Acuerdo Estados Unidos-Europa arriesga gas natural para México
México enfrenta un posible desafío de suministro de gas natural a largo plazo por la invasión rusa en Ucrania.
Estados Unidos y la Unión Europea firmaron un acuerdo la semana pasada para reducir la dependencia del viejo continente de las exportaciones de gas natural provenientes de Rusia. La idea es suministrar al continente el 10% del combustible que actualmente obtiene de Moscú.
Considerando que Rusia atiende aproximadamente el 40% de las necesidades europeas de gas natural, y tomando en cuenta las cifras de consumo anual de la misma Unión Europea para 2020, con este acuerdo los Estados Unidos le suministrarían al bloque europeo unos 566 mil 132 millones de pies cúbicos (MCF) de gas natural al año.
La cifra representa poco más de una quinta parte de los 2.15 billones de MCF que Estados Unidos le vendió a México en gas natural durante 2021, de acuerdo con cifras de la Administración de Información en Energía de los Estados Unidos (EIA). Sin embargo, se espera que este movimiento pueda ser suficiente para afectar los precios de compra del combustible en el corto plazo.
“El consumo interno de gas natural, el 70%, proviene de importaciones. Solo 30% es producción nacional. Y tenemos una gran dependencia de las importaciones de gas natural que vienen de Estados Unidos […]. Hay una estimación que los precios sean más altos en el largo plazo por los nuevos equilibrios [que generan movimientos como este acuerdo con Europa]” señala Arturo Carranza, director de proyectos de energía de la firma Akza Consultores.
El mayor costo del gas natural es un riesgo para la economía del país porque este combustible es el principal insumo para la generación eléctrica nacional. Y no habría forma de conseguir el insumo más barato en ninguna otra parte del mundo, pues “Norteamérica presenta, desde al menos 2008, los precios más competitivos de gas natural. Y esto va a permanecer. Estados Unidos continuará como uno de los principales productores del combustible, y la cercanía que tenemos como México nos va a permitir, independientemente del nuevo equilibrio, a precios más bajos de los que se verían en Europa o Asia”, asegura el especialista de Akza.
Pero mayores precios no es la única consecuencia que ahora Estados Unidos le proporcione gas natural también a Europa. “Hoy estamos viendo una transición a un mercado de gas natural más globalizado, algo que ya se ve en el petróleo pero que no habíamos visto en gas natural. Hoy, el precio en Norteamérica tendrá influencia en el precio de otros mercados y viceversa”, asegura Eduardo Prud’homme, socio de la consultoría especializada en energía GADEX.
Esto importa, explica el especialista, porque “el precio del gas natural es mucho más volátil. Por eso el tema que vamos a ver es hacia largo plazo. A México le va a costar más trabajo anclar contratos para obtener volúmenes incrementables del combustible […]. Si hacia adelante hay un comprador en México que quisiera tener gas, le va a ser más difícil que hace un año [conseguir combustible]. Habrá una menor abundancia, por decirlo así”.
El problema también promete volverse mucho más complejo en el mediano plazo. De acuerdo con estimaciones de la Secretaría de Energía (Sener), el consumo diario de gas natural en México durante 2021 a escala nacional fue de unos ocho mil 438 MCF diarios. Y solo entre 2022 y 2036 se espera que los grandes usuarios industriales de México requieran de dos mil 60 MCF diarios adicionales.
Los cambios que ha propuesto la Comisión Federal Electricidad (CFE) para lidiar con la posible escasez de gas natural en el país no son alentadores. Cuando se planteó que el incremento en los precios del combustible pudiera poner en jaque la generación eléctrica nacional, la paraestatal señaló que podría modificar la operación de varias de sus plantas a otros insumos, como el combustóleo y el carbón, mucho más contaminantes.
Tratar de evadir el problema con este tipo de estrategias sería un error, apunta Eduardo Prud’homme, pues “más que alejarnos, distanciarnos del problema, tendríamos que intentar adecuarnos y adaptarnos a ello”, empezando por reconsiderar el empoderamiento de CFE en las decisiones energéticas del país, incluyendo la compra de gas natural, porque la paraestatal bien podría cometer errores en el futuro que afecten a toda la industria.
Y para Arturo Carranza, una solución mucho más directa tendría que ser invertir en proyectos de generación de gas natural en México. “Es un proceso que se debe planear, y que debe pensarse como algo gradual. No podemos pensar que reduciremos la importación a cero de la noche a la mañana […]. Ni tampoco creo que sea realista que podamos dejar de depender de las importaciones por completo".
"A México le cuesta más producir gas natural que comprarlo […]. Pero es algo que se tendría que hacer en términos de procurar mayor seguridad energética”, concluye Carranza.