El ecosistema fintech mexicano avanza hacia la consolidación
Las empresas de tecnología financiera (fintech) en México son cada vez más grandes, poderosas y menos numerosas.
Si bien cada año siguen sumándose (y saliendo) decenas de compañías al ecosistema, los usuarios, fondos e ingresos parecen estar concentrándose en un puñado de grandes líderes. Al mismo tiempo, el crecimiento general del sector también parece ser cada vez más lento, especialmente comparado con otros años y otras regiones de América Latina.
Entre las razones de este cambio se encuentra la pandemia, que ayudó a muchos emprendimientos a anclar su modelo de negocio en el país, así como la concentración de la inversión en algunos jugadores clave. Asimismo, especialistas reconocen que fenómenos como la fusión entre compañías, la compra de otros jugadores y el crecimiento acelerado de los nuevos agentes que logran subsistir son cada vez más comunes.
Pero también defienden que esto es parte de una evolución natural en cualquier industria, y refleja la madurez del ecosistema fintech más que un cambio en su naturaleza. Más aún, predicen que esta consolidación permitirá crear nuevas dinámicas de competencia en el mercado, que conservarán las mismas señas de dinamismo, competencia y numerosas propuestas que hasta hoy han caracterizado al mercado, aún si los gigantes que hoy están acaparando los reflectores y el mercado mantienen esa enorme presencia.
Fintech, ¿en la misma dirección que las Big Tech?
Como sucedió en muchas otras industrias muy ligadas al sector tecnología, la pandemia tuvo un efecto positivo en el desarrollo del ecosistema fintech en México. De acuerdo con Rocío Robles, socia de la firma Tenet Consultores, el crecimiento del sector “es un poco más del 50% respecto a lo que teníamos justo hace dos años, así que creo que ha sido muy positivo […]. También el número de unicornios mexicanos se ha multiplicado en ese tiempo. Tenemos a Bitso, Konfío, Nubank, Payclip, Clara. Y todas esas son empresas fintech”.
Estos no son los únicos indicadores de éxito. La firma de impulso al emprendimiento Finnovista publicó su Radar Fintech 2021, donde confirmó cómo cambió la composición del ecosistema fintech entre 2019 y 2020. Hay cada vez más fintech en los rangos de mayores ingresos netos, al tiempo que disminuye la proporción de empresas que están en el grupo más bajo. Este cambio en la composición del mercado se replica al comparar el valor de las transacciones procesadas.
Fuente: Finnovista
Aunque positiva, esta estadística parece sugerir que se está replicando el mismo fenómeno que se vio en el mercado de las tecnologías de información y comunicación (TIC) hace unos años. En un sector inicialmente lleno de pequeños jugadores inició un periodo de consolidación en el que unos pocos agentes lograron conquistar prácticamente todo el mercado. Hoy, estas Big Tech tienen un dominio tan grande con virtualmente cero competencia, que son un dolor de cabeza regulatorio.
Esta transición en los rangos de ingresos no es el único indicador que parece sugerir que la historia se está repitiendo en el sector fintech mexicano. En el mismo Radar 2021,se dio a conocer que en el país existen ya 512 compañías de tecnología financiera. La cifra representa un crecimiento del 16% respecto al número calculado en la edición de 2020. Si bien se trata de una tasa anual mejor que la calculada entre 2019 y 2020 (de 14%), está por debajo tanto del rendimiento de otros países como de anteriores récord dentro del país.
Colombia y Chile expandieron su ecosistema fintech en 39% y 38% respectivamente entre 2020 y 2021, mientras que Perú triplicó el número de emprendimientos de este tipo. Y en México, en 2019 la tasa de crecimiento anual fue de 18%, en 2018 de 40%, en 2017 de 50% y en 2016 de 24%.
Andrés Fontao, cofundador y managing partner de Finnovista, advierte que este fenómeno se explica porque “la base es más pequeña en Colombia [y otros países], parten de un universo más pequeño”. La misma lógica aplicaría para años anteriores, cuando la base nacional era más pequeña. A la vez, el especialista admite que también se debe a que “México ya es uno de los países más maduros y consolidados en temas de fintech. Y sí, es por eso que hemos estado viendo crecimientos por debajo del 20%”.
A eso se debe sumar un reto que muchas fintech en crecimiento reconocen como un problema: el financiamiento. Mario Hernández, CEO del evento OpenFinance Summit y de la plataforma de crédito Finvero , admite que “sí, desde luego los grandes jugadores están opacando a los pequeños y medianos. Y en las distintas rondas de inversión, de una Serie Seed a una Serie A, a una Serie B, hay cada vez menos porcentaje de empresas que pasan al siguiente corte”.
Pero no es solo que cada vez menos fintech pasen a etapas de financiamiento más cuantiosas, un fenómeno común en cualquier sector emprendedor y de capital de riesgo. La inyección de dinero está concentrada a unos pocos jugadores. De acuerdo con CBInsights, en su reporte The State of Fintech Q3 2021, los cinco mayores tratos de inversión para toda América Latina en el tercer trimestre de este año abarcaron el 58% de todo el dinero inyectado durante ese periodo.
