La Fed, Banxico y sus dilemas

Buena parte del ajuste previsible del peso ante las noticias de política económica en México y la tensión con Estados Unidos se han pospuesto ante la renuencia de los inversionistas globales a dejar ir el “Premio México” anticipadamente.
7 Enero, 2025
Victoria Rodríguez y Jerome Powell.
Victoria Rodríguez y Jerome Powell.

En el último trimestre de 2024 se agudizó el dilema de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Por una parte, después de tocar su mínimo del año en septiembre 2024 con una tasa anual de 2.4%, la inflación tuvo su primer incremento en 7 meses y en noviembre llegó a 2.7%. En el mismo lapso, el Índice de Precios de los Gastos de Consumo Personal (PCE), que es la medida favorita de la Fed para determinar las presiones inflacionarias en la economía, pasó de 2.7% anual a 2.8% (que no es poca cosa pues revierte la tendencia del año). Por lo anterior, el anuncio de inflación del próximo 29 de enero es crucial y ya con Trump de presidente, las presiones a bajar la tasa de política monetaria serán mayores. 

Para complicar más las cosas, en 7 de los 11 meses reportados para 2024, la creación de empleos (nómina no agrícola) estuvo por arriba de lo esperado y la tasa de desempleo fue 4.2% en diciembre 2024, aún cerca de sus mínimos históricos. Además, mucho de este aumento ha sido gracias a una mayor tasa de participación de la población económicamente activa, lo cual indica que el mercado laboral no se ha deteriorado significativamente todavía. Este es un 'happy problem' para la Fed, pero no deja por ello de ser un 'problem'.

Con el mandato dual de la Fed de llevar la inflación a su objetivo de 2% y promover el pleno empleo (Banxico solamente tiene el de la inflación en 3% y así estamos bien, gracias), esto ha llevado a anticipar que la Reserva Federal bajará sólo 50 puntos base (medio punto porcentual) en todo 2025, mientras que antes se anticipaba el doble. Esto es razonable, en una economía en la que presiones inflacionarias persisten y el mercado laboral presenta una resiliencia inesperada, lo correcto es mantener un sesgo restrictivo en la política monetaria, aunque a Trump no le guste. Esto quedó claro con la reducción de 25pb de la Fed en diciembre, lo cual fue menor a la reducción de 50pb que algunos esperaban, pero mantiene la tasa alta en términos reales. 'Higher for longer', dicen los que saben.

Ante este dilema, la pregunta que seguramente se hace la Fed es: ¿A qué velocidad bajar en 2025? Bajar lentamente regresaría los temores de una recesión. Bajar rápidamente puede ser una apuesta arriesgada si la inflación regresa y la Fed tiene que cambiar de curso. Ante la fortaleza relativa del mercado laboral, parece que la Fed optará por lo primero, como se vio en su última decisión.

Esto nos lleva al Banco de México y su política monetaria en relación con la posición de la Fed durante 2025. Es un hecho que Banxico tiene que reducir su tasa significativamente, pues ésta se encuentra en máximos históricos tanto nominales como reales (o sea, descontando la inflación esperada). De hecho, el Banco de México desaprovechó la oportunidad de recortar cuando todos nuestros pares de América Latina lo estaban haciendo y empezó a bajar su tasa tarde, cuando la inflación ya estaba en repunte y creó un problema de comunicación hacia adelante. Ese problema de comunicación sigue aquí.

También es un hecho que el diferencial entre la tasa de política monetaria de México y Estados Unidos sigue siendo extremadamente alto, lo cual ha dado cierta fortaleza al peso durante los últimos tiempos. Todo esto significa que Banxico no sólo tiene que bajar agresivamente, sino también mucho más rápido que la Fed en algún momento. La pregunta es: ¿Cuándo?

