Inflación ¿una batalla más larga de lo previsto?
La reducción de la inflación en México podría ser una batalla más larga de lo previsto, por la obstinación que muestra el alza de precios en los servicios y en las mercancías alimenticias.
En marzo, si bien la inflación general se redujo sorpresivamente a 6.85% anual, desde 7.62% de febrero; la inflación subyacente tuvo una reducción más discreta, de 8.29% a 8.09% a tasa anual. La resistencia que están mostrando los precios a disminuir su ritmo de alzas y que conforman la llamada inflación básica o subyacente, ha provocado que los economistas sean un poco más escépticos sobre una caída más rápida de la inflación subyacente para el año.
Para abril los economistas encuestados esperan una inflación subyacente de 0.45%, es decir, 7.71% anual, según la encuesta de Citibanamex, siguiendo la tendencia a la baja.
Pero los mismos economistas encuestados han puesto freno a sus expectativas de mayores reducciones en la inflación subyacente para finales de este año. A mediados de marzo su pronóstico para la inflación subyacente de fin de año, era de 5.30%, pero a inicios de abril este pronóstico se elevó ligeramente a 5.32%. La encuesta de Banxico, publicada el 1 de abril arrojó una mediana de 5.40%, igual que febrero, y es el nivel máximo pronosticado para el cierre de 2023.
Es la inflación de los servicios, que forma parte de la inflación subyacente, la que está mostrando mayor resistencia a reducirse. La inflación mensual en marzo de los llamados "Otros servicios" (que excluyen la salud y la educación) fue de 0.97%, sorprendiendo a los expertos después del 0.69% de febrero y constituyéndose en el rubro de mayor incidencia en la inflación subyacente para marzo. Los "otros servicios" alcanzaron 7.72% a tasa anual.
En el rubro de "Otros servicios" destacaron la elevada inflación en loncherías, fondas y taquerías (11.77%), y todo tipo de servicios de alimentos, así como de hoteles y servicios de alojamiento (12.22%), cuyos costos no dependen principalmente de factores externos lo que se hace pensar que los causantes de esta inflación son locales. "Dado que los servicios no son comerciables, su determinación obedece a factores internos", escribió Jonathan Heath, uno de los cinco miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico). Los propios economistas de Banxico planteron -en su Informe Trimestral- la posibilidad de que los mayores costos laborales estén incidiendo en la tendencia de la inflación de servicios en México.
El otro componente de la inflación subyacente que, si bien ha cedido aún se mantiene en niveles muy altos, es el de alimentos, bebidas y tabaco que en marzo fue de 12.95% a tasa anual.
En las recientes Reuniones de Primavera del Fondo Monetario Internacional, funcionarios chilenos y brasileños dijeron que "aún se necesitan más pruebas de que las presiones sobre los precios están disminuyendo antes de reducir los costos financieros", citó Bloomberg, arrojando un balde de agua fría a las expectativas sobre el fin de las políticas monetarias restrictivas. El objetivo puntual de 3% de inflación aún está muy lejano de la inflación actual y la guía del banco central solo la ve hacia finales del próximo año.
Los mayoría de los economistas esperan que el banco central eleve nuevamente su tasa objetivo en 25 puntos base (pb) en su anuncio del 18 de mayo para llevarla a 11.50%, lo que para muchos sería el techo del ciclo restrictivo; aunque la atención estará puesta en la inflación subyacente de la primera quincena de abril que se dará a conocer el lunes 24.
Tal parece que las presiones sobre los precios no han cedido del todo. De acuerdo con los datos recientes publicados por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para marzo, los salarios medios nominales crecieron 11.2% anual, mientras que el número de trabajadores asegurados ante el IMSS también creció 3.8% a tasa anual, generando presiones de demanda. Pero, además, los mayores costos laborales estarían presionando, particularmente, la estructura de costos de los servicios.
"La inflación es mucho más difícil de lo previsto incluso hace unos meses", dijo en Washington DC a los periodistas Pierre-Olivier Gourinchas, economista en jefe del FMI, citado por Bloomberg. "Si en este punto los bancos centrales se alejaran de la estabilidad de precios, entonces existe la posibilidad de que la lucha contra la inflación no tenga éxito", añadió Gourinchas.
En un discurso pronunciado este lunes, Agustín Carstens, gerente general del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) dijo en la Universidad de Columbia, en Nueva York, que "un desafío clave que enfrentan actualmente las autoridades sigue siendo la alta inflación. Aunque la inflación ha disminuido desde los máximos del año pasado, la próxima fase será más difícil, y las tasas de interés pueden necesitar mantenerse más altas y por más tiempo de lo que se pensaba", incluso a expensas de la desaceleración de las economías.
Carstens, quien fuera gobernador del Banco de México, advirtió sobre la confluencia de la alta inflación, la inestabilidad financiera y el mayor endeudamiento privado, por lo que, dijo, los formuladores de políticas deberían modificar su enfoque en el futuro y abstenerse de recortes agresivos de tasas o estímulos cuando la inflación se estabilice por debajo de los objetivos. "Se requiere un cambio en la mentalidad de las políticas", dijo.
La ya larga y alta inflación no parece que cederá con tanta facilidad y ya tiene argumentos locales que la sostienen, generando mayores preocupaciones por sus perniciosos efectos sobre el gasto de los hogares. En los últimos dos años, la inflación de alimentos procesados en México ha sido de 25.31%, con fuertes incrementos en los precios de los alimentos con mayor impacto para la población, como el pan blanco (41.68%), pan dulce (32.99%), tortillas de maíz (33.46%), leche (24.02%), huevo (36.77%), aceites (62.02%), entre otros.
El fin de la batalla en contra de la alta inflación no luce cercana, ni mucho menos. El presidente del Banco Central de Reserva del Perú, Julio Velarde, ya lo anticipó con un duro mensaje citado por Bloomberg: "El peor escenario para un banquero central es bajar la tasa de interés solo para volver a subirla dos o tres meses después".