Prevé Intel peores pérdidas operativas en negocio de fabricación de chips en 2024
Se avecinan tiempos turbulentos para Intel. En una presentación ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC), la empresa previó que 2024 sería el año de peores pérdidas operativas para el negocio de fabricación de chips, luego de revelar pérdidas operativas para su unidad de fabricación de semiconductores, con una cifra alarmante de 7 mil millones de dólares en pérdidas para en 2023.
El director ejecutivo de Intel, Pat Gelsinger, reconoció que 2024 sería un año desafiante, anticipando que sería el punto más bajo en términos de pérdidas operativas para el negocio. Las dificultades enfrentadas por la unidad de fabricación se atribuyen en parte a decisiones pasadas, incluida la resistencia inicial a adoptar tecnologías avanzadas como las máquinas de ultravioleta extrema (EUV) de ASML, que son esenciales para la fabricación eficiente de chips.
La empresa ha diseñado sus propios chips y ha llevado a cabo su propia fabricación, a diferencia de otras empresas estadounidenses de semiconductores como Nvidia y AMD, que diseñan sus chips pero los fabrican en fundiciones asiáticas como TSMC en Taiwán.
Además, los resultados aparecen dos semanas después de que el gobierno estadounidense diera a conocer que otorgaría a la compañía 8 mil 500 millones de dólares en fondos directos, además de 11 mil millones en préstamos, con el objetivo de establecer fábricas de chips en varios estados clave del país.
Este objetivo se sumaría al plan descrito por Patrick Gelsinger, que busca continuar fabricando sus propios procesadores, al mismo tiempo que inicia un negocio de fundición externa para producir chips para otras empresas. Intel planea invertir 100 mil millones de dólares en la construcción o ampliación de fábricas de chips en varios estados de Estados Unidos. Además, la empresa está buscando persuadir a otras compañías para que utilicen sus servicios de fabricación, con la esperanza de aumentar sus ingresos en este segmento.
Pero en medio de la “guerra fría” que vive Estados Unidos y China en la búsqueda de la supremacía en el desarrollo de chips, el enfoque de la compañía destaca el papel único de Intel como uno de los pocos fabricantes de semiconductores de vanguardia con sede en Estados Unidos, además de que podría darle al dragón asiático una ventaja competitiva debido a la dependencia que existe respecto a la producción de chips de otras empresas estadounidenses.
La caída de Intel en medio de la “Guerra Fría”
Aunque en 2023, Intel y Samsung mantenían una posición destacada en el ranking de facturación de la industria de semiconductores, según datos de Statista, existe una marcada dependencia del país asiático, pues actualmente, la mayoría de los semiconductores de alta calidad son producidos por TSMC.
Esta dependencia, plantea una “situación insostenible” tanto desde el punto de vista económico como de seguridad nacional de Estados Unidos, una preocupación que ya había sido abordada antes.
Además, los productos tecnológicos dependen de innumerables componentes que provienen de diversas partes del mundo, pero es en China donde se fabrican los elementos más cruciales. El país asiático controla la extracción de elementos fundamentales como el germanio o el galio, necesarios para la fabricación de chips. El país asiático ha aprovechado esto como una ventaja competitiva, restringiendo su importación desde agosto del año pasado.
Esta ventaja ha sido reconocida por Estados Unidos. Incluso Jensen Huang, CEO de NVIDIA, ha sugerido que el país norteamericano podría tardar hasta dos décadas en alcanzar la autosuficiencia en la fabricación de chips.
Pero no solo se trata de la dependencia, sino también de las restricciones que ha impuesto China para golpear a las empresas desarrolladoras estadounidenses, entre ellas, Intel. Un informe publicado por el periódico estadounidense Financial Times hace un par de días, ha revelado que China implementó un nuevo marco legal que prohíbe el uso de procesadores fabricados por Intel y AMD en equipos de escritorio y servidores del gobierno.
Esta decisión podría tener un impacto significativo en ambas empresas tecnológicas, ya que el mercado chino representó el 27% del total de las ventas de Intel y el 15% de las ganancias netas de AMD en 2023; lo que complicaría el camino hacia la recuperación de la empresa estadounidense.
China podría aprovechar esta medida para impulsar el desarrollo de sus propios procesadores y la industria de semiconductores, generando así una mayor competencia en el mercado global; además de que, con las pérdidas de Intel, el contexto podría no serle de mucha ayuda.
Con la financiación estadounidense comunicada hace un par de semanas, Intel buscará que Estados Unidos produzca el 20% de los chips más avanzados del mundo para 2030. Además, Intel ha pasado recientemente a utilizar herramientas EUV, lo que se espera mejore su competitividad en términos de precio y rendimiento, según lo descrito por Gelsinger.
El CEO también expresó que Intel alcanzaría el equilibrio operativo alrededor de 2027. Por ahora la empresa cerró este miércoles con una caída del 8.22% en sus acciones, cotizando en 40.33, y dejando en números rojos y preocupantes al mercado.