Telenovelas mexicanas educan en clasismo y machismo, pero un proyecto busca cambiarlo

Un proyecto del Banco Mundial busca que las telenovelas ayuden a difundir mensajes educativos y útiles para el desarrollo.
22 Junio, 2017 Actualizado el 17 de Enero, a las 10:17
 Además de entretener y mostrar un panorama aspiracional, las telenovelas también pueden fomentar el desarrollo y educar sobre temas como sexualidad y finanzas, a eso apuesta el Banco Mundial.
Además de entretener y mostrar un panorama aspiracional, las telenovelas también pueden fomentar el desarrollo y educar sobre temas como sexualidad y finanzas, a eso apuesta el Banco Mundial.
Arena Pública

La escena es familiar para la mayor parte de los mexicanos.

Un triángulo amoroso, entre personas atractivas y usualmente de un tono de piel clara, que culmina, invariablemente en una boda y un “felices para siempre”.

La joven, que usualmente es pobre, accede a través de su matrimonio con el bueno de la historia a una condición socioeconómica más alta y con ello “a una mejor vida”.

Pero, además de entretener y mostrar un panorama aspiracional, las telenovelas también pueden fomentar el desarrollo y educar sobre temas como sexualidad y finanzas, y a eso apuesta el Banco Mundial.

El alcance de las telenovelas no debe ser subestimado. Nueve de cada 10 mexicanos ven televisión. En 2015, 48% de la población veía novelas, de acuerdo con el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Es decir, 61.5 millones de mexicanos consumen telenovelas, sobre todo en zonas rurales del país.  

 

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Tomando en cuenta lo anterior, el Banco Mundial en asociación con televisoras de varios países, entre ellos México, busca usar este medio para fomentar el desarrollo y la educación.

Desde 2016, Televisa, en colaboración con investigadores del Banco Mundial, trabajan para elaborar tramas que puedan adaptarse a enseñar a la audiencia a cambiar normas sociales, fomentar la inclusión de la mujer, tener una sexualidad responsable y “adoptar hábitos más saludables”.

La campaña de “edutainment” -de la combinación educación y entretenimiento en inglés- llamada DIME es una propuesta del Banco Mundial y los gobiernos locales de países como Brasil, Estados Unidos e India, para crear discursos capaces de cambiar comportamientos a través de las telenovelas.

Hasta ahora, el proyecto está concentrado en el desarrollo de contenidos y en la evaluación de campañas ya llevadas a cabo, por ejemplo en India. En México aún no se lanza una telenovela como esta.

 

 Nueve de cada 10 mexicanos ven televisión. De estos, 48% ve telenovelas.

 

“Hay una oportunidad sin precedentes para usar el entretenimiento para cambiar la vida de miles de millones de personas, sobre todo en zonas urbanas. Los personajes en los medios tienen la capacidad de convertirse en modelos a seguir, y cambiar la percepción de lo que ‘es normal’ y lo que ‘es posible’”, afirma la organización.

Esto ya se ha probado en algunos lugares como Brasil donde, gracias a las telenovelas, se redujo el índice de natalidad, de acuerdo con un informe de investigadores del Banco Interamericano de Desarrollo y de la Universidad de Bocconi, en Italia.

En dos décadas las mujeres que vivían en zonas a las que llegaba la señal de Rede Globo, que tenía el monopolio en la producción de telenovelas, disminuyeron de manera significativa su tasa de natalidad, de 3.1 hijos en 1970 a 2.5 en 1990.

La explicación que se ofrece es que en las telenovelas brasileñas en ese periodo empezaron a retratarse familias más pequeñas y con menos hijos, en consecuencia, la tasa de fertilidad en las regiones donde estas se transmitían bajó.

 

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Esa reducción fue más marcada entre las mujeres de un estrato socioeconómico bajo, quienes tenían hasta entonces tasas de natalidad más altas, y entre las mujeres que estaban al final de su vida fértil, lo cual, explican los investigadores, quiere decir que estuvieron más tiempo expuestas a la televisión y modificaron su conducta.

Otro ejemplo es Sudáfrica, donde las telenovelas ayudaron a que las personas aprendieran a manejar sus finanzas y salieran de la deuda, documenta el Banco Mundial.

