INAI acorralado

La tarea de transparentar la información pública que ha realizado el INAI autónomo por más de dos décadas, pasará a manos del Gobierno Federal y las peticiones de información sobre las acciones del Gobierno se le pedirán al Gobierno.
14 Octubre, 2024
Inai.
Inai.
EL FIN DE LOS MEDIOS

Hace poco más de 23 años, a fines de enero de 2001, el político chihuahuense Javier Corral alertaba sobre la contradicción que encerraba el hecho de que el Poder Ejecutivo le pidiera cuentas y transparencia al gobierno. Decía que era necesario imponerle una ley, una que impidiera la discrecionalidad. Lo decía más o menos así: 

— "No puede estar en manos del Ejecutivo federal determinar qué sí se informa y qué no se informa. Esto tiene que ser una ley, una reglamentación, una disposición jurídica... que se le imponga al Ejecutivo". 

Para entonces asomaba la creación de la Ley Federal de Transparencia y Corral era, como ha sido siempre, crítico, un vehemente discursista, era senador y era panista. No había sido aún gobernador de su estado (lo fue por el PAN de 2016 a 2021), pero transmitía a la prensa esa figura de luchador, pecho en alto, un activista por la transparencia en toda forma.

Aquel momento viene a cuento para actualizar la escena a la noche del pasado 14 de agosto, cuando el exgobernador que estaba a dos semanas de asumir como senador nominado por Morena, se vio acorralado en el restaurante-bar Gin Gin, de la Colonia Roma, por agentes que llegaron de Chihuahua con la intención de detenerlo por acusaciones de corrupción formuladas por el actual gobierno estatal que encabeza la panista María Eugenia Campos. Para fortuna de Corral, antes de que los agentes chihuahuenses se lo llevaran, llegó a ‘salvarlo’ quien entonces era encargado de la fiscalía chilanga, Ulises Lara, alegando que los enviados norteños estaban haciendo mal el procedimiento brincando las trancas de la Capital sin el debido formalismo. Eso valió para que Corral fuera rescatado y, como en escena de película, sacado atropelladamente del comedor y subido a una camioneta de las que usan los altos funcionarios que se perdió entre la noche.

Llegaría el primero de septiembre, y ya como senador por Morena en la actual legislatura, Corral preside la Comisión de Justicia. Consiguió fuero. A saber si las acusaciones en su contra sean sólidas, si se violaron las fronteras de la patria chilanga o qué hay detrás de ese pleito casado que se traen él y la gobernadora panista. Aunque parezca cuento, es una historia que, en aras de la transparencia, merece que la aclaren instituciones como el Senado de la República, el estado de Chihuahua y el gobierno de la Ciudad de México. Que se les imponga la ley de transparencia a esos poderes públicos y se informe, tal como hace 23 años reclamaba el panista quien, por cierto, también ejerció el periodismo. 

¿Por qué es importante?

La historia es de sí importante, y el caso Corral sirve de ejemplo para ilustrar lo que ocurre ahora con el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI). Tal como Corral aquella noche, el acorralado ahora es el INAI. Un dictamen de reforma constitucional del 23 de agosto pasado va a desaparecerlo (junto con otros seis órganos autónomos), y sólo espera su turno para pasar por la trituradora de la mayoría oficialista en diputados y senadores.

Con esa reforma, la acuciosa tarea que el INAI ha desarrollado en más de dos décadas pasará a manos del Poder Ejecutivo, perderá su autonomía y otra vez, como antaño, las peticiones de información sobre las acciones del gobierno se le pedirán a alguna dependencia del Poder Ejecutivo, acaso la Función Pública, para que ésta obligue a entregar información al Poder Ejecutivo.

Pierde la democracia

Desde la creación del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI, 2003), y ahora de la mano del renombrado INAI, el periodismo de investigación ha conseguido reivindicar la transparencia y poner luz a delitos y hechos de corrupción que, de otra manera, difícilmente se podrían conocer.

Titulares alrededor de El toallagate, La guardería ABC, Odebrecht, La casa blanca, La estafa maestra, El Caso Tlatlaya o San Fernando, remiten a investigaciones basadas en solicitudes de acceso a la información por parte de periodistas, medios y organizaciones civiles. Y, como advierte la comisionada del INAI, Blanca Lilia Ibarra, de prosperar la reforma, el periodismo de investigación y los medios de comunicación también verán limitadas sus posibilidades de conocer y de difundir la verdad sobre el poder público. Sin transparencia no hay democracia.

Y no son sólo los casos más mediáticos, como la obscena trama de Segalmex en el sexenio de López Obrador. Apenas la semana pasada, un puñado de nueve piezas de investigación* ratificaron la importancia de la Plataforma Nacional de Transparencia, la herramienta digital de esta  institución autónoma. Citó tres de ellas y a sus autores:

  • Narco-contaminación: cocinando un desastre ambiental, de Jesús Antonio Bustamante Rivera e Ivonne América Armenta Zúñiga.
  • Tren Sonora: Sedena contrata a red acusada de facturera, de Jesús Ibarra, Silber Meza y Carlos Licón.
  • Patrimonio en ruinas. A seis años de los terremotos de 2017, de Carmen García Bermejo y Thelma Gómez Durán.

En el reconocimiento a esos trabajos, Ibarra junto a sus colegas Julieta del Río y Josefina Román, además de Adrián Alcalá, el comisionado presidente, reiteraron su postura de resistir a la extinción del INAI, a defender con hechos y datos la supervivencia de su historia y autonomía, y su disposición a dialogar para encontrar caminos que detengan la guillotina morenista. Pero parece que ni aquel Juan Ciudadano de principios de siglo puede detener ese destino.

Cristalazo a la transparencia

Cosas de la casualidad, pero el día que el INAI reconoció los trabajos periodísticos arriba citados, los cristales de la fachada de su sede, en el sur de la Ciudad de México, amanecieron rotos. El video del ataque grabado por las cámaras de seguridad se volvió tendencia y el tema se abordó dos días en La Mañanera del Pueblo, como se ha rebautizado a la conferencia presidencial.

— “Ayer rompieron el vidrio... Es un chico solito que agarra una piedra, la levanta y rompe un vidrio. O sea que no hay así como el gran atentado”, fue la expresión de la presidenta, Claudia Sheinbaum, a quien pareció costarle trabajo hacer explícita una condena enérgica al acto vandálico.

Eso sí, dejó clara la fijación del régimen de que el pleito es contra el INAI. Dijo que no es contra la transparencia, que esa se respetará.

Ya veremos.


*Consulta aquí estos reportajes: https://home.inai.org.mx/wp-content/documentos/SalaDePrensa/Comunicados/Comunicado%20INAI-281-24.pdf

René Sánchez Huitrón René Sánchez Huitrón Egresado de Comunicación por la Universidad Autónoma Metropolitana, la experiencia del autor suma varios años de investigación, edición y dirección editorial en las salas de redacción de organizaciones como Notimex, El Financiero, El Economista, El Norte y Reforma. Actualmente es asesor senior en carralsierra.com Sus opiniones son personales.