AMLO, el mal destapador

Nadie duda que será el dedo de López Obrador el que designará al candidato presidencial de Morena, pero fue innecesariamente descarado al respecto.
19 Julio, 2021
El presidente López Obrador en conferencia de prensa el 13 de julio en Palacio Nacional (Foto: LopezObrador.org.mx)
El presidente López Obrador en conferencia de prensa el 13 de julio en Palacio Nacional (Foto: LopezObrador.org.mx)
Econokafka

El Presidente de México será un pésimo proveedor de pan, pero es un excelente cirquero. Con más de dos años de anticipación, ya metió a la clase política y analistas de café al divertido juego de la sucesión presidencial y, como parte importante del mismo, el Tapado.

Andrés Manuel López Obrador fue priista buena parte de su vida, pero hoy es un mal imitador en el magistral juego del tapadismo. Como en tantas otras cosas, dice ser original cuando en la realidad es un refrito (malo) del pasado.

El indiscreto Gran Elector

El primer fallo fue la falta de discreción y elegancia. Por supuesto que nadie duda que será su dedo el que designará al candidato presidencial de Morena, pero fue innecesariamente descarado al respecto. Los Presidentes del priato siempre alegaron ser un factor en el proceso decisorio, de hecho, fundamental (“el fiel de la balanza”, como dijo José López Portillo), pero dejando un papel a los “sectores” o a las “auscultaciones”. En cambio, AMLO no deja dudas sobre quién será el Gran (y Único) Elector.

Alegar que nombrar a los posibles sucesores es algo abierto, novedoso, es falaz. Las listas con los aspirantes siempre circularon, y fueron acertadas, pues nunca hubo un destapado que no formara parte de la lista correspondiente. El que inició la práctica de designar al sucesor fue Lázaro Cárdenas (y también la de hacer fraude electoral de ser necesario).

Ganadores y perdedores

Solo una vez no se llevó la candidatura uno de los punteros, y el designado resultó una completa sorpresa: cuando Adolfo López Mateos ganó la candidatura era titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, un ministerio que nunca había producido ni ha vuelto a producir un Presidente. A diferencia de AMLO, Adolfo Ruiz Cortines sí fue un maestro del género del tapadismo, en que los grandes decepcionados fueron Gilberto Flores Muñoz (Agricultura), Ángel Carvajal (Gobernación) e Ignacio Morones Prieto (Salubridad y Asistencia).

El ser la mano derecha del Presidente en materia política llevó a que la Secretaría de Gobernación fuese en cuatro ocasiones el lugar de trabajo del candidato, con Miguel Alemán (1946), Adolfo Ruiz Cortines (1952), Gustavo Díaz Ordaz (1964) y Luis Echeverría (1970) siendo los elegidos. Un usual perdedor era el Secretario de la Presidencia (dependencia que ya no existe), destacadamente en los casos de Donato Miranda Fonseca (1964) y, sobre todo, de Emilio Martínez Manatou (1970), este último por la estrecha amistad que lo unía al Presidente en turno (Díaz Ordaz).

Otro clásico perdedor, una dependencia que nunca dio un Presidente, fue la Regencia de la Ciudad de México. Fernando Casas Alemán perdió (1952), lo mismo que Ernesto P. Uruchurtu (1958 y 1964), Alfonso Corona del Rosa (1970), Ramón Aguirre Velázquez (1988) y, por supuesto, Manuel Camacho Solís (1994).

Esto es, ser muy cercano al Presidente no implicaba ser el ganador, como destacadamente lo habrían de comprobar Martínez Manatou y Camacho Solís. Algo que quizá debería anotar Claudia Sheinbaum, la Regenta y actual puntera en la larga carrera sucesora que inició AMLO.

La economía toma vuelo

El que no tuvo empacho en nombrar a su amigo de juventud fue Luis Echeverría, que designó a José López Portillo, dejando en el camino a dos políticos mucho más sólidos: Mario Moya Palencia (Gobernación) y Porfirio Muñoz Ledo (Trabajo). Increíble pensar que Muñoz Ledo pudo ser candidato presidencial para la elección de 1976.

El pretexto de Echeverría fue decir que JLP sabía mucho de economía (una mentira como pocas). Fue la única vez que un titular de Hacienda fue candidato y ganó, porque José Antonio Meade también dejó Hacienda para ser candidato en 2018, pero perdió.

Lo curioso es que JLP desgajó a la Secretaría de Hacienda y le pasó las funciones del gasto público a la Secretaría de la Presidencia, que renombró como Programación y Presupuesto (SPP). En tres ocasiones los titulares de SPP lograron la candidatura, mostrando el inmenso poder que acumula el que firma los cheques: Miguel de la Madrid (1982), Carlos Salinas de Gortari (1988) y Ernesto Zedillo (1994), si bien este último había pasado a la SEP y de ahí a ser jefe de campaña de Luis Donaldo Colosio.

La lista de AMLO

La lista de seis aspirantes de AMLO, en cambio, carece de las clásicas Secretarías fuertes: no están ni Gobernación ni Hacienda. Los seis mencionados fueron Marcelo Ebrard (Relaciones Exteriores, aunque en realidad le hace a todo), Claudia Sheinbaum, Tatiana Clouthier (Economía), Rocío Nahle (Energía), Juan Ramón de la Fuente (embajador en Naciones Unidas) y Esteban Moctezuma Barragán (embajador en Washington). Una caballada, diría el guerrerense Rubén Figueroa, bastante flaca. Ya es peculiar que el Presidente haya tenido que tratar de engordarla con dos embajadores.

La ironía final del ejercicio obradorista fue también desatar a otros. Y ahí entra en la ecuación el senador Ricardo Monreal, ya apostando a que puede derrotar a quien el Presidente quiera dejar. Lo indudable es que el largo circo sucesorio será tan divertido como poco edificante dado que AMLO es un mal destapador.

Sergio Negrete Cárdenas Sergio Negrete Cárdenas Doctor en Economía por la Universidad de Essex, Reino Unido. Licenciado en Economía por el ITAM. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UNAM. Profesor-Investigador en el ITESO. Fue funcionario en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el Gobierno de México.

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