Elecciones en EU y Paquete económico: Escenario 2025
A estas alturas del año, normalmente ya tenemos una visión bastante clara de hacia dónde se dirige la economía para el próximo ciclo. Sin embargo, este año es diferente. Los analistas enfrentan un desafío adicional al intentar proyectar el 2025, en gran parte porque dos piezas clave del rompecabezas siguen sin encajar: el resultado de las elecciones en EE.UU. y el Paquete Económico 2025 en México.
Primero está el tema electoral en EE.UU., cuyo desenlace esperamos conocer el 5 de noviembre o al menos eso esperamos. Cada vez son más los electores que deciden mandar su voto por correo, lo que implica que toma más tiempo en ser contados, ya que se tienen que abrir y verificar, proceso que se hace automáticamente cuando es de manera presencial. Esto se vuelve crucial dado que esta elección se presenta como una de las más reñidas y decisivas en la historia reciente. Los últimos datos del modelo de simulación que elabora FiveThirtyEight, arroja que Trump ganaría el 53% de las veces vs. 47% de Kamala Harris. Esto no significa que Trump ganará, sino que la contienda es tan apretada que cualquier desenlace es posible.
Si la elección se decide por un margen claro, la aceptación del resultado podría ser más sencilla. Pero en caso de un final cerrado, el ambiente podría tornarse tenso, especialmente si Trump decide impugnar el resultado, como ya vimos en 2021 con el asalto al Capitolio. Un escenario así no solo pondría a prueba las instituciones de EE.UU., sino que también generaría volatilidad en los mercados. Esto probablemente se traduciría en un fortalecimiento del dólar frente al resto de monedas. Sí, a pesar de que la fuente de incertidumbre es el mismo Estados Unidos, el dólar es una moneda de reserva en la que se refugian los inversionistas en etapas de alta aversión al riesgo.
Pero además este es un factor determinante para el escenario en México a partir de 2025. Una victoria de Kamala Harris implica un poco el mantenimiento del statu quo en términos de la relación bilateral, con algo más de diálogo y cooperación en materia de migración, energía y seguridad. Además, los temas comerciales estarían enfocados en asuntos laborales y ambientales, en línea con el catálogo de temas de interés para la administración actual en México.
No obstante, una victoria de Trump implica otro escenario de mayor presión utilizando el tema migratorio y el comercial (aranceles y/o renegociación del TMEC) como herramienta de presión. En la agenda del presidente Trump los temas ambientales no tienen un lugar demasiado prioritario, lo que podría afectar la relación con la administración en México. Además, durante la campaña, se ha hablado inclusive de incursiones militares limitadas que obligarían a México a reaccionar hacia Estado Unidos.
Un poco más avanzado el mes de noviembre, concretamente el día 15, conoceremos el primer Paquete Económico de la administración de Claudia Sheinbaum. Recordemos que esta es una situación extraordinaria al ser una nueva administración. Normalmente, en cualquier otro año, la presentación del presupuesto se hace antes del 8 de septiembre y, de acuerdo con la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, tiene que quedar totalmente aprobado para el 15 de noviembre. El Paquete Económico consta de tres partes: (1) la Ley de Ingresos de la Federación; (2) los Criterios Generales de Política Económica; y (3) el presupuesto de egresos. Aquí hay varios temas que podrían hacer cambiar las perspectivas para el año que entra.
Como hemos señalado en otras ocasiones, es fundamental que el nuevo presupuesto sea consistente, responsable y factible. Consistente, porque debe reflejar una congruencia clara entre el planteamiento y su ejecución. Responsable, para alinearse con la disciplina fiscal que ha sostenido a la economía mexicana en los últimos años. Factible, mostrando que es realista y viable en su implementación. Para lograrlo, es necesario reducir el déficit fiscal del 5.9% actual y ajustar las proyecciones a supuestos más realistas sobre las principales variables macroeconómicas. Por ejemplo, el presupuesto actual proyectaba un crecimiento del 3% para este año, cuando el consenso se sitúa en 1.5%; y para el próximo año, una expansión del 2.5%, frente al 1.2% que sugieren las previsiones actuales.
Además, es crucial abordar la reestructuración de Pemex, cuya situación financiera sigue siendo precaria pese a los estímulos recibidos. En los últimos seis años, la empresa ha recibido apoyos significativos —aportaciones patrimoniales, estímulos fiscales, reducción del DUC (Derecho de Utilidad Compartida) y otros apoyos— equivalentes a alrededor del 1.3% del PIB anual. Esta carga sobre las finanzas públicas podría debilitar aún más la posición fiscal del país y amenazar su calificación crediticia, poniendo en riesgo el panorama económico general.
Los próximos 10 días serán determinantes para poder terminar de delinear el escenario para México en 2025 y hacia delante. Ambos elementos representan puntos de inflexión que pueden cambiar radicalmente las expectativas actuales. La incertidumbre que rodea el desenlace electoral en EE.UU., con una contienda tan ajustada, y las posibles modificaciones en las políticas fiscales mexicanas, añaden una capa de complejidad a la toma de decisiones. Esta falta de claridad podría generar turbulencias en los mercados financieros, impulsadas por la volatilidad y una mayor aversión al riesgo de los inversionistas. La cautela sigue siendo la recomendación principal en estos casos.