recuperar la confianza de los inversionistas durante 1995 fue dar a conocer el nivel de reservas de manera periódica, incluso diariamente. Poco a poco se logró el objetivo y en 1996 la economía empezó a estabilizarse. Las reservas ya sumaban 15,672 millones de dólares. En la actualidad, gracias al buen manejo del Banco de México y a las decisiones de la Comisión de Cambios, suman más de 226 mil millones de dólares.
¿Se puede cambiar el uso de reservas? Sí, modificando el Artículo 28 Constitucional que dice: “Ninguna autoridad podrá ordenar al Banco (de México) conceder financiamiento”. La modificación a este Artículo presupone acabar con la autonomía del banco central.
El solo hecho de mencionar dicho cambio constitucional podría provocar una corrida de capitales y una fuerte devaluación, lo que implicaría una reducción significativa en el nivel de reservas y, si se materializa la cancelación de la autonomía, muy probablemente, una crisis macroeconómica.
Por fortuna, el Banco de México no está incluido en la iniciativa para desaparecer los entes autónomos y, la misma presidenta Claudia Sheinbaum, señaló en su discurso de toma de posesión que se mantendría la autonomía del banco central. Muy buena noticia.