Las elecciones que vienen en México y Estados Unidos
Todas las perspectivas de los analistas para 2024 tratan de escudriñar el impacto que tendrán las elecciones que tendrán lugar tanto en México como en Estados Unidos.
En el primer caso, se estima que el crecimiento ronde el 2.4% explicado, entre otros, por la fuerte inercia con la que terminó la economía mexicana. Esta inercia implica que, si el PIB observara una tasa nula de crecimiento en cada trimestre de 2024, tendríamos una expansión de 0.9% anual. A esto hay que añadirle el impacto de la demanda externa, así como el impulso proveniente del gasto electoral, que se sentirá particularmente en la primera mitad del año. En Estados Unidos, hay que decirlo, la elección per se no cambia mucho la dinámica económica.
No obstante, no cabe duda de que estos dos eventos son fundamentales para la perspectiva de mediano y largo plazo, no sólo para los dos países sino, inclusive, para la situación geopolítica a nivel global. Me parece interesante, en este contexto, conocer cuál es el camino que siguen los dos países para elegir a sus gobernantes.
¿Qué día y qué se juega en cada elección?
En México, la Constitución dice que el día de la votación debe ser el primer domingo de junio, que este año será el 2 de junio.
En Estados Unidos, las elecciones tienen lugar el martes después del primer lunes de noviembre, en este caso, el 5 de noviembre. Esta fecha se eligió porque, en 1845 -cuando se crearon las leyes electorales-, la mayoría de la población era agraria y principios de noviembre representaba un período en el que la cosecha había terminado y el clima todavía era relativamente cálido. Específicamente se escogió el martes por que el domingo es el día de descanso y de culto; el miércoles es día de mercado para los agricultores y de esta manera se podía utilizar el lunes como día para desplazarse.
En México, la elección incluye al Presidente de la República, 128 Senadores y 500 Diputados Federales, así como elecciones locales en los 32 estados de la República, en donde se elegirán diversos cargos: gobernador, presidentes municipales y diputados de los congresos locales. Destacan las gubernaturas de Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, así como la jefatura de Gobierno de Ciudad de México y sus 16 alcaldías.
En Estados Unidos, se incluye la presidencia, toda la Cámara de Representantes (435 congresistas) y 33 asientos en el senado. A nivel estatal se eligen gobernadores en 11 estados, 10 fiscales generales y siete secretarios de estado, así como otras contiendas a nivel local.
En México, pueden votar aquellos ciudadanos de 18 años o más al momento de la elección, que tengan credencial para votar y estén inscritos en la Lista Nominal de Electores. En Estados Unidos, también votarán los ciudadanos de 18 años o más que cumplan con los requisitos de sus respectivos estados de residencia y que se hayan registrado para votar antes de la fecha indicada (depende de cada estado).
En México es el Instituto Nacional Electoral quien organiza la elección y el Tribunal Electoral del Poder Judicial quien resuelve posibles conflictos durante el proceso. En Estados Unidos existe una Comisión Federal Electoral para hacer cumplir las leyes sobre el financiamiento de campañas, pero el resto del proceso es responsabilidad de cada uno de los estados.
¿Cómo se vota?
En México, el Presidente de la República se elige mediante un sistema de mayoría relativa, mientras que, en Estados Unidos, la elección está basada en el sistema de colegios electorales.
De tal forma que, para ser Presidente de los Estados Unidos, se necesita obtener la mayoría de los 538 electores de los respectivos colegios electorales. Esto implica que el día de la elección, la población en realidad está votando para instruir al representante de su colegio electoral (elector) a que vote por el candidato del partido que desea. En dicho sistema cada estado recibe un número de votos electorales igual al número de representantes en el Congreso, que se determinan en base al número de población de cada estado. Esto implica que solo se necesitan 270 votos electorales para ganar la presidencia. En este contexto, cabe destacar que 11 estados concentran la mayoría de estos votos (California, Texas, Florida, Nueva York, Illinois, Pennsylvania, Ohio, Carolina del Norte, Georgia, Michigan y Nueva Jersey).
¿En qué etapa estamos?
En México, el período de selección de candidatos terminó y las campañas comenzarán oficialmente el 1 de marzo y se extenderán hasta el 29 de mayo. Hay tres candidatos: Claudia Sheinbaum, de la coalición formada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM); Xóchitl Gálvez, de la coalición formada por el Partido Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD); y Jorge Álvarez Máynez, de Movimiento Ciudadano (MC).
En Estados Unidos aún se encuentran en el proceso de selección de sus candidatos, lo que se conoce como elecciones primarias. Cada estado participa en la selección del candidato de los dos principales partidos: el demócrata y el republicano (conocido como GOP, cuyas siglas significan Grand Old Party).
En este caso, también se trata de elecciones indirectas, ya que lo que se determina en cada caso es el número de delegados que tendrán el compromiso de votar por cierto candidato en la convención nacional de cada partido. Entre los procesos primarios más importantes destaca el caucus de Iowa y la elección primaria de New Hampshire, ya que son los dos primeros procesos y normalmente sirven como una señal temprana de qué candidatos podrían obtener la nominación del partido y cuáles podrían dejar la carrera. Adicionalmente, el siguiente evento relevante es el llamado Super Tuesday (5 de marzo) en el que tendrán lugar 13 procesos primarios.
Realmente las elecciones primarias interesantes son las del partido republicano, ya que en el partido demócrata el candidato será el presidente actual, Joseph Biden. En el GOP parece que el candidato que estará en la boleta es Donald J. Trump, con 73.6% de las preferencias, seguido, en un muy lejano segundo lugar, de la ex embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, con 17.2% de las preferencias, según la encuesta de encuestas de Five Thirty Eight.
Riesgos de la elección
En ambos países, los analistas consideramos que existe el riesgo de que se genere algún tipo de conflicto poselectoral derivado de la posibilidad de que, en el caso de que la elección sea muy cerrada, cualquiera de las dos partes no reconozca el resultado. En Estados Unidos hay que añadir que, a pesar de estar acusado de varios crímenes, el candidato republicano, Donald J. Trump, puede todavía contender. Lo que no contempla la Constitución es qué pasa si el candidato es condenado y enviado a prisión y resulta elegido.
Estos riesgos, por lo pronto, se consideran ‘riesgos de cola’, es decir, con una muy baja probabilidad de ocurrencia. No obstante, un proceso electoral nunca está exento de volatilidad, sobre todo por la incertidumbre que se generan sobre las políticas futuras, especialmente si implican ajustes importantes en las políticas económicas, lo que hace que los inversionistas puedan reaccionar ajustando sus carteras y provocando movimientos en los mercados.
Además, las elecciones pueden ir acompañadas de eventos inesperados y cambios de última hora, siendo también una fuente de volatilidad. En estos casos, resultaría recomendable ser cautelosos con las decisiones de inversión y estar atentos a los acontecimientos para detectar posibles oportunidades.