¿Tocando fondo?

Los peores escenarios se han materializado pero ¿acaso los ajustes en el tipo de cambio, las tasas de interés, el riesgo país y las expectativas de crecimiento ya los incorporaron? La respuesta es no.
28 Noviembre, 2024
¿Tocando fondo?
¿Tocando fondo?

Es indudable que de la elección general de junio a la fecha el panorama económico y financiero de México ha cambiado significativamente.

A grandes rasgos, los resultados de las elecciones de México y Estados Unidos, así como las reformas estructurales en nuestro país, han tenido claras repercusiones sobre las principales variables financieras: tipo de cambio, tasas de interés, indicadores de riesgo país y expectativas de los mercados. Estas variables de alta frecuencia se utilizan para identificar cambios en las percepciones de los mercados e inversionistas.

Algunos de los escenarios y propuestas que se han materializado eran difíciles de imaginar a principios de año. Incluso cuando la administración saliente había mostrado serias intenciones de hacer reformas profundas, vistas con muy malos ojos por muchos participantes públicos y privados dentro y fuera de México, prevalecía cierto optimismo. Por ejemplo, el tipo de cambio peso-dólar, que es probablemente la variable más sensible a las noticias diarias, tuvo su mejor nivel desde 2016 en abril 2024. El super-peso parecía imbatible a pesar de que prospectos nunca fueron realmente buenos acerca de los acontecimientos por venir en México y Estados Unidos: elecciones y reformas.

Pero todo lo que muchos no anticipábamos o negábamos sucedió, incluso en peor forma: las controversiales reformas que el presidente López Obrador envió al Congreso de la Unión en febrero de este año van pasando una a una rápidamente sin cambios que las suavicen y, para colmo de males, Donald Trump regresa más poderoso y estridente que nunca. Más aún, algunos cambios trascendentales se aprueban sin que siquiera entendamos cómo se van a instrumentar lo cual añade incertidumbre al temor, el ejemplo más claro es la reforma al Poder Judicial.

Una pregunta que muchos nos hacemos es si los ajustes que hemos visto en el tipo de cambio, las tasas de interés, el riesgo país y las expectativas de crecimiento ya incorporan todo el ajuste previsible en el “replanteamiento del riesgo México”. Hay varios indicadores de que no es así: (i) si bien el tipo de cambio se ha depreciado significativamente, permanece debajo de los niveles nominales y reales promedio observados de 2016 a la fecha; (ii) la tasa del bono a 10 años en pesos permanece debajo de los niveles de mayo de este año; (iii) el precio de los Credit Default Swaps (el costo de asegurar el pago de un bono mexicano en dólares) permanece por debajo de su promedio de los últimos 10 años. Si bien no es sencillo explicar esto y muchos factores están en juego, lo cierto es que esto sucede en un entorno externo e interno mucho más precario.

La pregunta que sigue es: ¿Por qué no se ha presentado un ajuste mayor ante la materialización de escenarios que hasta hace muy poco se consideraban extremos? Aquí puede pensarse en dos razones, aunque seguramente hay más.

En primer lugar, los inversionistas han sido renuentes a cambiar su perspectiva de mediano y largo plazo respecto al país, especialmente por las grandes posiciones en activos mexicanos que mantienen en sus portafolios. Lo anterior, a pesar de que aquellas expectativas de que tales escenarios extremos no se materializarían han estado consistentemente equivocadas.

También es cierto que a la demanda por activos mexicanos ha contribuido la postura extremadamente restrictiva que ha mantenido el Banco de México en la política monetaria, el crecimiento vertiginoso de las remesas internacionales y las expectativas creadas por el nearshoring. Sin embargo, estos factores podrían cambiar significativamente, empezando por menores expectativas sobre el nearshoring.

En segundo lugar, muchos inversionistas argumentan que en el contexto global los otros países que compiten directamente con México por los capitales han tenido un deterioro mayor. Tales son los casos de Brasil, Turquía, Polonia y Sudáfrica. Ya sea por un debilitamiento institucional o de las finanzas públicas, la comparación de nuestro país con economías como las mencionadas no ha tenido un deterioro tan marcado. Sin embargo, esto también puede cambiar

Finalmente, cabe preguntarnos dos cosas íntimamente relacionadas: ¿Qué tanto pueden deteriorarse las variables de riesgo financiero? y ¿Qué tan rápidamente puede suceder dicho deterioro?

Respecto a lo primero, es difícil saber. Sin embargo, no olvidemos que hay dos pilares fundamentales de largo plazo de la economía mexicana que hoy se encuentran sobre la mesa: (i) la posición comercial de México, basada principalmente en la relación con Estados Unidos a través de los tratados correspondientes y (ii) la solidez de las finanzas públicas, basadas en la ortodoxia fiscal y monetaria que se ha mantenido ya por décadas. Puede haber muchas opiniones respecto a estos elementos, pero el hecho de que hoy haya dudas al respecto es una condición delicada.

En cuanto a lo segundo, quizá el tema es más delicado por la psicología y volatilidad que prevalezca en los mercados financieros. Un ajuste, incluso grande, puede darse en forma súbita y desordenada o gradual y ordenada. Ello depende en buena medida de las reacciones de las autoridades y su capacidad para comunicarlas de forma clara, efectiva y oportuna. En muchas ocasiones, esta ha sido la diferencia entre un problema y una crisis, pues ante una revalorización brusca del riesgo México, los mercados financieros nacionales e internacionales pueden reaccionar en forma caótica e irracional que hemos visto muchas veces. Esto está por verse y ante los escenarios que ya se han materializado, ojalá la brusquedad del ajuste no termine siendo el verdadero problema.

Un amigo y colega que fue discípulo del gran economista Rudiger Dornbusch me dijo una frase que al experto en crisis le gustaba repetir: “A veces las cosas tardan en suceder más de lo esperado, pero cuando suceden pasan más rápido de lo esperado”.

Alexis Milo Caraza Alexis Milo Caraza Alexis Milo Caraza es actualmente socio fundador de Miranda Telekonomics, firma de análisis y consultoría especializada en economía, finanzas y telecomunicaciones. Previamente, Alexis fue Economista en Jefe y Director de Análisis en HSBC México. Antes de unirse al Banco, Alexis fue Comisionado en la Comisión Federal de Telecomunicaciones, puesto para el que fue designado por el Presidente de la República en 2011. Posiciones previas en el Sector Público incluyen: Coordinador de Asesores del Presidente de la República, Director General de Deuda Pública y Director de Política Fiscal (las dos últimas en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público). Anteriormente fue Investigador Económico en el Banco de México. Alexis Milo obtuvo la Licenciatura en Economía (con mención honorífica) por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) así como la Maestría y Doctorado en la misma disciplina por la Universidad de Yale. Ha impartido cátedra de Economía, Finanzas Internacionales y Regulación de las Telecomunicaciones en el ITAM, el CIDE y el Colegio de México.