Precios de alimentos procesados crecen 20.8% en tres años
Los precios de alimentos procesados, entre las mercancías que más impactan a las familias mexicanas, han aumentado rápidamente los últimos tres años.
Adriana García, coordinadora de análisis económico del colectivo de investigación México ¿Cómo vamos?, apunta que el tema de los precios de los alimentos es uno que “debemos discutir más en la agenda pública”, pues tienen un efecto crucial en el nivel general de los precios.
Agregó que solo en la primera quincena de agosto, si los precios del gas licuado de petróleo (LP) se hubieran mantenido estables, “la inflación general estaría rozando el 6%”.
En datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre la primera quincena de enero del 2018 y la primera quincena de agosto, los precios de los alimentos procesados han mostrado un crecimiento promedio de 20.8%. En muchos casos, particularmente aquellas mercancías que más impactan a las familias mexicanas, los aumentos más dramáticos se han dado en el transcurso de 2021.
Tal es el caso de la tortilla de maíz, que de la primera quincena de enero de este año hasta la primera de agosto del 2021 se ha apreciado en 14.42%, el segundo porcentaje más alto que se tiene registrado en ese mismo periodo después del incremento del 19.69% en los precios de los aceites y grasas vegetales comestibles. En ese mismo periodo, también la masa y harinas de maíz y las carnitas han visto un aumento de precios por arriba del 10%.
Con respecto al entorno pre-pandemia, prácticamente todos los alimentos procesados considerados por Inegi han crecido al menos 10%. Entre la primera quincena de enero del 2019 y la primera quincena del 2021, los precios del arroz preparado y de los aceites y grasas vegetales comestibles han subido más del 30%.
Productos ultraprocesados como la pasta para sopa, leche evaporada, condensada y maternizada, botanas con cereales, carnes secas, procesadas y otros embutidos, así como las gelatinas, miel y mermeladas han sufrido aumentos de precios en más del 20%.
Esto es especialmente preocupante para el contexto mexicano por el alto consumo de alimentos procesados que hay entre la población. En estimaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), México era el cuarto país con el mayor nivel de ventas de alimentos y bebidas ultraprocesados en una lista de 80 países en todo el mundo, solo debajo de Estados Unidos, Canadá y Alemania.
Asimismo, es un problema particularmente grave para las familias de menores ingresos en México. De acuerdo con la especialista de México ¿Cómo vamos?, la mitad de los ingresos de las unidades habitacionales más humildes se destinan exclusivamente a la compra de comida. Es decir, este incremento sustancial en el precio de los alimentos a lo largo de los últimos tres años afecta a este segmento de la población desproporcionalmente.
Estos incrementos en los precios de los alimentos han puesto al componente subyacente de la inflación, que observa mercancías y servicios con precios más estables en el corto plazo (como alimentos, bebidas, vivienda, educación) en la mira de los analistas.
Adriana García reafirma que en México ¿Cómo vamos? Hay una preocupación hacia este elemento de los precios porque, a lo largo del 2021, “en cada observación quincenal en varios meses de este año se ha registrado [un crecimiento en los precios subyacentes] por encima del límite superior del rango de variabilidad del Banco de México (Banxico)”.
¿Qué impulsa los precios de los alimentos?
Hay varias explicaciones detrás de este fenómeno. Banxico, en su informe trimestral para abril-junio de este año, señaló que el aumento en los precios de las mercancías (sin referirse directamente a alimentos, bebidas y tabaco) responde “al alza por choques relacionados con la pandemia, los cuales han afectado las cadenas de suministro y los procesos productivos, implicando mayores costos de producción”.
Por su lado, el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) reiteró que, además del impacto de la pandemia, las sequías en Brasil, Argentina y Estados Unidos han afectado la producción y el precio de varios bienes agropecuarios, especialmente en casos como el maíz. Compañías líderes de alimentos en México, incluyendo Bachoco, Gruma y Bimbo, han confirmado que sus cadenas de valor han sufrido por una apreciación en los costos de las materias primas.
Asimismo, analistas han mencionado que en América Latina en general se ha visto un “turbo consumo” por la reapertura de actividades. En su momento, se consideró que México aún no estaba en el mismo punto de reactivación económica que el resto de sus vecinos regionales, pero con el regreso a clases y la reapertura de servicios turísticos, de entretenimiento y alimentarios podría estar ya en juego este impulso inflacionario a la categoría de alimentos, bebidas y tabaco.
Por desgracia, los precios de los alimentos no tienen una solución rápida como tal vez parece existir con el componente subyacente y el nivel de precios de energéticos como el gas LP. La analista de México ¿Cómo vamos? reafirma que controlar los precios de la categoría alimentos “es muy difícil regular con precios máximo el precio de alimentos perecederos”.
Sin embargo, reafirma que el gobierno sí podría implementar, por ejemplo, “políticas de mediano y largo plazo para contrarrestar las afectaciones en el mercado de alimentos producto del cambio climático. Una política no va a revertir estos efectos, pero construir infraestructura hídrica y condiciones de acceso a energéticos podría ayudar a los estados agrícolas a proteger sus cosechas”.