Senadores estadounidenses buscan revivir aranceles al acero mexicano
Los tambores del conflicto comercial entre México y Estados Unidos vuelven a sonar ahora con una vieja disputa sobre un importante insumo industrial: el acero.
En una carta dirigida a la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, y a la representante de Comercio de Estados Unidos, Katherine Tai, 14 senadores estadounidenses republicanos y demócratas exigieron a las autoridades comerciales tomar medidas contra el aumento ‘insostenible’ de las importaciones de acero mexicano.
Entre las medidas solicitadas por los legisladores de la Cámara Alta estadounidense están el regreso de los temibles aranceles de 25% sobre el acero y aluminio mexicanos, establecidos hacía apenas cinco años por la administración Donald Trump y que permanecieron hasta mayo de 2019 bajo el argumento de la sonada sección 232.
El regreso de las amenazantes medidas contra la siderurgia mexicana es de hecho un nuevo capítulo en la misma disputa del 2018-2019, pues de acuerdo con la misiva, México estaría violando la Declaración Conjunta en 2019 en las importaciones de acero y aluminio por las que se acordó el levantamiento de los aranceles a ambos lados del Río Bravo.
Según dicho acuerdo, si las importaciones de acero aumentan significativamente más allá de los volúmenes históricos de comercio, la parte importadora puede volver a imponer aranceles del 25%, algo que los senadores argumentan ya está sucediendo.
“En los últimos meses ha quedado claro que las importaciones de acero mexicano superan los volúmenes históricos de comercio y están surgiendo significativamente en nuestro mercado”, señala la carta enviada por el senador republicano de Arkansas, Tom Cotton
Según señalaron los senadores promoventes el aumento de importaciones en el periodo 2019-2022 es el mayor para cualquier exportador con aproximadamente 73% de crecimiento con respecto a la línea de base anterior a la Sección 232 de entre 2015 a 2017, importaciones entre las que destacan las de acero semiacabado y productos largos con 120% y las de conductores de acero con 577%.
Durante la mayor parte del periodo mencionado por los legisladores, el aumento de las importaciones se daría en un contexto económico marcado por la recuperación mundial pospandemia en el regreso de las industria constructora en el mundo y la lenta reapertura de los altos hornos chinos causarían un crecimiento histórico del acero hasta un precio por encima de los 1,500 dólares por tonelada de acero.
Aunque después de alcanzar su pico en marzo de 2022 el acero inició una rápida tendencia decreciente, esta se detuvo a finales del año pasado conforme la segunda reapertura de la economía china iniciaba y ante la cuál se esperan nuevas -aunque menores- presiones al precio del acero, principalmente para su uso en construcción.
A la demanda china se le sumaría de forma extraordinaria aumento de importaciones de Turquía, donde luego del reciente terremoto, se estima que los planes de reconstrucción necesitarán de 4 millones de toneladas de varilla corrugada de acero.
Bajo este nuevo contexto que recuerda en parte al repunte de precios de 2020-2021, la decisión de los Estados Unidos de imponer aranceles no solo afectarían los precios de la vivienda y la construcción -que desde 2020 han crecido a su ritmo más rápido de los últimos 60 años- si no que podría representar más una presión política que una verdadera cuestión económica.
Tan solo en 2022, la mucho menor producción mexicana de acero líquido cayó 1.6% a 18,2 millones de toneladas según datos de la Cámara Nacional del Acero (Canacero), muy por debajo de Estados Unidos —el cuarto productor mundial detrás de China, India y Japón— con 80.7 millones de toneladas producidas.
La disputa ahora llega al TMEC
Cuando Donald Trump decidió en 2018 imponer aranceles al acero mexicano bajo la bandera de la sección 232 este conflicto puso en jaque las negociaciones del naciente TMEC.
Pero ahora, con un TMEC ya en vigor, el regreso de los aranceles al acero y al aluminio podrían sumarse como un nuevo caso de debate en el marco del tratado que se sumaría a la lista en la que han estado, están o han podido estar los automóviles, el maíz amarillo, la energía eléctrica, los productos agrícolas mexicanos.
Desde que los EU se posicionaron en contra de la política energética del gobierno actual, los conflictos comerciales- especialmente con México- en el que el TMEC ha fungido como un campo de debate han sido constantes en lugar de ser una oportunidad de fortalecimiento del mercado regional.
Para Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base, “esto puede ser presión como consecuencia del tema del maíz y del sector eléctrico. No nos estamos comportando como aliados comerciales y la consecuencia es la presión por imponer aranceles. Con esto, la oportunidad del friendshoring se pone en riesgo”.
Actualmente México mantiene aranceles temporales sobre la importación de acero, principalmente dirigidas a evitar el “dumping” chino frente a las siderúrgicas nacionales, sin embargo, dicho arancel del 15% no es aplicable ni para los EU ni para Canadá.