La economía mexicana más cerca de la recesión que de la recuperación
Con un cierre de año decepcionante, la economía mexicana se acerca cada vez más a una nueva recesión, alejándose de su recuperación después de la dura caída de 2020.
Según el más reciente resultado del Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) -una versión anticipada que se aproxima al comportamiento del PIB mensual- en diciembre la economía habría caído (-)0.2% interanual. Es la primera vez, desde hace nueves meses, que esto ocurre.
De confirmarse el resultado de diciembre, no solo habría caído este mes, sino que el trimestre entero podría haber registrado un resultado negativo de (-)0.2% respecto al mismo periodo del año anterior y de hasta (-)0.5% respecto al trimestre anterior, contraviniendo los pronósticos iniciales que esperaban un ligero rebote luego de la caída del tercer trimestre del año.
1/4 El INEGI dio a conocer sus estimados de la actividad económica para noviembre y diciembre mediante su Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE). Las noticias son algo desconcertantes.
— Jonathan Heath (@JonathanHeath54) January 18, 2022
Este resultado negativo podría confirmar la llegada de un temor que hasta hace unos meses se veía mucho más lejano y ahora está tocando a las puertas de la economía mexicana: la recesión técnica .
“Es muy probable (de acuerdo a los datos publicados hoy del IOAE) que el PIB del cuarto trimestre se haya contraído respecto al tercer trimestre (que también mostró una caída). Esto implica una posible recesión y una recuperación en forma de "W" para la economía de México”, dijo en un tweet Gabriela Siller, directora de análisis económico de Banco Base. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dará a conocer el 31 de enero la cifra oportuna del PIB al cuarto trimestre.
Se acepta generalmente que un país se encuentra en recesión técnica cuando se registran contracciones del PIB nacional durante dos trimestres consecutivos; un criterio adoptado por la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos desde los años setenta. El 4to trimestre del año sería este segundo resultado necesario para considerar a México en recesión técnica.
Por otro lado, la recuperación de la economía mexicana respecto a sus niveles prepandemia, parece alejarse más y más, pues el IOAE tampoco augura que el resultado anual de PIB esté siquiera cercano a las optimistas predicciones de 6.3% de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y del consenso de la última encuesta Citibanamex entre expertos, que estimaba un crecimiento de 5.8%. .
Con base en el promedio trimestral de crecimiento que podría haber este año, Marco Oviedo y Joel Virgen, analistas económicos independientes, estiman que de no revisarse al alza ni a la baja alguno de los componentes del IOAE, el PIB anual quedará muy probablemente apenas por encima del 5%, aunque si se calcula a partir de los 12 meses del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) el resultado estaría ligeramente por debajo del mismo número.
Y por si fuera poco, la recuperación en 2022 no contará más con la ayuda del efecto base de comparación del año previo; al contrario, presentará mayores dificultades para igualar o superar los rebotes estadísticos del primer y segundo trimestre del año.
“Si la actividad no recobra fuerza en el primer trimestre del año, el crecimiento en 2022 podría ser menor a 2%. Para que sea 2% en el año la actividad debe crecer a una tasa mensual promedio que sea la mitad del 0.39% reportado en 2021”, escribió en Twitter Alfredo Coutiño, economista en jefe para América Latina de Moody´s Analytics.
En línea con estas previsiones, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), que aglutina a las cadenas de comerciantes minoristas del país, pronosticó un crecimiento nominal de sus ventas de 4.4% para este año, lo que implica un nulo crecimiento real para 2022. El año pasado la ANTAD esperaba inversiones por 2 mil millones de dólares entre sus agremiados, sin embargo solo se concretaron mil 400 millones de dólares, confirmó.
Un factor coyuntural y un estructural
Detrás del decepcionante resultado los expertos señalan que se encuentran los efectos de dos enormes pesos sobre los sectores productivos.
Por un lado, un factor externo como la crisis internacional de suministros, pero a la vez también factores internos como un clima cada vez más desfavorable para la inversión.
El primero, de carácter coyuntural, “tiene que ver con los efectos directos e indirectos de los embudos logísticos y de proveeduría a nivel global y los efectos adversos (aunque cada vez más moderados) de las restricciones a la movilidad comunitaria ligada a la pandemia” explicó Virgen.
Las afectaciones de este tipo se concentraron principalmente en la industria manufacturera, que representan el 17.2%, principalmente en la industria automotriz, la más afectada por la crisis de los semiconductores a nivel mundial. Sin embargo, y como señala Virgen, la segunda limitación es de carácter estructural y si bien sufre de los efectos de la pandemia, es más antiguo que ésta.
“La economía mexicana aterriza en un sendero de expansión de largo plazo más moderado [...] en línea con el estancamiento ya observado desde 2019-2020 asociado tanto a causas internas como externas” señaló el economista.
Al respecto Oviedo, puntualiza que uno de los retos para la economía más importantes y que están enmarcados en estos choques no coyunturales es la falta de inversión privada ante un “ambiente incierto para los negocios, tanto interno como externo”. La falta de este elemento clave podría retrasar e incluso dar revés a los avances de la recuperación económica.
Basta ver el comportamiento de la Inversión Fija Bruta, reportada por el INEGI, que por un lado muestra que los efectos coyunturales de la pandemia derribaron la inversión privada en un primer momento a niveles comparables a los de 1998, pero también que hasta noviembre la inversión no estaba ni cerca de alcanzar niveles similares a los de hace 10 años; por el contrario está descendiendo lentamente.
Esto no resulta una sorpresa si se considera que la inversión ya mostraban una tendencia descendente antes de la pandemia, pues de 2018 a 2019 había caído (-)4.7%, con lo que rompió la tendencia previa de crecimiento anual de más de diez años ininterrumpidos.
Esta tendencia decreciente de la inversión coincide con la leve contracción económica observada en el mismo periodo -que no se veía desde 2009. Una contracción, que de continuar en este año, podría llevar a un magro crecimiento económico promedio de 1% para todo el sexenio, advirtió Coutiño.