Pandemia, desempleo y acceso a tecnologías frena educación de 8.8 millones de estudiantes en el país
Los efectos de la pandemia han golpeado duramente la educación en el país. El confinamiento, la debilitada economía familiar y la falta de acceso a las tecnologías han multiplicado la deserción de los alumnos, particularmente de secundaria y educación media superior.
La encuesta que publicó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ha desnudado esta realidad con datos.
2.3 millones de estudiantes de entre 3 y 29 años no se inscribieron en el ciclo escolar vigente 2020-2021 por razones directamente relacionadas con la pandemia como perder el contacto con sus maestros, reducción de ingresos en el hogar o desempleo, cierre definitivo de escuela o carencia de dispositivos o conexión a internet, de acuerdo con la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación publicada recientemente por el Inegi, a fin de evaluar los impactos de la pandemia en la educación en México. Otros 2.9 millones de estudiantes tampoco se inscribieron por falta de recursos económicos.
Es decir, 5.2 millones -o el 9.6% de la población en esa edad- no se inscribieron a la escuela por razones atribuidas a la pandemia o a la falta de recursos económicos. Pero a ese total se agregan otros 3.6 millones que no se inscribieron porque se vieron obligados a trabajar. Estas dos últimas razones también pueden estar relacionadas a la situación económica familiar generada por la pandemia del Covid-19, por lo que la cifra de estudiantes afectados puede alcanzar los 8.8 millones.
Han sido los jóvenes estudiantes de educación media superior y superior los más afectados por la pandemia. Para el grupo de 16 a 18 años el porcentaje de no inscritos en el reciente ciclo escolar por motivos directamente relacionados con la pandemia llega al 6.8%, mientras que para aquellos de entre 19 y 24 años la tasa alcanza el 5.2% y para los adolescentes de entre 13 y 15 años el porcentaje de no inscripción es de 4.8%.
Sin embargo los porcentajes anteriores se elevan sustancialmente si se le añaden motivos de no inscripción relacionados con la mala situación de la economía familiar, que "pueden estar intensificados dados los efectos de la crisis provocada por la pandemia", refiere Inegi. Por ejemplo, un 12.5% de los jovenes de 19 a 24 años que no se inscribieron a la escuela dicen no haberlo hecho por falta de recursos y otro 13.1% porque tenía que trabajar. Una situación parecida se refleja en los jóvenes de 16 a 18 años.
Un dato particularmente relevante tiene que ver con los motivos que expresaron los 2.3 millones que no se inscribieron por razones directamente relacionadas con la pandemia del Covid-19 como lo clasifica Inegi. De éstos, el 26.6% no se inscribió por "considerar que las clases a distancia son poco funcionales para el aprendizaje", otros 25.3% porque "alguno de sus padres o tutores se quedaron sin trabajo" y un 21.9% más por no tener un dispositivo o conexión a internet".
La modalidad de educación a distancia también provocó gastos adicionales en las familias. El 28.6% afirma haber realizado un gasto adicional para poder comprar teléfonos inteligentes, 26.4% para contratar servicio de Internet fijo y el 20.9% para adquirir mobiliario como sillas, mesas, escritorios o adecuar espacio para el estudio.
Sentir de las clases a distancia
Más de una cuarta parte (26.6%) de los estudiantes que no se inscribieron por razones atribuidas a la pandemia dijeron que las clases a distancia son poco funcionales para el aprendizaje. La improvisación, la falta de capacitación, de infraestructura o, incluso, el contacto personal con los amigos fueron factores señalados como negativos en las clases a distancia.
La mayoría de los encuestados (58.3%) opinó que no se aprende o es menor el aprendizaje que de manera presencial, mientras que el 27.1% afirma que existe una falta de seguimiento al aprendizaje de los alumnos y el 23.9% dice que existe falta de capacidad técnica o habilidad pedagógica de padres o tutores para transmitir los conocimientos. El 18.2% dijo que la falta de espacio, equipo e infraestructura técnica en casa es una desventaja para estudiar a distancia.
Después de un año de confinamiento por la pandemia los jovenes mexicanos muestran una alta disponibilidad para regresar a las clases presenciales en sus escuelas una vez que el gobierno lo permita. El grupo de 13 a 18 años es el de mayor disponibilidad con 64.1%, seguido del grupo de 6 a 12 años con 60.7%.
Consecuencias desastrosas en el mundo
La educación a nivel mundial ha retrocedido debido al cierre de las escuelas y 168 millones de niños del mundo aún no han vuelto a las aulas tras más de un año de pandemia de acuerdo con un informe publicado sobre el impacto de la pandemia en las escuelas publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
El organismo señala que, hasta el 2 de febrero de 2021, dos terceras partes de los países donde los centros educativos y universitarios están total o parcialmente cerrados se encuentran en América Latina y el Caribe. "El cierre de las escuelas tiene consecuencias desastrosas para la educación y el bienestar de los niños", afirma UNICEF en su informe. Incluso advierte que los alumnos más vulnerables y los que no pueden acceder a la educación a distancia tienen más probabilidades de nunca regresar a su escuela.
Finalmente la UNICEF aboga para que los gobiernos hagan todo lo posible y que los niños puedan asistir a la escuela de forma presencial. "No debemos escatimar esfuerzos para mantener las escuelas abiertas o darles prioridad en los planes de apertura", advierte Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF.