Educación financiera: Evolución en 20 años

Si bien se ha popularizado la educación financiera, su impacto y eficacia en la población aún es limitado y persiste la brecha de género, a pesar de su importancia para el bienestar de las personas y la propia salud del sistema financiero.
5 Noviembre, 2024
Educación financiera.
Educación financiera.
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Este octubre se celebraron 20 años de Educación Financiera Citibanamex, el primer programa de su tipo en México. En el año 2004 se trataba de un proyecto pionero, no sólo en el país sino también en América Latina. A lo largo de las dos décadas que siguieron se ha popularizado este concepto; a la vez, los enfoques con los que se aborda han visto muchos cambios.

En la actualidad, varias instituciones financieras han incorporado programas de ese tipo. También hay organizaciones privadas que promueven la educación financiera. Además de que, al menos desde 2011, las autoridades financieras han presentado varias iniciativas para ampliar las capacidades financieras de la población.

La educación financiera es un tema que ha ganado un interés creciente en el mundo, en el entendido que contribuye a una mejor vida financiera de las personas, y por lo tanto a su bienestar. Se reconoce que aspectos como la salud y el estrés financieros tienen efectos transversales en la vida de las personas, los cuales no pueden minimizarse. También se espera que mayores niveles de educación financiera de la población contribuyan a que el propio sistema financiero funcione mejor.

Cabe señalar que en estudios recientes se ha hecho una distinción entre educación financiera, alfabetización financiera, y capacidades financieras. Aquí me refiero a educación financiera como un término genérico sobre el entendimiento de los servicios y los hábitos financieros de las personas.

En un estudio publicado en abril de 2024, Annamaria Lusardi, una de las principales expertas en esta materia, y Tim Kaiser, su coautor, analizan la investigación que se ha producido sobre este tema, lo cual también refleja un interés progresivo dentro de las políticas públicas y del sistema financiero. Los autores muestran que en los últimos años se ha producido una gran cantidad de investigación que documenta la importancia de la educación financiera. Para los últimos quince años ubicaron más de 7 mil publicaciones en revistas académicas. Solo en 2022, hubo más de 1,300 publicaciones, las cuales tuvieron más de veinte mil citas.

En la actualidad, se realizan investigaciones sobre educación financiera en múltiples países y en una variedad de disciplinas, como economía, sociología, educación y psicología, principalmente. Además, la educación financiera se ha convertido en un campo de estudio reconocido en la profesión académica de economía, ya que se le ha asignado su propio código de Journal of Economic Literature.

Kaiser y Lusardi explican que los estudios revelan bajos niveles de educación financiera en todos los países. La evidencia empírica de estos estudios muestra que la alfabetización financiera no puede darse por sentada, incluso en países con mercados financieros desarrollados o en las economías más prósperas (como los países del G7). En general, solo la mitad de la población o incluso menos, en la mayoría de los países, tiene conocimientos sobre conceptos básicos.

Otro aspecto que observan los autores es que en todo el mundo se reconoce una brecha de género en la educación financiera. La brecha de género en la educación financiera favorece a los hombres, es decir, las mujeres obtienen peores resultados que los hombres en las evaluaciones de educación financiera. La brecha de género se ha identificado en todos los continentes y en 135 países estudiados. 

Kaiser y Lusardi señalan que los estudios también exhiben una relación entre la edad y el nivel de la educación financiera. Muchos estudios empíricos documentan una relación en forma de U inversa entre la edad y el nivel de educación financiera: el nivel de educación financiera aumenta con la edad (a un ritmo decreciente) hasta cierto punto y luego disminuye. La disminución en las edades más avanzadas refleja los efectos de una menor inversión en educación financiera y la depreciación del conocimiento. Además, la brecha de género aumenta con la edad.

Paradójicamente, a pesar de su importancia, estudios internacionales han encontrado que muchas intervenciones de educación financiera han tenido poca eficacia o un nivel bajo de impacto. El enfoque y la forma de la educación financiera importan mucho para que pueda rendir frutos. 

En los últimos 20 años, los enfoques para la educación financiera han cambiado mucho. No obstante, los fundamentos de la educación financiera mantienen elementos constantes. Por ejemplo, la idea de proporcionar a los usuarios de servicios financieros una instrucción semi-escolarizada sobre conceptos financieros y económicos, fue mostrando ser poco eficaz y de muy baja utilidad para ayudarles a tomar mejores decisiones. En cambio, dos aspectos que han ido ganando importancia son: En primer lugar, el desarrollo de hábitos y la construcción de capacidades, no sólo a través de la instrucción pasiva, sino también con el uso mismo de los productos financieros. El segundo, la incorporación de herramientas conductuales para lograr mayor impacto a través de los hábitos, las conductas y las capacidades. 

Por su parte, las constantes que se mantienen en la educación financiera son entre otras, la formación de hábitos desde edades tempranas; tener como punto de partida el ahorro; a la concientización de que las decisiones financieras son relevantes para la vida de las personas; así como a la necesidad de que las mismas instituciones financieras promuevan esa educación no sólo en el usuario, sino también en los colaboradores que dan atención al público en las instituciones.

Esos fundamentos están presentes desde mucho antes de la narrativa actual de la educación financiera. Por ejemplo, a finales de los años sesenta y durante la década siguiente de los años setenta, hubo campañas importantes de ahorro escolar. El primer banco fue Banamex, cuando entre 1968 y 1969 celebró un convenio con la Secretaría de Educación Pública (SEP) y la Secretaría de Hacienda (SHCP) para fomentar el ahorro escolar en los planteles educativos dependientes de la SEP. Gracias a los documentos en el Archivo Histórico de ese banco, sabemos que esas campañas se consideraron exitosas para fomentar el ahorro infantil. 

En el evento de celebración de los 20 años de Educación Financiera de Citibanamex se discutieron algunos de estos temas. Las conferencias prestaron especial atención a la salud financiera de las familias y las personas, así como al manejo del estrés financiero. En el panel que participé tuve la oportunidad de expresar algunos de los puntos que aquí reseño, junto con las personas que han llevado ese programa, Loreto García Muriel, la primera titular a quien le tocó abrir brecha, Verónica Porte Petit y Juan Luis Ordaz, quién lleva el programa actualmente. Los tres han hecho un excelente trabajo en ese programa, y han logrado incorporar los aprendizajes.

Por parte de las autoridades, en años recientes, el Banco de México y la Condusef han conducido iniciativas gubernamentales en materia de educación financiera. Destaca en especial la Semana de Educación Financiera, la cual este año 2024 celebró su edición número 17.

La educación financiera es una habilidad necesaria en el mundo contemporáneo. No obstante, un problema que encuentro en la narrativa actual sobre la educación financiera es que contribuye a transmitirle al usuario toda la responsabilidad sobre el uso de los servicios financieros. Las instituciones financieras tienen una parte importante de la responsabilidad sobre la calidad de los productos financieros que ofrecen, así como la información que proveen y el acompañamiento que ofrecen al usuario. Del mismo modo, las autoridades tienen una responsabilidad ineludible en la procuración de las buenas prácticas en esas instituciones, así como en la protección al usuario.

También se ha cuestionado su efectividad. Asimismo, me parece que los programas de educación financiera se quedan cortos para preparar a las personas para enfrentar entornos inciertos, como los que se viven en la actualidad.

Bien ejecutada, la educación financiera contribuye al bienestar de las personas. Además, ayuda a las instituciones financieras a que desarrollen un sentido de alianza con los usuarios, mejorando la relación de confianza. Como señala en un estudio mi colega María José Roa (2022), hay una relación importante entre la confianza, la educación financiera y la inclusión financiera. A fin de cuentas, como muestra la historia, la confianza es el principal sustento del sistema financiero. 


Para saber más:

Kaiser, T. y A. Lusardi (2024) Financial Literacy and Financial Education: An Overview. National Bureau of Economic Research, Working Paper 32355, April.

Roa, M.J. y A. Villegas (2022) Financial exclusion and financial literacy: Evidence from Mexico. Latin American Economic Review, 31, 1-23.

Gustavo Del Angel Gustavo Del Angel Gustavo es académico del CIDE, especializado en la historia del sistema financiero, así como en su estructura y regulación contemporáneas; ha sido profesor visitante en la Université de Paris, National Fellow en el Hoover Institution, e investigador invitado del CEEY.