En la telenovela “¡Escándalo!”, que aún hoy sigue transmitiéndose en Sudáfrica, el personaje principal Maletsatsi tiene problemas financieros después de haber contraído una gran deuda y haber llevado a su familia a la quiebra al apostar su dinero.

“A través de la conexión con ella, el televisor comparte la alegría de aprender las reglas del buen manejo financiero y el control de la deuda”, afirman los autores del estudio. “Aprovechando las conexiones emocionales para mejorar las decisiones financieras”, Gunhild Berg y Bilal Zia.

Cuando compararon los resultados de personas que vieron “¡Escándalo!” con los de personas que vieron telenovelas sin mensajes de responsabilidad financiera, los autores encontraron que los primeros tenían un mayor conocimiento de finanzas y de asuntos que la telenovela abordaba.

De igual forma, estas personas eran casi el doble de propensas a pedir prestado a bancos o fuentes formales de dinero y menos propensas a apostar.

 

Promocional de la novela "¡Escándalo!".  

 

Mientras tanto, siguen reproduciéndose los estereotipos

“El imaginario de las telenovelas es terriblemente seductor, con narraciones que, debido a su popularidad, piden al espectador que se suscriba a la validez sociológica del modelo que ahí presentan”, afirma el especialista en cultura latina, David William Foster

Casi todas las telenovelas mexicanas, un producto de exportación que se reproduce hasta en 150 países del mundo, reproducen los mismos estereotipos: la dominación del hombre sobre la mujer, la sexualidad “conservadora” y el racismo o clasismo, de acuerdo con el especialista.

Para muestra basta un botón: es el caso de “Libre para Amarte”, producida por Emilio Larrosa y protagonizada por 'Gloria Trevi' que trataba del sitio de taxis “Los Cocodrilos” y las aventuras de Aurora -Trevi- y sus compañeros taxistas.

O la trilogía de las Marías: María Mercedes, Marimar y María la del Barrio, protagonizada por Thalía Sodi entre 1993 y 1996, trataban de una joven pobre y humillada que de manera fortuita se hace rica y al final logra casarse con un joven apuesto y de elevada clase social.

Así, la temática recurrente de la dominancia masculina representa los valores predominantes en la sociedad mexicana desde mediados del siglo XX, dice el académico, en las que el hombre no es solo el proveedor, sino el que ejerce todo el poder en el núcleo familiar.  

 

Promocional de la telenovela "Libre para amarte". 

 

El racismo se ve en los personajes principales y su representación. Este, íntimamente relacionado con el clasismo, se reproduce cuando los personajes principales son interpretados por actores de “tez blanca” y “facciones no indígenas”, de acuerdo con la investigadora de la Universidad Iberoamericana, Rochel Caballero Ávila.  

Lo mismo pasa con las personas que son de clase alta. Si hay un papel que demande una persona acaudalada, esta es de tez blanca, en contraposición con la servidumbre que es representada por actores de tez morena o de facciones indígenas.

Igualmente, el modelo de “sexualidad conservadora”, es decir, que las mujeres deben esperar al matrimonio para tener relaciones sexuales, mientras los hombres pueden ser mujeriegos, pero “corregirse” con la mujer indicada, se reproduce en estos medios, de acuerdo con el especialista en cultura latina, David William Foster.

Aún hoy, el monopolio sigue perteneciendo a Televisa y TvAzteca de acuerdo con las cifras de producción de los melodramas presentados por esas televisoras.

Los estereotipos y las lecciones de moralidad conservadora que se reproducen mayoritariamente en las telenovelas de esas empresas pueden llegar a afectar las condiciones sociales y a fomentar actitudes nocivas como la homofobia y el racismo, afirma Caballero.

Sin embargo, como se ha demostrado en otros países, si se cambian los mensajes, su gran alcance puede beneficiar la vida de muchos televidentes.

 

MÁS INFORMACIÓN: Entertainment Education, Banco Mundial, 2016.

MÁS INFORMACIÓN: Novelas y fertilidad: Evidencia para Brazil. Eliana La Ferrara, Alberto Chong y Suzanne Duryea, 2008. (En inglés)

MÁS INFORMACIÓN: Aprovechando las conexiones emocionales para mejorar las decisiones financieras, Gunhild Berg and Bilal Zia, 2013.

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