Francamente nunca he encontrado útil que los medios de comunicación le pongan tanto énfasis a la presentación de los proyectos de presupuestos de egresos de la federación (PPEF) cada año.
Normalmente el análisis se destina a i) calcular qué secretaría u organismo público pierde o gana más recurso monetario y, ii) a determinar si se proyecta o no más o menos deuda. La atención dura unos dos o tres días y a otra cosa mariposa.
Si bien estos elementos lanzan señales a los agentes, tampoco es que con aumentar o disminuir ciertas partidas el país cambie.
La presentación del Poryecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2018, se trata más de una lucha de poderes que de la búsqueda del cambio.
El impulso que el gasto público debe dar a la demanda agregada ha sido mediocre con las distintas composiciones del presupuesto en los últimos 20 años (las que varían solo marginalmente). Y esto es así porque nuestro presupuesto es inercial y solamente un 6 o 7 por ciento del total lo puede definir el ejecutivo y el legislativo.
Me resulta muy curioso que se diga que la negociación del presupuesto es difícil. En mi opinión, es solo una de repartición de dinero, donde gana más quien mejor representado está, no en términos de calidad, sino en poder de voto en el legislativo, como por ejemplo, el Estado de México. Éste es siempre el gran ganón, mientras que los estados pequeños, son los grandes perdedores.
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Pero esto se sabe desde antes de enviarlo a la Cámara, y así se ha dado desde 1997, fecha del primer gobierno dividido. Esa es la mecánica de negociación, no hay nada extraordinario en obtener su aprobación si de complacer al Estado de México se trata.
En alguna ocasión, durante el sexenio anterior, le comenté lo anterior a un alto funcionario de la SHCP que se encontraba con un diputado en ese momento. Ambos, sin dudarlo, me respondieron que la aprobación dependía de lo que negociaran con el diputado más influyente del Estado de México. Una vez hecho esto, todo estaba arreglado.
El presupuesto es pues una repartición de recursos, incluso diría yo, fácil de negociar si se sigue con la inercia de darle más al más grande y con mayor representación en el Congreso. No hay nada de extraordinario en ello. Los medios le dan más importancia de la que realmente tiene y suelen enaltecer figuras al decir que fulano o mengano lo “negoció” tal año.
Lo verdaderamente extraordinario sería redefinir el rumbo de la economía. De ser así, primero, se tendría que diseñar un nuevo proyecto de nación y, después una vez que se tenga consensado, se redactaría un presupuesto de egresos para financiarlo.
José Antonio Meade, secretario de Hacienda y Crédito Público.
El simple cambio de partidas presupuestarias como ha sido durante los últimos 20 años no cambia la dirección del país. Redefiniendo el PPEF no mejorará nada, a menos que exista un giro en la política económica, la que está formada por programas. El presupuesto es solo un instrumento. Dejemos de analizarlo como si fuera una política. Reitero, quien critica al PPEF porque es o no redistributivo, lo está haciendo contra la imagen, no contra el proyector.
Hasta hoy, yo sigo observando un presupuesto inercial, con pequeños cambios y que responde a coyunturas e intereses. Sigo contando tasas de 2% de crecimiento económico; sigo preocupándome que la pobreza no baja, y sigo viendo que la desigualdad sigue igual, o incluso más deteriorada. Peor aún, sigo sufriendo la misma corrupción.
Dejemos de ponerle tanta atención al presupuesto anual cuando no hay un cambio de dirección. Tal vez lo poco importante que tiene es ver que no se excedan en la repartición, es decir, que no incurran en indisciplina financiera sobre-endeudándose. Pero de ello se encargan los mercados.
Este año en particular, le conviene a la SHCP ajustarse el cinturón, porque las calificaciones crediticias penden de un hilo, y no podrían darse el lujo de una llamada de atención de los mercados, después de haber incumplido el techo de gasto por los últimos 9 años.
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Pero más allá de eso, si uno revisa “el análisis” anual del presupuesto en los últimos 20 años, siempre es lo mismo. Tres días después de editorializarlo la vida sigue igual. En el PPEF no se especifica cómo van a desviar el dinero para la campaña, pero lo harán, eso es lo que me preocupa.