Incompetencia con enfoque de género
El apoyo político que el presidente Andrés Manuel López Obrador despliega por su candidato a la gobernatura de Guerrero, Felix Salgado Macedonio, se ha convertido en la muestra más visible de su desdén ante los agravios y exclusión que reiteradamente sufren las mujeres.
Salgado Macedonio, acusado de violación y abuso sexual, no es, sin embargo, el freno más severo a las aspiraciones de autonomía e igualdad de oportunidades que este gobierno ha puesto en juego contra las mujeres.
El problema más grave, sin duda, es la ineficacia gubernamental para atender el problema de la inseguridad. Así, mientras en 2020 se redujeron los homicidios dolosos en 0.4%, los feminicidios aumentaron en casi la misma proporción, de acuerdo a cifras de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Más grave es que, en los poco más de dos años que van de la presente administración, ha habido un aumento de más de 75% en las desapariciones de mujeres respecto al mismo periodo del ex presidente Peña Nieto.
La política social, que debiera ser propicia para promover la equidad de género, es también un campo minado. Si bien es cierta la afirmación presidencial de que la mayor parte de los beneficiarios de sus programas sociales son mujeres, no es menos cierto que este gobierno eliminó o recortó presupuestalmente once programas que las favorecían, entre ellos los que atendían a las víctimas de delitos y a las mujeres que buscaban empleo, ambos desaparecidos.
Parte del problema se entiende examinando el acto de presumirlos con ‘enfoque de género’. Ciertamente, hay algunos en los que hasta dos terceras partes de su padrón corresponde a mujeres, sin embargo esto palidece ante programas clave de administraciones anteriores, como PROGRESA-Oportunidades-PROSPERA, donde el 91% de las mujeres decidían, sin intevención de su pareja, cómo usar los recursos que recibían los hogares.
La dificultad mayor consiste en que la autonomía económica de las mujeres está más ligada a su participación equitativa en el mercado de trabajo que al control de dinero otorgado por un gobierno. Tener tiempo para trabajar y hacerlo sin estar sujetas a discriminación salarial es clave. En este sentido, poco ayuda haber menguado el programa de estancias infantiles, y lo que agregan programas de capacitación laboral como Jóvenes Construyendo el Futuro es notoriamente insuficiente.
Este último programa ilustra otra deficiencia en la comprensión de las dificultades que enfrentan las mujeres. Mientras se afirma que Jóvenes Construyendo el Futuro tiene una orientación de género porque 66% de sus beneficiarios son mujeres, se ignora que dentro de su población objetivo cerca de 76% son mujeres, por lo que en vez de tener un sesgo a favor de ellas en realidad presenta un déficit de atención a las mismas.
El planteamiento de una política social y laboral que no entiende ni atiende la baja participación laboral de las mujeres, cerca de la mitad de la de los hombres, ni la persistencia de salarios 14% inferiores a los de los hombres, es uno de los obstáculos que más afectan a la equidad de género.
La presente administración podrá tener como foco imaginario la atención de las mujeres, pero en los hechos no entiende sus desventajas ni sus demandas, por lo que su acción se traduce en una clara incompetencia con enfoque de género.