Ay Jalisco, atrévete a rajarte
Jalisco acaba de lanzar una nueva amenaza de desligarse del Sistema Nacional de Coordinación Fiscal (SNCF). No es la primera vez que alguna entidad federativa realiza un anuncio como tal. El primero en la historia del SNCF fue Baja California en 1991, cuando el primer gobernador de oposición, Ernesto Ruffo, acusó que su entidad federativa recibía muchos menos recursos de los que generaba.
A partir de este evento son muchas entidades federativas las que han utilizado ese mismo amago como instrumento de negociación ante el Gobierno Federal. Este es el caso de Chihuahua, el extinto Distrito Federal (con AMLO como jefe de Gobierno), Nuevo León de a tiro por viaje, Guanajuato con Fox, entre otros. En ocasiones su provocación les ha redituado más recursos (muchas de las veces por debajo de la mesa) y la cosa queda ahí. En otras, el Gobierno Federal, dependiendo de la reputación del gobernador que desafía, los calma con expedientes secretos.
Al respecto hay varios elementos que deben considerarse para una mejor comprensión del asunto. Primero, quienes utilizan esa herramienta como negociación son entidades que, en efecto, son boyantes desde el punto de vista económico. Las más de las veces tienen razón. El SNCF es en el fondo un juego de suma cero: lo que ganan unos lo pierden otros. Como se sabe, el SNCF contiene elementos plasmados en nuestra Constitución que se refieren al principio de solidaridad regional.
En el año 2018 realicé un ejercicio para identificar a los ganadores y a los perdedores1, es decir, estados que aportan y los que reciben. Transcribo el cuadro sin las cantidades con datos de 2017. Debe aclararse que son para un solo año y que existe volatilidad en los ingresos por lo que algunos estados que están arribita de la raya, podrían caer por debajo un año posterior, y viceversa, algunos que estaban por abajito, podrían terminar arribita de la raya. Otro aspecto, es que los estados con asterisco (Campeche, Tabasco y Veracruz) son estados petroleros y para ese año la renta petrolera ya estaba desinflándose. En (remoto) caso de que vuelva a recuperarse, podrían pasar al lado de aportadores.
Como se observa, los estados que amenazan son los que, en efecto, aportan al resto de las entidades. Nunca presenciaremos un amago de separarse del SNCF por parte de los que reciben.
Estados que aportan | Estados que reciben |
Aguascalientes | Baja California Sur |
Baja California | Chiapas |
Ciudad de México | Colima |
Chihuahua | Durango |
Coahuila | Guerrero |
Guanajuato | Hidalgo |
Jalisco | Michoacán |
México | Morelos |
Nuevo León | Nayarit |
Querétaro | Oaxaca |
Quintana Roo | Puebla |
San Luis Potosí | Sinaloa |
Sonora | Tabasco* |
Tamaulipas | Tlaxcala |
Yucatán | Veracruz* |
Zacatecas |
Dicho esto, el segundo elemento relevante es que el SNCF se logró mediante las firmas de convenios2, es decir, no está en la Constitución debido a que los estados son libres y soberanos. El SNCF no es vinculante, es estrictamente voluntario y las entidades que así lo deseen pueden romper el convenio en cuyo caso tendrían que diseñar su propio sistema tributario.
De hecho, antes de la conformación del SNCF cada estado recolectaba sus propios impuestos, en especial aquel sobre ingresos mercantiles (el que fue sustituido por el IVA) aunque el ISR era federal. El problema es que había efectos de doble y hasta triple tributación cuando las mercancías cruzaban los estados y se conformaba un efecto cascada obstaculizando el comercio entre las entidades del país.
De abandonar el SNFC, Jalisco tendría que diseñar un nuevo esquema aunque a la vez la población jalisciense tendría que pagar impuestos de productos elaborados en alguna de sus etapas (o por completo) en otros estados. Podría enfrentarse a la doble o triple tributación. Esto sería pernicioso para los jaliscienses.
Tercero, si es solo el estado de Jalisco el que abandona el SNCF, el Gobierno Federal podría dejar de invertir en obra pública en ese estado (aunque formalmente no lo diga), lo que podría también resultar perjudicial para ese estado. En el corto plazo, ese estado no la pasaría muy bien. Debe decirse, no hay una legislación clara con respecto a las aportaciones federales (ramo 33), las que a su vez, el Gobierno Federal podría entrar en amagos de reducirlas. El asunto no es claro.
Una cosa es cierta, el SNCF en particular, y el diseño del Federalismo Fiscal en México está mal diseñado. Es necesario modificarlo para armonizar las relaciones fiscales entre órdenes de gobierno. En parte, en mi opinión, el fracaso en la educación pública de calidad, de la salud, y de la seguridad pública es reflejo del mal diseño del federalismo mexicano. Mientras no se arregle, estos tres rubros seguirán sufriendo, que no le quepa duda.
[1] Fausto Hernández. “¿Cómo disciplinar a los estados y municipios?: Rediseño del Federalismo Fiscal en México”. En Incentivos Perversos: Reformas al Federalismo Fiscal Mexicano. Compilado por Alfonso Mendoza. Fondo de Cultura Económica. 2018 ISBN 978-607-16-6036-7
[2] Ver la historia del SNCF en María de los Ángeles Molina Armenta y Luis Aboites, Ascenso provinciano. Trayectoria de los ingresos de las haciendas públicas de las entidades federativas mexicanas, 1973-2020, Ciudad de México, El Colegio de México, 2023, 221 pp. ISBN 978-607-564-518-6