Carlos Urzúa, próximo secretario de Hacienda: Conocido entre estudiantes, desconocido por inversionistas
Los estudiantes de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey en la Ciudad de México podrán identificar a Carlos Urzúa incluso sin haber tomado clases aún con él.
La reputación de un profesor corre rápido por el pasillo de una escuela y no requiere gran verificación, pero no así entre los inversionistas.
Carlos Urzúa Macías fue reiterado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como el hombre que llevará las riendas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público una vez que tome posesión como presidente el 1 de diciembre. Sin embargo, las dudas sobre su experiencia en la función pública ensombrecen su llegada.
Urzúa es un hombre de la academia. Un prestigiado investigador universitario reconocido en México y fuera de nuestras fronteras. Lleva más de 30 años dedicado a ella y a la educación universitaria en temas económicos tan diversos que van desde la pobreza, hasta las finanzas públicas en escuelas como el Tec de Monterrey, el Colegio de México y la Universidad de Princeton en Estados Unidos.
Su formación matemática y económica en el Instituto Politécnico Nacional y en la Universidad de Wisconsin y su amplia incursión en los modelos econométricos para estudiar los fenómenos económicos, le llevaron a escribir decenas de artículos y de libros sobre estos temas.
Como académico, Carlos Urzúa cuenta con ocho libros publicados, tres como autor y cinco como editor. Adicionalmente, ha escrito decenas de artículos en relación a temas como política fiscal y monetaria, competencia económica, pobreza y comercio internacional.
También ha sido consultor para el Banco Mundial, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)
Incluso paquetes econométricos llevan su sello al incluir su prueba de normalidad multivariada. Es difícil que algún estudiante o profesor de economía no se haya topado con alguno de sus trabajos académicos y el reconocimiento de la comunidad científica del país le llevó, desde 2007, a incluirlo como miembro de la Academia Mexicana de Ciencias.
Pero la larga y reconocida trayectoria del investigador, contrasta con su corta experiencia en la ejecución de políticas económicas y -más aún- con las negociaciones políticas que debe enfrentar un ministro de finanzas ante inversionistas de todo el mundo, gobernadores, y empresarios.
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Entre el 2000 y el 2003 fue el secretario de Finanzas de la Ciudad de México, AMLO era en ese entonces jefe de gobierno de la ciudad y depositó en Urzúa la confianza para manejar presupuesto de la ciudad, mismo que aparentemente estuvo bajo control.
La recaudación de impuestos se incrementó 16% en el primer año de su cargo, el aumento en el gasto de servicios personales se mantuvo relativamente bajo en comparación con otros años y el grado de aumento en el gasto para subsidios estuvo entre los cinco más bajos en relación con los últimos cuatro gobiernos de la ciudad, según datos de Inegi.
Sin embargo, los bajos niveles de inversión pública que presentó el gobierno de AMLO a nivel histórico encienden una señal de alerta para el futuro crecimiento del país. Los años de 2001 y 2002 -periodo de Urzúa- están entre los cinco años en los que menos inversión pública ha existido en la Ciudad de México desde 1990 y hasta 2016.
Después de este periodo, Carlos Urzúa salió del ejercicio público para regresar a la academia y fundar la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey, de la que fue director hasta 2013. Según sus declaraciones, nunca fue despedido, es solo que prefiere la educación a la función pública.
“Era un puesto importante. Ser secretario de Finanzas del Gobierno del Distrito Federal representa ahorita manejar alrededor de 170 mil millones de pesos, es un presupuesto mucho más grande que el de muchos países de Centro y Sudamérica, es un Gobierno muy complicado pero también muy interesante. Aun así me vine para acá [el Tec de Monterrey] porque tengo esta creencia de la importancia de la educación”.
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Sin embargo, una vida analizando la teoría no garantiza el éxito en la práctica. Una de las dudas que más acecha al doctor en economía e investigador nivel lll del Sistema Nacional de Investigadores es precisamente el desconocimiento que se tiene de él en el mundo financiero local e internacional.
Carlos Urzúa es un respetado académico y un economista lo suficientemente tradicional, pero no tiene el peso de otros economistas mexicanos más conocidos en términos de su habilidad para mover mercados
-Christopher Wilson, director adjunto del Wilson Center en México para Bloomberg.
Pero diferencia de lo que se necesita para ser un subsecretario de hacienda, la jefatura de la secretaría implica destrezas políticas y de negociación que Urzúa deberá demostrar rápidamente ante los grandes capitales del mundo y las instituciones financieras globales.
Hasta ahora, Lopez Obrador y Carlos Urzúa han insistido -una y otra vez- en que respetarán la autonomía del Banco de México, mantendrán el sistema de libre flotación del tipo de cambio y no tocarán los contratos anteriormente hechos, incluyendo los petroleros, en el afán de ganar confianza.
Pero los capitales siguen esperando el momento de las decisiones y acciones. Allí será cuando el destacado investigador y académico mostrará que está hecho para el puesto.
MÁS INFORMACIÓN: Semblanza del Dr. Carlos Urzúa Macías, EGAP.