Tercera ola podría detener la débil recuperación de créditos al consumo
Sin una recuperación de empleos, salarios y apetito de compra, tampoco volverá a crecer el crédito al consumo en México.
“Los componentes de la actividad económica que guardan una mayor relación con el comportamiento del crédito al consumo son el empleo formal, los salarios reales (descontando la inflación) y el consumo privado”, respondieron los economistas del BBVA Research a pregunta expresa.
La institución financiera no dió una fecha aproximada sobre cuándo el avance en estos factores podría ser suficiente para traducirse en una recuperación concreta del crédito al consumo. Pero sí hay un optimismo claro en este y otros bancos ante la posibilidad de una recuperación eventual, para la cual ya quieren empezar a preparase.
Las cifras y estadísticas oficiales en estos indicadores corroboran esta idea. Sin embargo, también pintan un escenario negativo en el contexto de la tercera ola de casos de COVID-19 en el país.
Tercera ola, un freno para el crédito al consumo
De acuerdo con Ignacio Capelo, Head of Digital Consumer Finance en Banco Sabadell, la evolución de la pandemia en México, específicamente “el avance en la vacunación” y “la no vuelta de la población a ‘la normalidad’, aunado al no saber cuándo se aplanarán las curvas de contagios o cuándo aparecerán nuevas” son dos de los factores que más influyen en los comparativamente bajos niveles de crédito al consumo.
Los datos comprueban este fenómeno. De acuerdo con la información estadística de la banca múltiple que publica mensualmente la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), las caídas mensuales más graves en la cartera de crédito al consumo vigente se dieron entre noviembre del 2020 y enero del 2021. En ese periodo, la cifra pasó de 974 mil millones de pesos (MMP) a 933 MMP, una caída de más del 3%.
También el Índice de Morosidad Ajustada (IMORA, que refleja la proporción de cartera de crédito vencida con respecto a la cartera total del sistema financiero) tuvo sus alzas mensuales más altas de toda la pandemia en ese periodo, llegando a 14.92% a finales de febrero del 2021.
Justo en este periodo de tiempo que se registraba este empeoramiento en la cartera de crédito al consumo, se estaba viendo un aumento significativo en el número de casos por COVID-19 en el país. Según el tablero del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para la pandemia, el número de casos confirmados acumulados creció más de 27.6% tanto de noviembre a diciembre del 2020 como de ese mes a enero del 2021.
En los indicadores que menciona BBVA Research, también se nota una evolución similar negativa a finales del año pasado. En cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el número de plazas de trabajo formales había logrado recuperarse consistentemente desde su mínimo en julio del 2020 hasta noviembre de ese año. Pero en diciembre, tuvo una nueva caída de 1.4%.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el consumo privado también rompió su recuperación justamente en diciembre del 2020, cuando presentó una baja de 0.81%; y no se pudo ver una corrección positiva más o menos duradera sino hasta marzo pasado.
En lo que se refiere a salarios reales, también en datos de Inegi, las variaciones trimestrales al número de personas en el país que reciben entre dos y más de cinco salarios mínimos tuvieron sus bajas más pronunciadas justamente entre el último trimestre del 2020 y el primero del 2021. En ese mismo periodo, se dio el crecimiento más alto de personas que ganan menos de un salario mínimo desde finales del 2019.
Por todos estos precedentes se puede vislumbrar un nuevo descalabro en el ecosistema de crédito al consumo. También en datos del Conacyt, el número de casos acumulados de COVID-19 entre finales de junio y finales de julio del 2021 crecieron 14.24%, justamente el porcentaje más alto desde inicios del año. En lo que va de agosto, ya aumentó otro 10% respecto al 31 de julio.
Si se repite el fenómeno de diciembre, se perderían importantes victorias en el ecosistema del crédito al consumo en México.
El terreno en riesgo
Para junio del 2021 había una cartera de crédito al consumo vigente de 954 MMP. Esta cifra representa apenas poco más del 91% de la cantidad que se registraba en febrero del 2020, cuando comenzó la pandemia.
Sin embargo, sí es una mejora del 2.25% con respecto a los 933 MMP registrados a inicios del año, la cifra más baja para la cartera de crédito al consumo vigente que se ha registrado desde que inició la crisis sanitaria. De hecho, desde marzo del 2021, este volumen no ha parado de crecer.
Por su lado, el IMORA también logró colocarse en 13.8% a finales de junio, menos de un punto porcentual por arriba del nivel pre-pandemia. Ambos movimientos son consistentes con la recuperación observada en los tres indicadores señalados por BBVA Research a lo largo de los últimos dos años.
Según el IMSS, las plazas de trabajo formales en el país han crecido consistentemente a partir de enero del 2021, y para el 31 de julio sumaban 2.02 millones de plazas, a menos de dos puntos porcentuales de distancia de recuperar el nivel que había en febrero de 2020.
También el consumo privado muestra una mejora y está más cerca que nunca de alcanzar los niveles pre-pandemia, favoreciendo al crédito. En mayo pasado se registró un índice base 2013 de 114.5 puntos, también a menos de dos puntos porcentuales de distancia de recuperar el nivel pre-COVID y el más alto desde entonces.
Por último, en salarios reales se percibieron mejoras notables entre el primer y segundo trimestre del año. En ese periodo creció el número de trabajadores ocupados en todos los rangos de remuneración, desde menos de un salario mínimo hasta más de cinco.
De repetirse las caídas en empleo, salarios y consumo privado que se vieron a finales del año pasado, y si éstas afectan el nivel de crédito al consumo, se pondría más en riesgo que solo el terreno ganado. También se pospondría aún más el “regreso a la normalidad”. De acuerdo con los economistas del BBVA Research, “en general, los movimientos de estas variables económicas tienen un efecto rezagado sobre el crédito”.
Aunque la institución financiera no cuantifica qué tan largo es este desfase, Daniel Becker, presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), dijo que históricamente transcurren “alrededor de nueve meses entre una recuperación de la economía y una recuperación del crédito”.