Musk se une a la persecución de Microsoft y OpenAI
El descontento de Elon Musk podría llegar a los tribunales, pero no sería el único problema que enfrenta OpenAI. El empresario ha presentado una demanda contra la empresa desarrolladora de ChatGPT y su director ejecutivo, Sam Altman, alegando incumplimiento de contrato y acusando a la compañía de priorizar ganancias sobre su compromiso original de desarrollar inteligencia artificial (IA) en beneficio de la humanidad.
La demanda, presentada en la Corte Superior de San Francisco, sostiene que la multimillonaria asociación de OpenAI con Microsoft ha convertido a la empresa en una subsidiaria de código cerrado de la gigante tecnológica, a diferencia de su inicial propósito de código abierto y su enfoque inicial sin fines de lucro.
Pero esta alianza ha llamado la atención de otros reguladores internacionales a medida que su crecimiento se potencializa. La colaboración entre OpenAI y Microsoft está siendo examinada por la Comisión Federal de Comercio de EU (FTC) y la Autoridad de Mercados y Competencia del Reino Unido (CMA), quienes están considerando investigaciones preliminares sobre posibles violaciones antimonopolio.
Los reguladores antimonopolio buscan cuidar la competencia en el sector emergente de la inteligencia artificial. Esto sucede después de la reciente situación en la junta directiva de OpenAI que involucró el repentino despido y regreso del CEO Sam Altman. Después de este episodio, Microsoft obtuvo un puesto de observador sin derecho a voto en la nueva junta de tres miembros.
La matriz de OpenAI es una entidad sin fines de lucro, pero en 2019 creó una filial con fines de lucro, donde Microsoft posee el 49%. Microsoft ha comprometido más de 10 mil millones de dólares en inversión, y se ha vuelto una parte importante en la participación de la empresa.
La discrepancia principal, según la demanda, surgió de la condición inicial de OpenAI como una organización sin fines de lucro. Las tensiones aumentaron entre los ejecutivos que buscaban capitalizar la nueva tecnología de inteligencia artificial y Elon Musk, quien abogaba por mantener la empresa como un laboratorio de investigación.
“O te vas a hacer algo por tu cuenta o vas a continuar con OpenAI operando como una organización sin ánimos de lucro”, dijo Musk según la demanda. “Ya no voy a financiar OpenAI sino hasta que hayas hecho un compromiso firme de quedarte, o si no sería un tonto que esencialmente está dando financiamiento gratuito a una empresa emergente. Las discusiones se acabaron”.
De 2016 a 2020, Musk aportó más de 44 millones de dólares a OpenAI, según la demanda. También alquiló el primer espacio de oficinas de la compañía en San Francisco y pagó los gastos mensuales. “Sin la participación del señor Musk y sus considerables esfuerzos y recursos de apoyo es muy probable que OpenAI nunca hubiera salido adelante”, dice la demanda”.
A través de la denuncia se busca que la tecnología de OpenAI sea de código abierto y exige que Altman devuelva los fondos generados a través de lo que Musk considera un “comportamiento incumplido”.
Sin embargo, Musk también sostiene que OpenAI no se ha centrado adecuadamente en los riesgos existenciales de la tecnología para la humanidad, y busca forzar a OpenAI a cumplir con su acuerdo fundacional, enfocándose en el desarrollo de tecnología que beneficie no solo a individuos como Altman o a corporaciones como Microsoft, sino que tenga un impacto más amplio y positivo.
Esta demanda se suma además a la del periódico estadounidense New York Times, que demandó a OpenAI y Microsoft en diciembre por presunta infracción de derechos de autor relacionada con el contenido utilizado para entrenar a los chatbots.
Ambas tecnológicas se encuentran bajo la lupa en medio de su auge en el desarrollo de IA. Tanto Microsoft como OpenAI han encontrado en esta tecnología grandes oportunidades. Por un lado Microsoft ha lanzado recientemente su ecosistema Copilot que se vale de herramientas de IA para potenciar su suite, además de implementar también esta tecnología en las herramientas de sus servicios en la nube, mismos que aportaron al crecimiento del 17.6% de los ingresos de Microsoft en el último trimestre.
Por su parte, OpenAI se encuentra trabajando en Sora, herramienta de video que lanzó a prueba hace poco que surge como un parteaguas en la creación de contenido con Inteligencia Artificial, después del éxito de ChatGPT como herramienta de texto.
Ambas empresas se encuentran bajo el escrutinio a la par del desarrollo de un marco jurídico para regular la tecnología de Inteligencia Artificial.