Continúa la sequía en México y complica el futuro de cultivos
Varios cultivos en México penden de un hilo porque la sequía que afecta al país no muestra señales de aliviarse, sumando una presión adicional para los precios de algunos alimentos.
Desde finales de septiembre del año pasado, la escasez de agua en el ambiente dejó de retroceder y empezó a intensificarse en buena parte del país, de acuerdo con el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Al 15 de septiembre del 2021, casi 8% de todos los municipios en México se encontraban en algún grado de sequía (moderada, severa o extrema). Para el 28 de febrero, la última medición disponible en el organismo, la proporción era de 23.1%.
Si a esta última cifra se le suman los municipios “anormalmente secos”, a finales del mes pasado la falta de agua afectaba al 66.21% del territorio nacional, respecto a poco más de 17% de los municipios del país que se encontraban en la misma situación en septiembre del 2021. La situación es particularmente grave en el norte del país, aunque las afectaciones se han ido extendiendo también a los estados del sur-sureste.
Las tendencias recientes de los ciclos hídricos en el país no pintan un panorama positivo para el resto del 2022. “Las sequías son un tema periódico, pero se ha acrecentado en los últimos 40 años por el cambio climático […]. El año pasado fue la sequía más fuerte en 25 años. Fue un año atípico. Y se espera que el 2022 sea similar”, asegura Juan Francisco Bustamante, presidente de la asociación Agua en México.
Aunque las afectaciones más visibles de esta sequía se han visto en los impactos al uso doméstico (y especialmente urbano) del agua, es en los diferentes cultivos del país donde se ha visto los costos más altos, impactando los precios de algunos cultivos particularmente cereales y frutas. En éstas últimas, solo en enero los precios se incrementaron 9.7% a tasa mensual, una variación estacional fuera de tendencia.
En los hogares, “si nos avisan que habrá cortes de agua [por la sequía], pues lo asumes. Cambias un poco tu rutina, ahorras agua […]. Pero en agrícola, los efectos son dramáticos. Se pueden perder cosechas, los animales mueren por la falta de agua […]. Son pérdidas económicas, sí. Pero están viendo que su única forma de subsistencia depende de agua que no hay, que no va a llegar y que se tiene que racionar por meses”, dice Judith Domínguez Serrano, profesora investigadora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales del Colegio de México (Colmex).
La sequía prolongada no solo afecta a los cultivos directamente. De acuerdo con análisis realizados por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) el nivel de agua disponible en las presas en estados como Sonora, Jalisco, Michoacán y Tamaulipas, de donde provienen muchos de los recursos hídricos que se usan en los campos en esa zona del país, se ha reducido en 7.5% entre enero y febrero de este año. A nivel nacional, el nivel de agua se redujo 4.5% intermensual entre todas las presas que rastrea Conagua.
“Estamos esperando las lluvias para el periodo de cultivos de Primavera-Verano a partir de abril. Y no se ve prometedor el panorama”, advierte Juan Carlos Anaya, director general del GCMA, considerando que estos estados acaban recién de salir de un periodo de sequía similar. “Sinaloa apenas y salió con la producción del ciclo anterior, pero no le alcanza para el Primavera-Verano. Y no les van a dar agua para un segundo cultivo”, agregó.
El problema va más allá de las afectaciones económicas para la población rural y para los campesinos. El presidente de Agua en México apunta que “en el tema del riego, acabamos de salir de uno de los años de menor producción por la falta de agua”. Y no solo es que los campos rindan menos. En algunos municipios, como Altamira, Tamaulipas, se han registrado recientemente las pérdidas de miles de hectáreas de cultivos. Estos factores amenazan con incrementar el precio de los alimentos aún más de lo que los factores externos ya lo están impulsando.
El problema inmediato, de acuerdo con Juan Carlos Anaya, se vería precisamente en los cultivos que son característicos de la temporada Primavera-Verano, entre ellos “el maíz, el sorgo, el frijol, la cebada que viene del Altiplano. Seguramente, si no hay buenas lluvias para empezar, incluso la caña de azúcar o las hortalizas podrían verse afectadas”. Muchos de estos cultivos, cabe destacar, están directa o indirectamente relacionados con los alimentos procesados que más se han encarecido en los últimos años.
Y en lo que se refiere específicamente a granos y oleaginosas, ya se está tomando por descontado que el menor rendimiento de los cultivos tendrá un impacto en la economía mexicana. Según el director general del GCMA, “en nuestra perspectiva para el 2022, la producción se mantendrá, pero las importaciones van a crecer porque el consumo ha crecido. Este año vamos a tener una importación récord de granos. Vamos a comprar al exterior el 50%-51% [de los granos y oleaginosas] que consumiremos […]. Eso de la autosuficiencia alimentaria es puro rollo”, dice.
Gestión de agua, lluvias intensas, complican la sequía
El problema de las sequías no es solo que no esté lloviendo lo suficiente para alimentar los cultivos y rellenar las presas. “En mucho tiempo no llueve, y en unos pocos días llueve todo lo que no llovió. Y ahí vemos problemas como inundaciones, que las presas no pueden contener el agua […]. Es un problema de la gestión del agua”, señala Juan Francisco Bustamante.
También hay un reto importante en materia de gestión en lo que se refiere a cómo se emplea el agua para el mantenimiento de los cultivos. De acuerdo con Judith Domínguez Serrano, “hace falta cultura del agua. […] Tenemos que hacer un uso eficiente de ella. Regar por inundación no debería estar pasando. Se tiene que crear conciencia de cambiar los hábitos y también compartir los recursos. El uso industrial muchas veces tiene concesiones de agua que no se utiliza. Y habría que pensar en repartir el agua que no se usa. Incluso entre campesinos se podrían crear mercados formales, con conocimiento y supervisión de la Conagua, para administrar mejor su uso”.
En este sentido, la especialista del Colmex concluye que será difícil que se pueda resolver definitivamente el problema de la sequía en México, particularmente porque es un fenómeno que existía desde antes que se intensificara con el cambio climático.
Pero sí se puede aprender a “convivir con la sequía. Significa hacer un uso más eficiente del agua […]. Hay que pensar sustituir el uso de agua de buena calidad en actividades que no las necesitan, como el riego, el lavado de coches, etcétera. Tendremos que ser flexibles y, sobre todo, innovadores en nuestras soluciones”, afirma.