Ocupados y consternados nos ha mantenido el gobierno federal en este nuevo año, ante su ataque frontal a los órganos autónomos y sus provocaciones al país vecino del norte, aunque en ello se nos vaya la esperanza de eficacia y contrapesos y de una nueva relación adulta, estratégica y horizontal con los Estados Unidos.
Las omisiones en la agenda nacional 2021 que dichos distractores han traído como consecuencia, son tan o más graves que los daños que ese desgaste y conflicto creado traen consigo. Sí, el costo de oportunidad de dedicar miles de horas de mexicanas y mexicanos a tratar de disuadir al presidente de echar bombas molotov omnidireccionales es altísimo para nuestra Nación. Y por ello en compensación, trataré de avocarme a la agenda ausente a ver si podemos desde la sociedad civil impulsarla y ponerla en el centro de la acción.
Por mencionar solo algunos de los temas críticos que considero se están dejando de lado, tenemos:
• La aún pendiente agenda de metas para el desarrollo sustentable 2030;
• la agenda transversal y urgentísima para frenar el cambio climático en nuestro país ante las crecientes emisiones de carbono, la escasez de agua, deforestación y extinción de la biodiversidad;
• la agenda de seguridad nacional; y
• la agenda de transformación digital ante la revolución 4.0 que ya opera en muchas industrias de nuestro país, toma decisiones automatizadas o no, sin restricción efectiva alguna, y cierra acuerdos con sus competidores sin que se levante una bandera roja en favor de la competencia o de los consumidores.
Es sobre esta última que quisiera escribir hoy; del futuro de dependencia, control y vulnerabilidad que nos espera a los países no proactivos, importadores de tecnologías, capital humano y modelos de negocios digitales. El Estado mexicano necesita liderar y no claudicar ante una nueva realidad global: la hegemonía de unos cuantos titanes de la inteligencia artificial (IA).
¿Qué futuro digital queremos en México? Evadir la respuesta no es opción: el riesgo de no hacer nada, mientras el nuevo leviatán algorítmico, presente en motores de búsqueda, redes sociales, bancos, comercio, medios, van minando la competencia entre agentes económicos que se coluden o desplazan a los entrantes, es ponernos fecha de caducidad como nación y sacrificar el bienestar social.
Cuando una red social con políticas extractivas abusivas pierde confiabilidad, la opción de migrar a otras aplicaciones competidoras se ve severamente limitada por no poder portar el perfil, información, chats, perfil, del usuario migrante. Esto ha impedido el llamado multi-homing, la posibilidad de los usuarios de estar en dos o más plataformas que compiten a la vez, sin ataduras impuestas.
La falta de interoperabilidad de los sistemas operativos, software y aplicaciones, la imposibilidad de portar nuestros datos, hacen nugatorias nuestras opciones. COFECE e IFT habrán de entrar en acción. COFECE hizo hace 3 años una reflexión sobre esto, y el IFT -su autoridad investigadora- abrió una investigación en estos mercados. Es un paso acertado, mas no una estrategia. Sería muy importante que ambas autoridades de competencia, en forma colaborativa con el INAI y BANXICO también, diseñaran una estrategia digital horizontal accionable.
En silos no lograrán domar al Leviatán en favor de la sociedad. Lejos de vulnerar o peor aún eliminar estos órganos constitucionales en cuyas manos están los grandes retos de la economía de datos, la libertad de expresión, el derecho al acceso a la información plural y veraz y la privacidad y protección de datos personales, habría que estar trazando una estrategia nacional 4.0 entre ellos y la Administración Pública (Secretaría de Economía, Agricultura, y Profeco por ejemplo) para potenciar los beneficios de la inteligencia artificial y minimizar sus riesgos.
Paralelamente habría que estar fomentando formación de especialistas en IA, (sembrando futuros) investigación en todas las áreas en que incide y promoviendo una industria nacional de IA, blockchain, ciencias de datos, sistemas, contenidos y aplicaciones y apuntalar un Centro Público de Inteligencia Artificial. ¿Será mucho pedir?
Hay reportes de los avances, aportaciones y enormes riesgos de proyectos de IA en 43 países, publicado por Global Information Society 2019.
Pero hablando de estrategias nacionales integrales de prevención de riesgos y promoción de la competencia, es preciso revisar la muy reciente Estrategia de Mercados Digitales que publicó el Reino Unido, y que dibuja con gran lucidez el tamaño del reto, su importancia, la complejidad de los impactos del Leviatán global y la necesidad de actuar y apuntalar las instituciones equipándolas con las herramientas, recursos y poderes legales necesarios para proteger el interés público.
El Reino Unido identificó problemas y riesgos crecientes ante la altísima concentración de los mercados del ecosistema digital en perjuicio del proceso de competencia, la innovación y por ende de los consumidores. Vio también riesgos en el derecho al acceso a la información, noticias falsas, discurso de odio, violencia, y la inmovilidad de los datos del usuario a otra plataforma lo cual impide competir. Reconoció que la autoridad de competencia no podría resolver todos esos riesgos y que una regulación asimétrica para los agentes económicos con “estatus estratégico en un mercado digital” (SMS) (poder de mercado extremo) basada en evidencia, moderada, transparente, focalizada combinada con códigos de ética exigibles, es la ruta para seguir a la par de otras acciones en materia de privacidad. Propuso la creación de una Unidad de Mercados Digitales dentro de la Autoridad de Competencia con amplios poderes, mandatos y parámetros para actuar frente a empresas o grupos con SMS. Será creada en abril de 2021.
Además, el grupo de trabajo ad-hoc para crear esta nueva estrategia prevé la creación de normas para prevenir los problemas de noticias falsas, violencia en línea, portabilidad de datos, perfil, historial, etc. e interoperabilidad de sistemas y plataformas y para crear la figura de SMS, tan necesaria.
El documento incluye 15 recomendaciones al gobierno británico, muy bien delineadas, y prevé este trabajo colaborativo horizontal entre varias agencias, como lo propongo para las nuestras así, como la cooperación internacional para el intercambio de información… bueno este tema es hoy muy sensible en México.
Sin duda que industria, academia, sociedad civil están tratando de construir esta agenda y mucho será lo que pueden aportar, pero si no queremos que quede en meros códigos de ética optativos, es preciso que el gobierno reconozca la necesidad de construirla y la apuntale con recursos, normas y trabajo colaborativo y constructivo con los órganos autónomos antes mencionados como lo está haciendo el Reino Unido y varios países más.