Lo inexorable y lo sorpresivo de 2024

En 2024 desconcertó que los electores prefirieran tener más dinero en su bolsillo que el deterioro de la seguridad, la salud, la educación, y el avance de la corrupción.
11 Diciembre, 2024
Elecciones.
Elecciones.

¿Se han cumplido las expectativas que se tenían sobre 2024? Las perspectivas económicas económico parecen haber marchado como se esperaba. Si acaso, las dificultades que se preveían para el presente año se han retrasado un poco para acumularse con las que vendrán en 2025. Lo que ha representado hasta cierto punto una sorpresa es el panorama político. Se esperaba la mayoría de MORENA y sus aliados en la presidencia y el Legislativo, pero difícilmente se preveía lo que claramente es un cambio de régimen.

En este espacio anticipaba lo siguiente: “…2024 no parece un año prometedor en lo económico, pero es de esperar que lo más difícil se muestre hasta el segundo semestre…La posposición y moderación del declive económico para 2024 favorecerá la continuidad en la presidencia del partido en el poder…Quien sea quien gane las elecciones de 2024 deberá enfrentar unas finanzas públicas debilitadas en un contexto económico frágil y con grandes pendientes en materia de desarrollo…el arranque del nuevo gobierno en 2024 será difícil y requerirá plantear una profunda corrección del rumbo de políticas públicas clave…”

A grandes rasgos estas previsiones se han cumplido. Para el tercer trimestre de 2024 el aumento del PIB fue de 1.5%, menos de la mitad de lo registrado para el mismo periodo de 2023. Además, la expectativa de crecimiento que los especialistas encuestados por Banxico tenían hace un año para 2024 (2.29%) no se cumplirá, según lo esperado en su encuesta más reciente. Aún así, no se materializó la temida recesión económica para los Estados Unidos, por lo que la desaceleración en México ha sido relativamente moderada.

El ‘aterrizaje suave’ de la economía mexicana, junto con las ganancias distributivas de las remuneraciones de los asalariados y el incremento de las transferencias por programas sociales en año electoral, favorecieron la continuidad política de MORENA. Sin embargo, el debilitamiento de la recuperación económica tras la pandemia y el desbordamiento del gasto público generaron un déficit presupuestal no visto en décadas, problema que está teniendo que enfrentar el nuevo gobierno con muchas dificultades.

Los enormes rezagos de la administración anterior en seguridad, salud y educación enfrentarán recortes presupuestales severos. Además, por lo menos en salud y educación, no parece haber hasta el momento acciones que corrijan seriamente el rumbo en estos rubros. Esto comienza a prefigurar el agravamiento de algunos problemas que afectarán a las futuras generaciones. Sin embargo, para entender mejor este deterioro es necesario considerar el nuevo escenario político que se presentó con los resultados electorales.

También en este espacio apuntaba lo siguiente: “…la obtención de una mayoría calificada que permita cambios constitucionales luce difícil. La aprobación del presidente seguirá deteriorándose, pero lentamente, y el aún considerable arrastre presidencial no se transmitirá por completo a la candidata del oficialismo o a sus candidatos locales…”

Estas previsiones resultaron erradas. La mayoría calificada para aprobar cambios constitucionales no sólo se obtuvo bajo los criterios de sobrerrepresentación antes usados en el Legislativo, sino que se alcanzó con una votación presidencial para el oficialismo que rebasó con mucho la de la elección anterior, y para lo cual contribuyó un repunte en la popularidad del presidente López Obrador al final de su mandato.

Esto merece un mayor análisis. Para el fin del mandato de AMLO, la aprobación presidencial alcanzó 68%, 13 puntos más que al cierre de 2023. Sin embargo, sólo 34% consideró que en promedio las políticas de seguridad, salud, educación y anticorrupción habían mejorado. En cambio 70% tenía una opinión muy favorable de los programas sociales y 52% consideraba que había mejoras económicas o salariales, de acuerdo con las encuestas de aprobación presidencial de El Financiero.

Además de las condiciones objetivas de una economía que no se debilitó súbitamente y las ganancias salariales y por programas sociales, la población dio un mayor peso a la mejora de su ingreso que al deterioro de la seguridad, la salud, la educación, la corrupción y otros asuntos. Quienes pensamos que los votantes valorarían más el acceso a servicios públicos adecuados, de calidad y provistos con honestidad, nos equivocamos. Para los electores eso ocupó un lugar secundario respecto a tener más dinero en el bolsillo.

La consecuencia de las preferencias electorales dominantes es que, por lo pronto, no sólo la seguridad, la salud y la educación podrán seguir deteriorándose con el consecuente costo para las siguientes generaciones, sino que la calidad de la democracia y la impartición de justicia podrán disminuir sin consecuencias políticas significativas para el gobierno en turno, pues estos dos últimos temas tampoco parecen haber tenido importancia en la decisión final de los electores.

Debilidad económica y gran concentración del poder político prefiguran el inicio del 2025. ¿Qué puede ocurrir? Eso será materia de mi siguiente entrega.

Rodolfo de la Torre Rodolfo de la Torre Actualmente es Director de Movilidad Social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Ha sido coordinador de la Oficina de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Director del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad de la Universidad Iberoamericana, y Director de El Trimestre Económico, del Fondo de Cultura Económica (FCE). Fue parte del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México. Es economista por el ITAM, y maestro en Filosofía de la Economía por la Universidad de Oxford.