Extractivas, pioneras del Internet de las Cosas en México
Las primeras aplicaciones del Internet de las Cosas (IoT) en México están en industrias “extractivas” y de producción de materias primas.
Este concepto hace referencia a una “red de objetos físicos (‘cosas’) que llevan incorporados sensores, software y otras tecnologías con el fin de conectarse e intercambiar datos con otros dispositivos y sistemas a través de Internet. Estos dispositivos van desde objetos domésticos comunes hasta herramientas industriales sofisticadas”, de acuerdo con Oracle.
Si bien se trata de una tecnología relativamente nueva, en varias partes del mundo ya se está empezando a usar para tareas de logística, gestión de puertos, proyectos medioambientales, administración urbana, construcción y rastreo de activos en la industria aeroespacial. En México, aunque la adopción de estos sistemas aún está en etapas muy tempranas, empiezan a darse ejemplos de uso en sectores “extractivos”, dedicados a la producción de materias primas.
“Tenemos constancia de minas que están desplegando tecnología IoT y sensores bajo tierra para automatizar la ventilación y reducir el consumo eléctrico o para comunicaciones de misión crítica, como alarmas a los trabajadores. Eso en México ya está instalado y funcionando” asegura Fernan Izquierdo, vicepresidente de Desarrollo de Negocio y Ventas Enterprise en la compañía de telecomunicaciones Ericsson.
Aparte del sector minero (donde hay cada vez más empresas que están invirtiendo activamente en el desarrollo de sistemas IoT), el otro gran segmento donde se está viendo un enorme potencial de aplicación para México es la agricultura y la producción de materias primas del sector alimentos.
“Hoy el IoT ya lo encontramos en la agroindustria, en la utilización de sensores que permite medir todo lo que se requiere para hacer sustentables las cosechas.” apunta Salma Jalife, presidenta de la organización Centro México Digital (CMD). A eso se tienen que sumar aplicaciones, ya en marcha desde hace varios años, para monitorear la producción de leche o el crecimiento de los cultivos, así como desarrollar mejores procesos de siembra y riego que maximicen las cosechas.
Que estas actividades “extractivas” y de producción de materias primas lleven la delantera en la implementación del IoT en México no significa que sean los únicos sectores que pueden verse beneficiados de la recolección de datos y la operación remota que habilita esta tecnología. Los mismos principios pueden aplicarse a los procesos de manufactura y maquila.
“Hay un sinnúmero de dispositivos que pueden medir cómo están entrando las materias primas, cómo se procesan, cuántos defectos hay, cuánto producto terminado sale. En los almacenes, puedes implementar tecnologías para robotizar la gestión de los inventarios. Eso es IoT”, asegura Bernardo González, director de Manage Services e Innovación en la empresa de servicios en Tecnologías de la Información (TI) KIO Networks.
Con la pandemia, y la digitalización de los espacios de trabajo que fomentó, incluso se han empezado a plantear sistemas de IoT incluso en las oficinas convencionales, lejos del campo y las plantas de trabajo. “Se pueden conectar a internet funciones que usualmente realizamos de manera manual y que pueden hacernos la vida mucho más sencilla […], como la disponibilidad y las reservas de lugares de estacionamiento […], reservar un escritorio en tu lugar de trabajo [en operaciones híbridas sin espacios asignados], o hasta el registro y acceso a las instalaciones para visitantes” señala Ana Karen Delgadillo, directora de Marketing de la compañía de software para espacios de trabajo Parso.
Avance del IoT a otras industrias
Hay dos razones concretas por las que las actividades extractivas parecen estar al frente de otras industrias en Internet de las Cosas. La primera parece ser que los incentivos para la adopción del IoT se alinean mejor con estos mercados. De acuerdo con Fernan Izquierdo, hay elementos regulatorios muy fuertes que motivan a las empresas a invertir en la seguridad de su plantilla.
Y con los sistemas IoT, “se llena la mina de sensores de todo tipo, de gases, de vibración, de todo tipo, y los están monitoreando en tiempo real, predecir y prevenir incidentes en caso que llegara a haber algún problema”, agrega.
La otra razón parece ser que estas industrias ya tienen una cierta implementación de tecnologías similares que solo están turbo-cargándose con el IoT. “La mayoría de estas empresas ya tienen redes privadas [y dispositivos conectados a ellas]. Solo que en la mayoría de ellas tienen Wi-Fi. Entonces ya conocen los beneficios [de la interconectividad], lo que no conocen es los beneficios de [modernizar sus procesos] con 5G y cómo para usar muchas tecnologías eficazmente, incluyendo el IoT, necesitas” esta modernización, apunta el directivo de Ericsson.
Lo anterior sugiere que, para que se adopte el Internet de las Cosas en otras partes de la economía mexicana, solo es necesario que se potencien otros incentivos para adoptar la tecnología, así como eliminar las barreras que persisten. Entre estos retos, como en cualquier otra tecnología innovadora que se puede aplicar a los negocios, pueden dividirse entre técnicos y culturales.
Desde el punto de vista técnico, es importante que las empresas comprendan que “no es nada más convertir a código lo que haces hoy, sino repensar todos tus procesos y adecuarlos a lo que la tecnología nueva te permite. Si no, no obtendrás ningún beneficio. Tienes que conceptualizar y desarrollar estos sistemas IoT con la mirada puesta en el futuro”, señala Ricardo Martinezgarza, vicepresidente de tecnología de CMD.
También entre los retos técnicos, el mismo especialista advierte que “todos estos sistemas van a requerir de una base de desarrolladores de software importante. El dispositivo de IoT por sí mismo no sabe hacer nada. Su utilidad dependerá de lo que los sistemas sepan hacer”.
En los retos culturales, Ana Karen Delgadillo reafirma que aún sigue siendo un desafío desarrollar los conocimientos y la disposición adecuada para aprovechar estos sistemas. “Si empiezas a pedir a las personas que dentro de su operación cotidiana integren este tipo de herramientas, hay que emplear más horas para capacitación […].Hay personas que no son nativas digitales, que han tenido que aprender, y que todavía podrían requerir capacitación adicional para su uso”, afirma.