La brújula para el Plan México
El lunes 13 la presidenta Claudia Sheinbaum presentó el ‘Plan México’ que en palabras del secretario Marcelo Ebrard es una “carta de navegación” a seguir en los próximos años de cara a la nueva economía global.
Se lanzaron 13 metas “ambiciosas” en áreas muy diversas como la generación de empleos manufactureros, fabricación local de vacunas, financiamiento a las Pymes, fomento a las inversiones, disminución de la pobreza, mayor contenido nacional en la fabricación de productos, o convertirse en la economía 10 del mundo. Y para dar los primeros pasos se estableció un calendario con acciones concretas para los próximos cuatro meses.
Pero más allá de las rimbombantes cifras y de las acciones que se anunciaron, lo que más me llamó la atención fue la definición de misión que planteó Sheinbaum para el Plan México. Dijo: “¿Cuál es la misión del plan? Plan de largo plazo, … lo que queremos conjuntamente es tener una visión de largo plazo para nuestro país, más allá, incluso, de nuestro sexenio”.
Y es que muy pocas veces he escuchado que nuestros políticos hablen y lancen políticas pensando en el largo plazo, que vaya más allá de su propio gobierno. Eso captó mi atención. Pero hay algo más que no pasó desapercibido sobre todo después de los últimos seis años: Su invitación, en un foro eminentemente empresarial, a sumarse al plan “por más diferencias que tengamos”. ¿Acaso fue una frase meramente retórica de una gobernante populista o es un giro desde el poder que debe ser atendido? No pasará mucho tiempo para saberlo en un año tan exigente en definiciones.
En todo caso, y asumiendo que la invitación está abierta, a la carta de navegación del Plan México le hace falta la brújula que apunta el rumbo. Una columna vertebral que lo articule y en la que se inserten la gran mayoría de acciones y metas que se dispararon el lunes.
Esa columna debe ser el incremento sostenido de la productividad de la economía, después de décadas de caída y estancamiento, como lo muestran las cifras de Inegi que se dieron a conocer hace tres semanas. ¿Cuál es la meta de crecimiento en productividad que se propone para los próximos 6, 10 o 20 años?
Y es que, como apuntaba bien un documento del Coneval en 2018, plantearse incrementar la productividad “es una de las condiciones necesarias para mejorar el ingreso y crear valor agregado para toda la población”.
Un estudio reciente de Felipe Meza, del CAIE del ITAM, da cuenta que la débil recuperación de la productividad, después de la fuerte caída que sufrió en 2019-2020, ha sido insuficiente para alcanzar los niveles de prepandemia y está lejos de los niveles que se tenían a principios de siglo y que no eran para presumir.
Las tasas extraordinariamente bajas de crecimiento de la productividad que tenemos en México son responsables, en buena medida, de la falta de un crecimiento económico robusto, pero también de la baja competitividad de la economía, como lo muestran diversos rankings internacionales.
Proponerse metas crecientes de productividad pasa por articular e impulsar: 1. Políticas de asignación eficiente del capital (reducción de barreras de mercado, mayor competencia, combate a crédito caro y escaso, falta de incentivos a la innovación, etc). 2. Calidad del capital humano (por baja escolaridad, deficiente calidad educativa, deficiencias en sistemas de protección social, etc). Y 3. Marcos regulatorios y de políticas públicas que incentiven la inversión.
Al Plan México le falta la brújula del crecimiento esperado en productividad.
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