Banxico tiene más de un problema
En su última reunión de política monetaria, la Junta de Gobierno del Banco de México decidió por unanimidad dejar la tasa de referencia en 11.25% por séptima vez consecutiva.
Esto era esperado ampliamente por el mercado y los analistas, ya que el tono de las comunicaciones pasadas había sido de cautela y algunos miembros de la Junta habían mandado un mensaje precautorio en días anteriores. Yo, honestamente, esperaba un recorte porque creía que podría ser una buena oportunidad de empezar a hacer un ajuste, dadas las señales hechas por otros miembros en minutas pasadas.
Al final aprovecharon la oportunidad, pero parcialmente, al mandar el mensaje claro de que podrían ajustar la tasa en reuniones futuras, dependiendo de las condiciones que prevalezcan. Es decir, un mensaje “dovish” muy claro.
La tasa de interés real “ex ante”, medida a través de la tasa actual descontando la tasa de inflación que se espera en los siguientes doce meses, alcanzó un nivel de 7.50% en febrero, un nivel históricamente elevado, lo cual, si bien puede no significar mucho, es algo inédito para la economía nacional. Las tasas de interés tan elevadas probablemente ya empiecen a afectar la economía. En marzo van a cumplirse doce meses con una tasa de 11.25% y tasas reales en aumento.
Por otro lado, el peso se ha apreciado como parte de ese efecto, entre otros factores. El tipo de cambio real, medido por el índice de cambio real de Citi, está cercano a niveles de 2013, cuando fue el “Mexican moment”, y aunque el sector externo no muestra señales de que esté siendo afectado de manera profunda, en parte porque la economía estadounidense sigue fuerte y la economía china débil, y ambas están en claro conflicto, quizás se puedan empezar a gestar algunos efectos indeseables en otros ámbitos, por mantener una moneda fuerte por un periodo prolongado. Es una cuestión de tiempo.
La economía mexicana se desaceleró en el último trimestre del año más de lo esperado. La economía, en el reporte preliminar, sólo creció 0.1% trimestral, pero después de conocer que la industria finalmente se contrajo 0.7% mensual en diciembre, es probable que la economía se haya contraído 0.3% mensual en ese mes y que quizás, se haya estancado en el último trimestre de 2023. Habría que comprobar si recupera dinamismo en el 2024. Pero el hecho que las tasas de interés sigan tan elevadas y el peso tan fuerte, juegan en la dirección contraria.
Ahora, no es tan fácil como empezar a recortar, claramente. Entiendo la preocupación de los críticos. La inflación subyacente, si bien sigue descendiendo, muestra todavía en uno de sus componentes bastante inercia. El componente de servicios sigue estancado prácticamente en 5.3% anual desde junio del año pasado, y mi preocupación es que en la segunda mitad de enero mostró un deterioro importante en todos sus componentes: educación, hogar y otros servicios. Mi duda es si estamos viendo los primeros indicios de una contaminación de altos salarios a precios. Habría que esperar más datos para comprobar que no sea el caso.
Si es el caso, Banxico tiene un problema complicado. Ya que tendría que modular su política entre evitar los posibles efectos nocivos de un tipo de cambio sobrevalorado, y mantener la postura lo suficientemente apretada para que se disipen esos potenciales efectos de presiones salariales en precios, si es el caso. Probablemente eso necesite una fuerte desaceleración de la economía inducida por la misma política monetaria, pero obviamente no es lo más deseable. Y precisamente, lo que ayudaría que esa desaceleración sea lo más tenue posible es una moneda mucho más débil de lo que está ahora. Quizás sí debiesen recortar un poco ahora. A pesar de que hay voces que dicen que deban esperar. Yo creo que no. Al final, se deben de considerar todas las variables y modular la tasa de política en consecuencia. No es tarea fácil.
Por lo pronto, yo creo que el recorte de marzo es un buen comienzo para abrir cancha y enfrentar los riesgos que probablemente se presenten en los siguientes meses con una economía que quizás pierda mucha fuerza. La inflación, al final, está descendiendo, amén del jitomate.