Si baja anticipadamente y más rápido que la Fed, desperdiciaría balas que pueden ayudar en un día que Trump se levante de malas y aviente amenazas contra México. En otras palabras, el elevado premio que pagan los activos en México por mantener tasas altas es una línea de defensa para el peso que Banxico ha buscado mantener. Mucho del ajuste del tipo de cambio previsible ante las noticias de política económica en México y la tensión con Estados Unidos se han pospuesto ante la renuencia de los inversionistas globales a dejar ir el “Premio México” anticipadamente y aún sin un panorama claro.

Por otra parte, si Banxico se tarda en bajar y/o lo hace muy despacio, mantiene condiciones financieras altamente restrictivas en la economía, que seguro no ayudan ante el freno fiscal y de demanda externa que se espera en 2025. La buena noticia es que los hogares y las empresas en nuestro país tienen un acceso limitado y caro al crédito, por lo que mantener la tasa de política monetaria unos puntitos arriba por más tiempo, no debería hacer mucho daño. A veces el subdesarrollo tiene sus ventajas. También es cierto que tardarse en bajar y mantener una posición restrictiva puede resultar defendible en un contexto en que la inflación ha sido muy persistente, pues en noviembre fue de 4.6%, ligeramente por debajo del promedio de 2024, que fue de 4.8% hasta dicho mes.

Ante este dilema, la pregunta que seguramente se hace Banxico es: ¿A qué velocidad bajar en la primera mitad de 2025? Bajar muy lentamente (o igual que la Fed) mantiene ciertas condiciones defensivas para el peso y la estabilidad financiera misma, pero no ayuda en un año con altos riesgos de recesión y da municiones a los críticos que afirman con razón que debería haber empezado cuando todo mundo lo hizo. Además, esto le da la posibilidad de acomodarse en reacción a la Fed conforme el año avance y los riesgos se materialicen o descarten (e.g. que Trump resulte buena onda).

Bajar muy rápido es más arriesgado. De por sí, Banxico ya trae un problema de comunicación y ello solamente terminaría de confundir a los mercados. Asimismo, el mandato único que tiene el Banco (así estamos bien, gracias de nuevo) hace defendible que se mantenga una política restrictiva ante una inflación que se mantiene muy arriba del objetivo. Y si bajara rápido sin un mensaje claro y no explicara con cautela la medida, algunos podrían pensar que Banxico va a recortar significativamente el diferencial respecto a Estados Unidos y el peso podría depreciarse aún más en este contexto de nerviosismo.

Parece que Banxico ha encontrado su equilibrio en la opción de bajar despacio. Ello funciona para los miembros de la Junta de Gobierno que quieren reducir la tasa y a la vez mantiene una postura netamente restrictiva que proporciona una línea de defensa. Ello explica que la institución haya reducido solamente 25pb su tasa en la última decisión y no 50pb como muchos anticipaban.

La próxima decisión de Banxico es el 6 de febrero. Si los números de inflación de EU salen bien, el mercado laboral se deteriora marginalmente y el presidente Trump no dice grandes locuras, es posible que se abra la ventana para acelerar los recortes a 50pb. En caso contrario, se seguirán despacio, que quizá por el momento es lo más prudente y acelerarán más adelante cuando algunas dudas se hayan disipado.

Alexis Milo Caraza Alexis Milo Caraza Alexis Milo Caraza es actualmente socio fundador de Miranda Telekonomics, firma de análisis y consultoría especializada en economía, finanzas y telecomunicaciones. Previamente, Alexis fue Economista en Jefe y Director de Análisis en HSBC México. Antes de unirse al Banco, Alexis fue Comisionado en la Comisión Federal de Telecomunicaciones, puesto para el que fue designado por el Presidente de la República en 2011. Posiciones previas en el Sector Público incluyen: Coordinador de Asesores del Presidente de la República, Director General de Deuda Pública y Director de Política Fiscal (las dos últimas en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público). Anteriormente fue Investigador Económico en el Banco de México. Alexis Milo obtuvo la Licenciatura en Economía (con mención honorífica) por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) así como la Maestría y Doctorado en la misma disciplina por la Universidad de Yale. Ha impartido cátedra de Economía, Finanzas Internacionales y Regulación de las Telecomunicaciones en el ITAM, el CIDE y el Colegio de México.