2025, el año del peligro
2025 es un año colmado de riesgos para la economía mexicana. La agenda de asuntos por venir puede tomar cualquier rumbo. Desde las amenazas de Trump sobre la relación comercial, la migración y la seguridad, hasta la incierta implementación de la reforma judicial y el derrotero para los organismos autónomos recientemente desmantelados. Sin olvidar, por supuesto, una economía debilitada con finanzas públicas muy comprometidas.
Pero lo verdaderamente preocupante no es la agenda pendiente en sí misma, sino la fragilidad sobre la que se asienta. Contradictoriamente, mientras que la presidenta y Morena detentan un poder sin igual, 2025 inicia sobre arenas movedizas.
Las grietas al interior del movimiento en el poder son cada vez más visibles, acumulando tensiones de caciques contenidos en su interior. Su incapacidad para mirar hacia el futuro con atrevimiento e innovación es alarmante, mientras se aferra a un pasado de planes y proyectos estatistas ya fracasados que arriesgan aún más los insuficientes recursos públicos. En todo caso, su ambición -como su antecesor- se limita a gestionar un crecimiento económico mediocre, apostando a las viejas alianzas empresariales.
Las arenas movedizas van más allá. La institucionalidad del país está seriamente afectada. El sistema judicial se encamina aceleradamente hacia la órbita del Ejecutivo. Los contrapesos han perdido masa muscular. Los órganos de representación viven momentos críticos perdiendo pluralidad. En el mejor de los casos las negociaciones sobre el TMEC o las nuevas inversiones no dejarán de ver a México como jugador relevante, pero a un costo mucho mayor con las consabidas desventajas. Basta ver los niveles del ‘riesgo México’ en los mercados financieros para constatarlo.
La fragilidad sobre la que se asienta la incierta agenda económica agranda los peligros en 2025. El enorme poder que detenta el oficialismo se cuenta entre estos riesgos en el afán de contener el deterioro económico.
Esbozar escenarios para la economía sobre arenas movedizas lo hace complejo. La fragilidad es terreno fértil para el surgimiento de ‘cisnes negros’, esos eventos inesperados, fuera del ámbito de las expectativas normales, que provocan grandes impactos y consecuencias para la economía, como ocurrió en los primeros meses de 1994 y que condujo a la posterior debacle.
Las grandilocuencias presidenciales sobre la economía o la democracia sobran frente a los peligros que se avizoran. Son tiempos críticos. Las decisiones para enfrentarlos ya no admiten excusas.
¿Palabras al aire?
Es grave la respuesta que le dio la flamante Secretaría de Anticorrupción y de Buen Gobierno a El Universal a su petición de conocer la existencia de denuncias o quejas contra el expresidente López Obrador y altos funcionarios de su gobierno. Calificar de “confidencial” lo que debe ser público y transparente frente a los ciudadanos, va en contra del discurso de honestidad que enarbola la presidenta Sheinbaum. El ejemplo destruye la palabra.
Colofón
“Estados Unidos necesita más (como) Jimmy Carter” fue el título del artículo del Consejo Editorial del periódico The New York Times del domingo. Del extenso texto destaca que “era un hombre disciplinado, íntegro y con valores sólidos, cuya visión era restaurar el honor del gobierno”. Como expresidente no tuvo buenas relaciones con sus sucesores por su franqueza. “Eso nunca le importó”, dice otra nota del diario. Sí, se necesitan más líderes como Carter.
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*Esta columna se publica simultáneamente en diversos diarios del país de Organización Editorial Mexicana, OEM.