Movilidad sostenible, modelo que avanza de a poco en las grandes ciudades
Aunque los coches eléctricos son una alternativa para los problemas de contaminación, aún no son una realidad respecto a su implementación en las carreteras mundiales.
Por esta razón y debido a que los automóviles de combustión interna seguirán en el mercado por más de 50 años, de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía, son necesarios modelos de movilidad sostenible, que contribuyan a la disminución de gases contaminantes.
Además de la polución atmosférica, existen dos problemas asociados al uso actual del automóvil: la gran cantidad de espacio urbano requerido para este medio de transporte, lo que implica una expansión del territorio y, por lo tanto, traslados más largos; y la creación de espacios que solo funcionan para un tipo de transporte.
Ante este panorama, una alternativa para no dejar el automóvil por completo es la movilidad compartida, cuya idea central es transportar a personas y no a coches, es decir, priorizar actividades como caminar, usar la bicicleta, utilizar el transporte público y, más importante, la conectividad mutua entre todas esas formas de transportación.
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Los automóviles, de acuerdo con el Centro Mario Molina, pasan el 95% del tiempo estacionados. Por ello, el modelo de movilidad compartida busca minimizar el espacio vial de cada vehículo y disminuir la demanda de estacionamientos.
Cabe mencionar que bajo estas dinámicas, en las grandes urbes se podría potenciar el mercado de los carros autónomos.
Un punto importante para el desarrollo de una movilidad sostenible en las ciudades es que, según Pedro Moraleda, experto en energía y automoción, en las nuevas generaciones no está arraigada la idea de propiedad de un auto, pues se trata de un bien caro de comprar y de mantener con relación al tiempo en que puede ser utilizado en las grandes ciudades.
Para contrarrestar los altos niveles de contaminación y buscar ser una metrópoli sostenible, en Ciudad de México se han asumido compromisos internacionales como el de que a partir de 2025 se prohibirá la circulación a autos que usan diésel, el cual también aceptaron ciudades como Madrid, París y Atenas, durante la Cumbre de Alcaldes C40.
Por otra parte, el transporte público es de vital importancia para el éxito de este modelo. Debido a eso, en la capital mexicana, se han renovado taxis con más de 10 años de antigüedad por otros con tecnología eléctrica o híbrida, mismos que disminuyen las emisiones de gases contaminantes de manera considerable.
Además, la Secretaría de Movilidad (Semovi) puso en marcha desde 2013 el Programa Integral de Movilidad, que busca, entre otras cosas, impulsar el uso de la bicicleta en la ciudad y la construcción de calles completas con mejores banquetas, ciclovías, parquímetros y carriles confinados al transporte público.
Laura Ballesteros, ex secretaria de movilidad de la Ciudad de México, considera que mejorar la forma de moverse en las grandes urbes “el automóvil no es el enemigo a vencer en el nuevo modelo de movilidad, sino las barreras que impiden la creación de una nueva cultura de movilidad”.
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