Cuellos de botella golpean ingresos de Nike previo a temporada de ventas
La crisis que la tercera ola está causando en las cadenas de producción le pasó factura al gigante de artículos deportivos Nike.
La empresa con sede en Estados Unidos, anunció que sus ingresos aumentaron a 12,250 millones de dólares desde 10,590 millones en el primer trimestre del año fiscal que finalizó el 31 de agosto, por debajo del estimado de los analistas que en promedio esperaban ingresos de 12,460 millones de dólares.
Apenas en mayo pasado, la empresa se mostró optimista ante el boom de las compras de calzados y otros artículos que estaba viviendo gracias al levantamiento de las restricciones sanitarias que implicaron la salida del confinamiento de muchas personas.
En su reporte financiero, Nike advirtió mayores gastos en razón del incremento histórico en el costo de los fletes marítimos, básicos para la empresa que tiene la mayoría de sus líneas de producción en Asia, particularmente en Vietnam.
La empresa no hizo mención de ello en el comunicado, pero los analistas de BTIG, una empresa internacional de servicio financieros, señalaron que el cierre de fábricas durante meses en Vietnam -debido a la contingencia por COVID 19- ha jugado y seguirá jugando como el principal lastre productivo de la compañía estadounidense.
En el país del sudeste asiático se elabora aproximadamente la mitad de todo el calzado Nike, el 51% de las unidades de calzado y el 30% de las prendas de vestir. Y algunos analistas estiman que la escasez de productos alcanzará a la temporada de compras navideñas, donde según BTIG podrá verse el verdadero impacto financiero de los cuellos de botella.
Según Reuters, otras empresas del sector como Abercrombie & Fitch y Adidas AG, también han sido afectadas por los efectos del COVID en Vietnam dónde se espera que las restricciones seguirán en la mayoría del país por lo menos hasta que termine septiembre.
La semana pasada durante un evento con inversionistas, el CEO de la empresa Designer Brands Roger Rawlins relató que durante una plática con otro CEO este le dijo que lo que estaba pasando en Vietnam deshizo todo el esfuerzo de seis años en seis días.
"Cuanto esfuerzo nos tomó a todos salir de China y ahora uno de los únicos lugares en los cuales puedes conseguir los bienes es China" contó a los inversionistas Rawlins.
La deslocalización de empresas estadounidenses de China hacía el Sudeste de Asia es un fenómeno que empezó a tomar vuelo desde mediados de la década pasada y que la guerra comercial iniciada por Donald Trump -que aún no ha acabado- cataliza debido a las restricciones arancelarias a las importaciones chinas.
Ahora en medio de una crisis pandémica que conjuga restricciones comerciales, sanitarias y precios de transporte históricos el sector retail está enfrentando un reto mayúsculo.
El reto de abasto para el Buen Fin
Pero no solo los productores, sino los distribuidores están sufriendo los problemas en el lejano Oriente. Las tiendas de retail -o minoristas- también han tenido que lidiar con un mayor gasto en envíos para que sus productos lleguen a los aparadores a tiempo.
Junto con Nike, empresas de productos de entretenimiento como Hasbro, la compañía de juguetes, advirtió a los compradores que adelanten sus compras pues la "crisis de los contenedores" podría elevar los costos para el último trimestre además de causar graves retrasos en las entregas afectando la temporada de compras navideñas.
En México la temporada empieza con la semana de ofertas conocida como el Buen Fin, un equivalente al Black Friday estadounidense.
La Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco Servytur) anunció que el evento se realizará del 10 al 16 de noviembre en el que se espera alcanzar una derrama económica de 239 mil millones de pesos, similar a la obtenida en 2020, pero el organismo puntualizó no es de fácil comparación debido a que la edición anterior duró 12 días.
Según un análisis de la fintech Drip Capital, hay una alta posibilidad de que durante la de temporada alto consumo exista una disponibilidad menor de productos de industrias como la textil, juguetera y electrónica, sobre todo telefonía y computación pues se prevé que esta escasez sea superada hasta el 2022.
Aún faltan casi dos meses para el Buen Fin, pero como advierte Drip Capital, las tiendas necesitan tener inventario en almacenes desde uno a dos meses previos a la llegada de esta temporada, mientras los retrasos están rondando de dos a cuatro semanas.