Al respecto, Raúl de Anda, cofundador de la firma de aceleración Unreasonable México, admite que sí ha cambiado cómo se inyectan fondos a los proyectos fintech del país. “Antes se podía decir que estaba más difuminado el acceso a capital, por así decirlo, porque había algunos fondos locales, nacionales e internacionales que hacían inversiones en diferentes tipos de empresas […]. De repente llegan jugadores relevantes, como Softbank, de las economías asiáticas, y empiezan a invertir un montón de dinero. Pero si ves sus inversiones, son altísimas y en muy pocos jugadores”.
El futuro del ecosistema
Al tiempo que estos expertos admiten que el mercado fintech está cambiando, rechazan que se trate de algo malo o que el ecosistema de tecnologías financieras en México vaya a desarrollar vicios similares a la industria TIC global con el nacimiento y consolidación de las Big Tech. Sin embargo, cada uno tiene una visión muy específica de qué podría traer el futuro.
Andrés Fontao asegura que esta evolución del sector fintech es parte de la madurez natural de cualquier mercado. “Habrá empresas que nacen, crecen y salen a la bolsa. Otras se van a quedar en el camino. Habrá otras que sean adquiridas. Otras serán muy exitosas y no deben salir a bolsa y algunas más podrían ser exitosas sin levantar capital. La evolución de ecosistema fintech no lo veo distinto a cualquier otro vertical, tecnológico o no”.
A medida que avance esa consolidación, el especialista de Finnovista cree que el ecosistema fintech cambiará la naturaleza de las líderes y de las nuevas jugadoras, creando una “capa tecnológica, igualito a lo que pasó con internet, con móvil, con cloud […]. Veremos dos grandes tipos de fintech en el campo: Las que están construyendo la infraestructura para un nuevo ecosistema financiero, y las que llamamos ‘plug-ins’, que pueden ser embebidas dentro de cualquier oferta tecnológica […]. Y así cualquier empresa podrá ofrecer servicios financieros”.
Víctor Trujillo, socio de Tenet Consultores, también percibe un futuro similar para el ecosistema fintech mexicano cuando se “llene el estanque”. Apunta que “ya hay bancos o casas de bolsa que buscan hacer ofertas específicas para fintech, para que los usen como proveedor […]. Servicios de ‘white label’. Aquí puede suceder algo similar, donde los jugadores compitan con otras fintech por los clientes, y otra sea darle servicio a las fintech”.
Pero para Javier de la Rosa, también socio de Tenet Consultores, aún falta mucho camino por recorrer antes de cubrir completamente el mercado, pues “la mayoría de las fintech que hemos visto ahora están encaminadas a un mercado que ya tiene cuenta bancaria, y solo busca alguna alternativa. Son realmente pocas las que se están dirigiendo a nichos desatendidos por la banca tradicional, sobre todo en zonas rurales. Nadie se anima aún a explorar la inclusión financiera”.
Una idea similar tiene Mario Hernández, que considera que difícilmente dejarán de presentarse nuevas empresas fintech en el ecosistema mexicano porque se ha tendido a avanzar por “olas” de soluciones; tanto a nivel nacional como en toda América Latina. “Primero llegó la ola de los agregadores de pago, luego de las fintech que emitían tarjetas de débito, luego la de los crowdfunding, después llegaron los neobancos, luego las microfinancieras, más recientemente las “buy now, pay later”, y ahora vamos por el descentralized finance (de-fi)”, detalla.
El CEO de Finvero también apunta que ve difícil que se puedan solucionar alguna vez todos los retos y necesidades financieras del mercado. Pero si en algún momento se llega a esa etapa, solo entonces tal vez “haya tamaños de mercados más pequeños para atender y quizás los jugadores que queden […] puedan llevar a cabo una convergencia entre Big Tech y fintech, así como las startups de tecnología financiera han ido adquiriendo bancos los últimos años”.
Aún en este contexto de eventual consolidación en jugadores enormes, Raúl de Anda cree que las características del sector fintech permitirán que sigan creándose nuevos proyectos que desafíen el status quo: “David Vélez, uno de los fundadores de Nubank, se volvió el colombiano más rico del mundo […] y en ese camino, hizo millonarios a muchísimos empleados que fueron los primeros colaboradores de la empresa. ¿Y qué harán con ese dinero? Lo van a invertir. Y como ya trabajaron en una startup, empezarán sus propias fintech, sus propios fondos de inversión, o inyectarán ese dinero en otros emprendimientos alrededor de ellos”.
Este efecto, defiende el cofundador de Unreasonable México, no es el único que podría amenazar el dominio de futuros gigantes fintech en México. Apunta también que “antes, las empresas que llegaban a la bolsa era muy fácil que se quedaran ahí por 50, 80 años. Ahora, las integrantes del S&P 500 mueren más rápido que antes. ¿Qué significa esto? Sí, es más fácil llegar a la cima. Pero también es más difícil quedarte arriba. Eso mismo pasará con las fintech”.
En otras palabras, los grandes jugadores fintech no tendrían la oportunidad de convertirse en un puñado de líderes como sucede con las Big Tech. Las compañías, nuevas y exitosas, se irían reemplazando las unas a las otras, conforme cambien las necesidades de los consumidores.