La paradoja: Mientras se asoma una crisis alimentaria, crece el desperdicio de comida
La seguridad alimentaria del mundo está en riesgo. Mientras que se asoman nuevas crisis de pobreza en amplias regiones del mundo por el encarecimiento de los productos agrícolas y cárnicos, el desperdicio de alimentos sigue en aumento.
El encarecimiento de los comestibles, especialmente en los países más vulnerables, afecta la cantidad de alimentos que se adquieren con la misma cantidad de dinero. Esto ha llevado al Fondo Monetario Internacional (FMI) a lanzar diversas alertas por la crisis alimentaria y agitación social derivada de ésta. No obstante, el desperdicio de alimentos sigue latente.
La pérdida y desperdicio de alimentos a nivel mundial supera los 2 mil 500 millones de toneladas anuales, lo que representa cerca del 40% del total de alimentos producidos, según estimaciones del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en inglés). Este dato cobra relevancia, puesto que el número de personas que padecen hambre va en aumento.
En 2020, entre 720 y 811 millones de personas a nivel mundial vivían con hambre, es decir, 118 millones más que en 2019, señaló el informe El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2021 publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), organismo internacional que busca erradicar el hambre. El organismo destaca que el hambre afecta al 21% de la población en África, 9% en Asia y 9.1% en América Latina y el Caribe.
En México, esta paradoja entre carestía de alimentos y desperdicio también va en aumento. “El problema del desperdicio de alimentos es muy fuerte en el mundo y en nuestro país; y es una tragedia porque habiendo un 10% de personas que no tienen para comer, desechamos una cantidad enorme de productos”, explicó Guillermo Arteaga MacKinney, profesor investigador del Departamento de Ciencias Químico Biológicas de la Universidad de Sonora y experto en diseño de alimentos, innovación de productos y procesos de etiquetado citado por Reporte Indigo.
En México se desperdicia el 37% de los alimentos que se producen, es decir, 10 millones 431 mil toneladas al año, de acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol),- ahora Secretaría de Bienestar-. En términos económicos representa 491 mil millones de pesos, es decir, el 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB), dijo María Teresa García, directora general del Banco de Alimentos de México (Bamx), durante la presentación del “Pacto por la comida”.
La pérdida de comestibles evitaría el hambre que padecen 7.01 millones de mexicanos, y es 22.5% de la población, en 2020, no contaba con acceso a alimentación nutritiva y de calidad, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Mientras que con los alimentos que se pierden en la región de América Latina y el Caribe sólo a nivel de la venta (supermercados, almacenes) podrían alimentar a más de 30 millones de personas, es decir, al 64% de quienes sufren hambre en la región, aseguró Raúl Benítez, Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe.
Benítez añadió que la pérdida de alimentos “ocurre en todos los eslabones de la cadena alimentaria: el 28% ocurre a nivel del consumidor; el 28% a nivel de producción, el 17% en mercado y distribución y el 22% durante el manejo y almacenamiento y el 6% restante a nivel de procesamiento”.
Los alimentos que más se desperdician en México son el nopal, guayaba, pescados y sardinas, y aguacate, estos desechados, principalmente, por su aspecto: “Esta fruta, por así decirlo, fea, también tiene nutrientes, beneficios y es más bien la parte visual. Un pepino no tan derechito, pues lo vas a picar, lo vas a rebanar y quizás al final no sea tan relevante, pero la comercialización de alimentos en las grandes cadenas prefiere estos aspectos visuales”, dijo Arteaga.
Decenas de personas que llegan a centrales de abasto, tianguis y mercados para recolectar estos productos confirman este problema. “Nosotros recolectamos cartón, muchas veces tiran la fruta solo porque está golpeada, luego nos llevamos sandías, calabaza, papa o lo que caiga. Antes de que aparezcan en bruto todavía vienen envueltas”, le dijo un recolector de la Central de Abastos de la Ciudad de México a Animal Gourmet.
Los Bancos de Alimentos de México (BAMX) -una organización civil sin fines de lucro que reúne a una red de bancos de alimentos en todo el país- hicieron acopio de 135 millones 504 mil 773 kilogramos de alimentos en 2021, de los que 51% fueron alimentos perecederos, de acuerdo a su informe anual, con lo que se benefició a un millón 925 mil 784 personas en el país.
"Tirámos muchísima comida"
“Durante mucho tiempo, se asumió que el desperdicio de alimentos en el hogar era un problema importante solo en los países desarrollados. Con la publicación del informe sobre el Índice de desperdicio de alimentos, vemos que las cosas no son exactamente así”, dijo Marcus Gover, director ejecutivo de Worldwide Responsible Accredited Production WRAP, organización que promueve la fabricación segura, legal, humana y ética en todo el mundo, citado por Noticias ONU.
Países de ingresos altos y medianos en Europa, América del Norte y Asia contribuyen con el 58% de la pérdida de cosecha mundial (368 millones de toneladas). En contraste, los países de bajos ingresos contribuyeron con el 54% en las pérdidas mundiales posteriores a la cosecha en las granjas (291 millones de toneladas), señala WWF.
“Es alarmante, se habla muy poco de esto pero tiramos muchísima comida. Se desperdicia alimento a lo largo de toda la cadena de valor: en el campo, en la distribución, en la industria, en aduanas, en supermercados, en hoteles, restaurantes, hogares”, dijo María Teresa García, directora de la Red de Bancos de Alimentos de México, citada por Forbes.
Se estima que el 61% de los alimentos disponibles en los hogares términó en el cesto de basura, 26% del servicio de alimentos y 13% del comercio minorista, señala el Índice de desperdicio de alimentos 2021, dado a conocer por el Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente (PNUMA). Los datos muestran que este desperdicio por parte de los consumidores es de gran relevancia en casi todos los países del mundo.
Cada año, a nivel mundial, se desperdician 121 kilogramos (kg) de alimento por consumidor: 74 kg provienen de los hogares, 32 de servicios de comida y 15 del comercio minorista. En Nigeria se desechan hasta 189 kg per cápita, en Ruanda 164, Grecia 142, México 94, Estados Unidos 59, España 77, por citar algunos.
“Debemos acelerar los progresos realizados en la consecución de la meta 12.3 (Pérdidas y desperdicio mundiales de alimentos) de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de aquí a 2030, con vistas a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos en el mundo y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”, dijo el director general de la FAO, QUE Dongyu, citado por PNUMA, autoridad ambiental líder en el mundo.
Los bancos de alimentos de México hacen posible el rescate de alimentos. Sin embargo, en términos políticos este problema sigue en el olvido. En la Cámara de Diputados se propuso hace más de un año una reforma al párrafo tercero del artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para el desarrollo de mecanismos que permitan reducir la pérdida y desperdicio de alimentos. La iniciativa sigue pendiente de aprobación.
Además, en julio del año pasado, la Cámara de Senadores exhortó a la Secretaría de Bienestar y a la Secretaría de Economía a llevar a cabo las políticas y programas necesarios para disminuir el desperdicio de alimentos y promover los esquemas de donación y aprovechamiento humano de los mismos.