¡Se trata de la calificación!
Más allá de la sonrisa de doña Claudia Sheinbaum, a los inversionistas les importan los planes económicos de don Rogelio Eduardo Ramírez de la O.
Y es que, a estas alturas, el mandamás de Hacienda y su novel equipo ya deben estar arrepentidos de haberle prometido a la presidenta cifras tan alegres para 2025. Y ¿cómo no? Si de eso depende que las calificadoras de riesgo, en cascada, le pongan una “perspectiva negativa” a la deuda soberana del país, antes de que cante el gallo, y con todas las consecuencias que eso tiene en el amanecer del segundo piso de la 4ta Transformación.
La mera verdad, la “perspectiva negativa” ya se echó a andar; de allí la tensión que se huele a kilómetros de distancia de las oficinas hacendarias en Palacio Nacional. No es para menos. Le doy rápidamente el estado de dos de las tres grandes calificadoras de riesgos que pesan en los mercados globales.
La semana pasada, Moody’s ya nos informó que antes de las celebraciones navideñas revisarán la perspectiva de su calificación sobre México. Desde 2022 Moody’s tiene a México con calificación “Baa2 con perspectiva estable”; es decir, a dos escalones de perder el tan ansiado “grado de inversión”, como se le conoce a la calificación con bajo riesgo de impago. Pero allí mismo ya adelantaron que su valoración sobre la deuda mexicana es pesimista, por dos razones de corto plazo: Porque “será muy difícil” reducir el déficit fiscal -entre otras cosas, porque Pemex es una carga enorme-, y porque la caída en el crecimiento económico nos pegará con tubo.
La otra calificadora que ya trae el lápiz listo para anotar la perspectiva negativa es Fitch Ratings. Y ojo, porque la actual calificación de Fitch sobre México ya está en la antesala de perder el grado de inversión. Si bien en julio ellos ratificaron la calificación de México (BBB-), también advirtieron que podrían ponerla en perspectiva negativa ante un deterioro fiscal, crecimiento débil, y/o deterioro en la calidad de las instituciones. Pues las tres condiciones ya se están cumpliendo.
Así que, como ven, ambas calificadoras están en la antesala de degradar la perspectiva crediticia de la deuda mexicana a negativa, lo que pondría a México a un tris (de 6 a 12 meses más, después de esa acción) de perder el grado de inversión en el caso de Fitch.
Este asunto, mis estimados, es lo que trae desvelado al titular de Hacienda y a sus huestes, porque los ojos de las calificadoras escudriñarán si son creíbles o no sus planes para la urgente consolidación fiscal, que no es otra cosa más que reducir el déficit mediante recortes al gasto o aumentos al ingreso. Y eso se ve en chino en el corto plazo por las carretadas de dinero que piensan darle a Pemex, por los millonarios presupuestos para programas sociales y pensiones, y por los altos costos financieros de la deuda; amén de que los ingresos tributarios serán limitados con una economía en caída.
En fin, que llegó el momento de pagar los platos rotos después de la borrachera de López Obrador. Así que la perspectiva negativa de Moody’s es inminente, lo mismo con Fitch comenzando 2025. A partir de allí, correrá el reloj hacia la pérdida del grado de inversión.
Colofón
El limón sin semilla de Veracruz se vendió ayer en $6.75 el kilo en el mercado Malibrán del Pto de Veracruz, en $29 en la Central de Abasto de la CDMX, y en $62 en Walmart. ¡Algo anda mal!
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