Pegasus no es el único: el mercado de software espía es lucrativo y se encuentra en expansión
Pegasus no es la única herramienta de ciber-vigilancia que el mercado ofrece a los gobiernos del mundo.
Aunque poco visible, la industria del software de espionaje no es para nada pequeña y menos en un panorama político en el que más de un par de gobiernos están interesados en tener acceso a información privada de periodistas, activistas, opositores políticos y otros disidentes.
“Los malos usos del spyware y otras tecnologías se han vuelto un fenómeno regular y hasta predecible. Los ataques digitales contra la sociedad civil van al alza, violando leyes internacionales y en algunos casos locales”, señala Citizen Lab, un grupo de la Universidad de Toronto especializado en temas de ciberseguridad y derechos digitales.
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Aunque no hay cifras precisas sobre el tamaño del mercado de programas de espionaje para gobiernos, Citizen Lab describe a este como “una industria de varios miles de millones de dólares”.
No extraña, entonces, la existencia de otros programas además de Pegasus –elaborado por la firma israelí NSO Group- que se promocionan como herramientas para combatir actividades ilegales pero que son utilizados en última instancia por gobiernos para vigilar a la ciudadanía.
FinFisher
FinFisher es un software de espionaje creado en 2008 por la empresa alemana Gamma Group. El portal oficial del producto lo describe como un software para “prevenir e investigar el crimen y el terrorismo”.
Sin embargo, el programa ha sido utilizado en más de una ocasión por gobiernos como dispositivo de vigilancia, generando abusos a los derechos de sus ciudadanos, particularmente opositores, según Citizen Lab.
FinFisher asegura que su software espía tiene como fin combatir actividades criminales (Fuente: FinFisher)
De acuerdo con una nota publicada en julio de 2013 por el diario Reforma, la Procuraduría General de la República adquirió el programa en 2012 por 109 millones de pesos. Meses después, el activista de derechos humanos Jesús Robles Maloof denunció ante el Ministerio Público actos de espionaje a través de su teléfono celular, informó la prensa local.
En un reporte de octubre de 2015, Citizen Lab reveló que el gobierno de Baréin –ubicado en el Golfo Pérsico- había utilizado FinFisher entre 2010 y 2012 para espiar a líderes de oposición, además de abogados, activistas y periodistas disidentes.
Según el mismo reporte, el gobierno de Etiopía utilizó el software para vigilar a varios exiliados políticos que se encontraban viviendo en Inglaterra y Estados Unidos.
RCS
Otros de los programas de espionaje identificados por Citizen Lab es el Sistema de Control Remoto (RCS por sus siglas en inglés) de la empresa italiana HackingTeam.
El RCS funciona como un virus informático que se instala remotamente en computadoras y teléfonos celulares. Una vez instalado, es capaz de dar acceso a mensajes de texto, correos electrónicos, datos de localización geográfica, llamadas telefónicas y otros datos generados por la actividad del usuario en su dispositivo.
Como Gamma Group al hablar de FinFisher, Hacking Team asegura en su portal web que venden herramientas como el RCS únicamente a gobiernos o entidades gubernamentales con la intención de que sean utilizadas para monitorear y detener actos criminales.
NEW Citizen Lab REPORT: "Hacking Team Reloaded: US based Ethiopian Journalists Again Targeted With Spyware" https://t.co/o5SYfyXerv
— Citizen Lab (@citizenlab) 9 de marzo de 2015
Sin embargo, algunos gobiernos han utilizado el software para vigilar a grupos no-criminales. La administración del entonces gobernador poblano Rafael Moreno Valle, por ejemplo, echó mano del RCS para espiar a sus contrincantes políticos durante las elecciones locales de 2013, reportaron Animal Político y el portal Lado B en julio de 2015.
Otros de los clientes de Hacking Team incluyen regímenes represivos en Honduras, Etiopía, Arabia Saudita y Moroco, de acuerdo con un informe del New York Times, publicado en enero de 2017.
Una industria grande pero difícil de ver
A pesar de que el mercado del software de espionaje es conocido, es difícil calcular las dimensiones de la industria debido a que los principales actores tienen un fuerte interés en mantener los detalles de sus transacciones lejos del escrutinio del ojo público, señala Citizen Lab.
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Sin embargo, añade que “varios años de investigación, reporteo y revelaciones han dejado claro que hay una lista cada vez más larga de países que han adquirido o están dispuestos a adquirir estas herramientas”.
El grupo canadiense concluye que el mejor curso de acción para mantener al margen los abusos tanto de las empresas de software como de los gobiernos, es apostar por marcos regulatorios más severos a escala internacional, además de fomentar la auto-regulación de la misma industria.
MÁS INFORMACIÓN: ¿Quién vigila al Pequeño Hermano?, Citizen Lab, 2 de marzo de 2017