Con impuesto a remesas EU tendría recaudación insignificante, pero afectación a paisanos sería alta
Los impuestos a las remesas no son buena idea.
Lo piensan los migrantes y lo defiende el Banco Mundial presidido por el coreano Jim Yong Kim con sede en Washington.
Si el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estableciera un impuesto de 7% sobre las remesas enviadas por inmigrantes sin residencia legal, recaudaría menos de 1,000 millones de dólares.
El 0.04% de sus ingresos tributarios por más de 2 billones de dólares.
El monto sería inútil para lograr el objetivo por el cual sería creado, construir un muro a lo largo de la frontera con México cuyo costo oscila entre los 10 y los 38 mil millones de dólares según especialistas.
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A Donald Trump podría costarle más cobrar el nuevo impuesto de lo que recibiría el erario, asegura el artículo “Por qué imponer un gravamen a las remesas es una mala idea,” escrito por el director de la Asociación Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo, Dilip Ratha para el Banco Mundial.
Aunque la recaudación sería poco significativa para Estados Unidos, las afectaciones no serían menores para los inmigrantes.
Un tributo sobre las remesas implicaría a los paisanos pagar dos veces impuestos, pues cuando reciben su salario ya se les han descontado impuestos. También afectaría a las familias más pobres -quienes tradicionalmente las reciben- pues obtendrían menos dinero.
Si el impuesto es selectivo, es decir, aplica únicamente a las remesas enviadas hacia México, pero no a Canadá, podrían crearse flujos tercerizados, por ejemplo, de Estados Unidos hacia Canadá y de ahí al país, explica el experto, en tal caso las consecuencias serían negativas para los paisanos porque tendrían que pagar doble.
Esto ya ha ocurrido en el pasado, cuando Estados Unidos prohibió el envío de remesas a Irán los iraníes comenzaron a mandar su dinero a través de Europa y los Emiratos Árabes Unidos.
Los paisanos también podrían poner en riesgo la seguridad de sus envíos, pues otro escenario previsible es la generación de canales informales no regulados por el gobierno para evadir el impuesto o esconder su estatus migratorio.
Estados Unidos no es el único país que quiere imponer un impuesto a las remesas, en Bahréin, Kuwait, Omán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos se analizan medidas similares.
Se trata de una tendencia reciente entre países desarrollados con una gran tradición migratoria que tiene por objetivo aumentar sus ingresos y -sobre todo- desalentar la inmigración.
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Una mala idea de acuerdo con el Banco Mundial porque los flujos de remesas a los países en desarrollo triplicaron a los recursos destinados a programas de asistencia para el desarrollo de los más pobres a nivel global, por un monto total de 440 mil millones de dólares en 2016.
En México los flujos de remesas rompieron record con una suma de casi 27 mil millones de dólares el mismo año, superaron a la inversión extranjera directa y a los ingresos por las exportaciones petroleras.
En el pasado naciones como Filipinas o Tayikistán eliminaron el impuesto con beneficios considerables, en este último se triplicaron las remesas formales de 78 millones de dólares en 2002 a 256 millones en 2003, año en que se anuló.
MÁS INFORMACIÓN: Por qué imponer un gravamen a las remesas es una mala idea, Banco Mundial, 4 de abril de 2017.