Con ínfimo presupuesto se atiende padecimiento creciente en México: enfermedades mentales
México tiene un problema de salud al que no da la importancia presupuestaria que amerita.
En 2013, 25% de los mexicanos entre 18 y 65 años había padecido en algún momento de su vida un trastorno mental, pero de ellos, solo 20% recibió tratamiento, de acuerdo con la Secretaría de Salud.
Para 2016 esa cifra creció a 30%, es decir, más de 38millones de mexicanos, según la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica elaborada por el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente.
Un trastorno mental es una enfermedad que combina alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). La ansiedad, ataques de pánico, fobias, bipolaridad, depresión y el Alzhéimer, son algunas de las más comunes.
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A pesar del incremento el presupuesto de egresos para la salud mental es equivalente a solo 2.2% del presupuesto de la Secretaría de Salud y ha ido disminuyendo.
En 2017 fue de 2,586 millones de pesos y representó un recorte anual de 5%. En 2016 de 2,725 millones, 4% menos que en 2015 por 2,850 millones.
Alrededor de 80% del presupuesto para atender la salud mental se destina a la operación de hospitales. Esto significa que la estrategia llevada a cabo por el sector salud no es preventiva o de trabajo comunitario, si no de tercer nivel, es decir, que busca atender a los que ya se reconocen como enfermos, de acuerdo con la OMS.
Una de las causas de ausentismo laboral son los padecimientos mentales.
México enfrenta además otro problema en cuanto a la atención a la salud mental: su geografía. La mayoría de los hospitales y centros de atención se ubican en las zonas más pobladas como la Ciudad de México o Guadalajara, lo cual dificulta el acceso de la población que vive al interior del país, señala la OMS.
Para poner de manifiesto la escasez de recursos diseñados para la atención mental basta con ver el crecimiento del número de especialistas dedicados a la salud mental.
En 1988 eran 1.5 psiquiatras por cada 100,000 habitantes; en 2016 eran 3.68, de acuerdo con la publicación Salud Mental. De igual forma el número de camas para pacientes psiquiátricos en México por cada 100,000 habitantes es de apenas 0.14.
Poco presupuesto y mala atención
En países como México, entre 76% y 85% de las personas con trastornos mentales graves no reciben tratamiento, en comparación con países como Alemania o Estados Unidos que es de entre 35% y 50%, según la OMS.
Si bien, el modelo del Programa de Acción Específico de Atención en Salud Mental 2013-2018 buscaba reorganizar los servicios para que en lugar de atender al paciente en un hospital se privilegie la asistencia en centros de salud no especializados y la prevención, es no se ha llevado a cabo.
La razón es la distribución del presupuesto, que se enfoca a la atención a la salud y no a la prevención.
Fuente: Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
A nivel mundial el gasto anual en salud mental hasta 2013 era inferior a 40 pesos por persona y menor a cinco pesos en los países como El Salvador y Guatemala.
El 67% de esos recursos económicos se asignaba a hospitales exclusivamente psiquiátricos, pese a que se asocian a malos resultados sanitarios y violaciones de los derechos humanos, de acuerdo con la OMS.
El promedio destinado al gasto en salud mental en México se encuentra por debajo de países como Brasil y Costa Rica, quienes este año destinaron 2.4% y 2.9% del gasto en salud total, de acuerdo con cifras del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
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Abusos a pacientes psiquiátricos
El problema se complica aún más por la escasa calidad de la atención que reciben los pacientes tratados. Un informe de 2013 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos denuncia que en los centros de atención psiquiátrica de la república se cometen abusos.
Por ejemplo, en el hospital de Salud Mental en la ciudad de Chihuahua, se aplican medidas de aislamiento hasta por cuatro días como parte del tratamiento; incluso se tuvo conocimiento de que un paciente permaneció más de 90 días en esas condiciones.
En tres hospitales se detectaron tortura y maltrato; cinco no tenían lugares para las visitas familiares; 13 tenían instalaciones inadecuadas; seis no permitían que los internos se comuniquen con el exterior; 11 tenían carencia de personal de seguridad; cuatro no clasificaron a los pacientes y 28 no tenían reglamentos internos, según el informe de la comisión.
